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Árbol que crece torcido...
Por: Juan Alejandro Palacio Se educa al que está creciendo, así como se cuida el árbol que se ha sembrado. Una buena educación necesita ser integral y en positivo. En muchas ocasiones hemos leído o escuchado una máxima que, si no se lee por completo, se presta a interpretaciones variadísimas. Quienes más la repiten son los pertrechados de sabiduría y experiencia o los que buscan la educación de los que están en camino de ser como ellos. "Árbol que crece torcido jamás su tronco endereza". Y es innegable que en nuestra vida vemos muchos árboles maduros que han crecido defectuosos, o jóvenes árboles en cuyo desarrollo corren peligro de terminar como los primeros. Todos estos casos por una razón fundamental, la falta de un rodrigón que les ayude a crecer rectos y armónicos: la falta de una buena educación.
Se educa al que está creciendo, así como se cuida el árbol que se ha sembrado; por eso creo, sin pretender abarcar todo un conjunto de normas y consejos de grandes expertos, que una buena educación necesita ser integral y en positivo. Integral quiere decir que, el material que vamos a forjar -el hombre-, no es sólo cuerpo ni instinto, también es alma; no sólo es alimentación, turismo, economía, ecología, leyes, física, química, mecánica� sino que también es conciencia, voluntad, libertad, religión, inteligencia, amor; de tal manera que su obrar esté guiado por principios. Un hombre formado integralmente es una persona que sabe tomar decisiones libres y responsables. Para lograr esta formación integral se requiere corregir defectos, encauzar sentimientos, ennoblecer pasiones� podar las ramas que no le sirvan al árbol para que crezca más fuerte; a veces, será necesario atarles a una estaca para que crezcan rectos y no se doblen ante el primer viento. Esto se forma a base de esfuerzo y exigencia por parte del formando y por parte del formador. En base a este esfuerzo, podemos entender por qué hombres que en su niñez no tuvieron los medios suficientes para su formación, hayan salido adelante en la vida y hayan logrado sus metas. También en la vida se presentan hombres que han tenido todos los medios para formarse y los han sabido aprovechar siendo constantes en sus propósitos y renunciando a otros caminos� el hombre siempre tiene buena madera. En segundo lugar, si se busca una educación en positivo, se requiere poner metas elevadas, grandes ideales y mucha confianza ¿Por qué nos da miedo exigir? Porque no confiamos en el educando. Sabemos que un joven es una persona con grandes ideales y con mucha madera por cortar, y cuando se le presenta un ideal atrayente, hace hasta lo imposible por lograrlo. Por ejemplo, nos llaman la atención los grandes deportistas: nadadores que a los 18 años son capaces de alcanzar 7 medallas olímpicas; tenistas que los 16 años vencen el Winbledom o el Master Series de tenis porque además de habilidad, demuestran educación y esmero: educación de la voluntad, del carácter, de los gustos. Una educación en positivo requiere una gran armonía, una escala de valores para poner todo en su lugar: a Dios, a la familia, a los amigos, a la patria�En fin, la educación requiere todo el juego armónico de cualidades, pasiones, sentimientos y emociones de la persona, especialmente del joven. Siempre hay oportunidades para educar y para educarse, no podemos esperar que la tierra fértil se seque. Ojalá que los árboles que plantemos hoy nos sirvan de sombra para mañana. JMRS |
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