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Campaña presidencial brasileña termina en fuego cruzado de acusaciones de corrupción


2014-10-25

Por Anthony Boadle

BRASILIA (Reuters) - Los candidatos presidenciales de Brasil se lanzaron el viernes por la noche mutuas acusaciones de corrupción, en un último intento por convencer a los votantes indecisos antes de la segunda vuelta del domingo, que se pronostica como la carrera electoral más cerrada en décadas.

En el último debate televisivo de una dura campaña, la presidenta izquierdista Dilma Rousseff y el candidato opositor pro mercados Aécio Neves discutieron sobre quién era el indicado para restaurar el crecimiento de la estancada economía, luchar contra la inflación, reducir los alquileres y lidiar con los basureros abiertos en las ciudades brasileñas.

Pero fue un profundo escándalo de sobornos en la mayor empresa del país, la estatal Petroleo Brasileiro SA (Petrobras), lo que generó los intercambios más feroces.

"Hay una manera fácil de poner fin a la corrupción: sacar al Partido de los Trabajadores del Gobierno", dijo Neves en respuesta a una pregunta de un votante sobre cómo mejorar las indulgentes leyes anticorrupción de Brasil.

Las encuestas muestran que un escándalo de corrupción que involucra al gobernante Partido de los Trabajadores no ha tenido un impacto significativo en la carrera, en la cual Rousseff ganó un claro liderazgo esta semana.

En su última oportunidad de ganarse a los votantes, Neves se defendió con fuerza en el debate y le preguntó directamente a Rousseff si sabía de un fraude que se sospecha habría recibido sobornos de contratistas de Petrobras y canalizado los fondos para el partido de Rousseff y sus aliados.

Las acusaciones fueron hechas por el ex ejecutivo de Petrobras Paulo Roberto Costa y por un operador del mercado negro de divisas llamado Alberto Youssef, que fueron arrestados en marzo en una investigación por lavado de dinero.

El semanario Veja reportó el viernes que Youssef había dicho a la policía y fiscales que Rousseff y su predecesor, el fundador del Partido Obrero Luiz Inácio Lula da Silva, sabían del esquema de corrupción. El operador encarcelado no proporcionó más evidencias.

Rousseff desestimó la acusación como infundada y calificó a la revista Veja como un portavoz de la oposición que ha sido una antagonista sistemática con el Gobierno.

Neves, el candidato pro mercados que ha encendido el entusiasmo del mundo de los negocios al prometer políticas amistosas para sacar a Brasil de su recesión, atacó a Rousseff por su pobre manejo de la mayor economía de Latinoamérica y por perder el control de la inflación.

Un tibio rebote económico y una agresiva campaña impulsaron las posibilidades de Rousseff en las últimas semanas. Sondeos entre votantes hechos por las encuestadoras más importantes muestran que la presidenta liderará con un rango de 6 a 8 puntos porcentuales.

Rousseff ha ganado terreno al recordarles a los votantes el incremento en los salarios y los crecientes programas sociales que muchos han disfrutado durante los últimos 12 años de gobiernos de su partido, beneficios que dijo estarían en riesgo porque Neves gobernaría para la elite.

Neves insistió en el debate de la noche del viernes en que preservaría los programas sociales que han sacado a millones de la pobreza y reducido la desigualdad.

Analistas dicen que las acusaciones de corrupción no han logrado poner a los votantes en contra de Rousseff porque el desempleo se mantiene en mínimos a pesar de la desaceleración y porque muchos brasileños tienen un acceso a bienes de consumo, educación y vivienda que no habían tenido antes.

Rousseff culpó al Partido de la Social Democracia Brasileña de Neves por la crisis que sufre la ciudad más grande de Brasil, Sao Paulo, que está cerca de quedarse sin agua. La presidenta dijo que el agua era responsabilidad del gobierno estatal manejado por el partido de Neves.

"Una falta de planeación así en el estado más rico del país es vergonzosa", dijo.



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