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Las fuerzas de López Obrador se imponen al PRD en el Distrito Federal


2015-12-10

Jan Martínez Ahrens, El País

La izquierda mexicana libra su gran batalla en el Distrito Federal. La megalópolis, el principal bastión de las fuerzas progresistas, ha sido desde 1998 un feudo del PRD. Pero esta hegemonía parece tocar a su fin. Las elecciones de junio dieron el control de la Asamblea a su archirrival, Morena, el partido del dos veces candidato a la presidencia Andrés Manuel López Obrador. Aquel resultado encendió las alarmas en el PRD. Pero los intentos para frenar la sangría no han dado resultado: las últimas encuestas muestran que la formación del radical López Obrador, en constante crecimiento, ha consolidado su ventaja en el DF sobre un declinante PRD.

Todas las miradas convergen en 2018. Ese año se elige no sólo al presidente de la República, sino también al jefe del Gobierno del DF. Desde que se tiene memoria electoral, el puesto ha quedado en manos del PRD. Ni el PRI ni el derechista PAN han logrado nunca superar el muro capitalino. Territorio cosmopolita, la gigantesca urbe es el gran campo de pruebas de la izquierda. Ahí se aprobaron el aborto y el matrimonio homosexual; ahí también se forjaron futuros aspirantes presidenciales como Cuauhtémoc Cárdenas y el mismo López Obrador.

Aupado por esta tradición y precedido por la fama de fiscal indomable, el actual jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, llegó al poder en 2012 con el 63% del voto. Fue el mejor resultado en la historia de la capital. Desde entonces la erosión ha sido constante. Sus rencillas con su predecesor, Marcelo Ebrard, sometido a una intensa persecución política; el fiasco en grandes infraestructuras, como la Línea 12, y sobre todo, sus excelentes relaciones con el PRI de Enrique Peña Nieto, un sacrilegio para la izquierda, le han dejado a la deriva. Las encuestas para la presidencia le sitúan en los puestos inferiores, a enorme distancia de López Obrador. Y los datos sobre preferencia de voto en el Distrito Federal echan aún más leña al fuego y colocan a Morena (15,9%) por delante del PRD (13,9%), y con tendencia a distanciarse cada vez más, según un sondeo publicado por El Universal.

"En el DF se repite lo que ocurre a nivel nacional, donde la debilidad del PRD ya es estructural y el terreno, debido a la crisis de confianza, está abonado para propuestas radicales como las de Morena. Este hecho y la emergencia de un líder carismático como López Obrador juegan contra el PRD", señala el experto demoscópico Francisco Abundis.

Para amortiguar la caída y redefinir su orientación, el PRD ha tenido que recurrir a un intelectual de prestigio, el socialdemócrata Agustín Basave. Elegido presidente del partido hace apenas un mes, su tarea es titánica. Tiene que imponer el orden en un partido caracterizado por la antropofagia y, al mismo tiempo, combatir la creciente amenaza del incombustible López Obrador. La lucha será palmo a palmo. Y no habrá territorio donde haya paz. Pero los expertos apuntan al Distrito Federal como la gran arena de combate. La derrota en la megalópolis supondría no sólo la pérdida de su principal escaparate de gestión, sino el fin de cualquier aspiración presidencial.

Los pasos dados por Mancera para reactivar al electorado siguen sin surtir efecto. En julio, al tiempo que anunciaba su deseo de competir por la presidencia, abrió una crisis de Gobierno. El principal cambio fue el ascenso de Patricia Mercado, una política reconocida por su trabajo social, a la explosiva Secretaría de Gobernación. Pero hasta la fecha la corriente ha sido adversa. Una ola de asesinatos y robos en el DF han ensombrecido los pasos del nuevo gabinete y, como remate, el fracaso en la consulta del Corredor de Chapultepec, un polémico proyecto impulsado por la iniciativa privada y avalado por Mancera, hace sido interpretado como un clamoroso error de estrategia. "El PRD tiene una militancia fuerte y mucho que defender aún, pero si no toma la iniciativa, perderá terreno", concluye Abundis.



LAL


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