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El ascenso de las mujeres relativiza el hito de Hillary Clinton en Estados Unidos


2016-07-27

Por Colleen McCain Nelson y Janet Adamy, The Wall Street Journal

La ironía —y el problema para Clinton— es que ese avance se ha vuelto tan común que algunas votantes parecen indiferentes a otra barrera superada. Más mujeres que hombres se gradúan de la universidad. Ellas son el principal sostén de la familia en cuatro de cada 10 hogares de Estados Unidos. También dirigen empresas como General Motors Co., IBMCorp. y PepsiCo Inc.

Clinton, quien fue formalmente elegida el martes como la candidata demócrata, ha tenido problemas para conseguir el respaldo de mujeres blancas de mediana edad. Asimismo, algunas más jóvenes sienten poca urgencia por derrumbar barreras con las que no se han topado.

Pese a que 52% de las mujeres de ambos partidos registradas para votar apoyan a Clinton, la proporción cae a 36% entre las mujeres blancas de entre 50 y 64 años y a 34% entre las blancas de entre 35 y 49, según una encuesta realizada este mes por The Wall Street Journal/NBC News.

El candidato republicano, Donald Trump, tiene el apoyo de 37% de todas las mujeres, 54% de las blancas de entre 50 y 64 años, y 51% de las blancas de entre 35 y 49%.

“Lo que me molesta es que no haya mucho entusiasmo acerca de que Hillary es la primera mujer”, dice Billie Jean King, ex campeona de tenis de 72 años y partidaria de Clinton. Esto se nota aún más si se compara con el entusiasmo que tenían los estadounidenses durante la campaña para elegir a Barack Obama como el primer presidente de raza negra.

Las preocupaciones sobre Clinton incluyen la revelación de que usó su cuenta de e-mail personal para asuntos del gobierno cuando era secretaria de Estado. Clinton ha reconocido que cometió un error, pero que no violó las leyes en ningún momento.

También quedan dudas y resentimiento sobre el período de los Clinton en la Casa Blanca durante los años 90, cuando su esposo, Bill Clinton, fue sometido a un proceso de destitución por mentir en la investigación sobre su relación con una pasante.

Los conservadores no concuerdan con Clinton en temas como los derechos al aborto, mientras que los progresistas afirman que ha sido demasiado cercana a Wall Street.

“Creo que nos hemos alejado de la naturaleza histórica de esta campaña porque Hillary Clinton se ha vuelto una candidata excepcionalmente polarizante”, dice el encuestador demócrata Peter Hart.

Clinton registra los mayores niveles de respaldo entre las mujeres registradas para votar, incluidas republicanas, en el grupo de mayores de 65, con 56%, y en el de entre 18 y 34 años, con 66%. Las mujeres de la Generación del Milenio están entre las votantes más progresistas.

“La generación más joven espera que haya una presidenta mujer, espera que ocurra cualquier cosa que quieran”, dice Sherry Lansing, de 71 años, quien fue la primera presidenta de un estudio cinematográfico en 1980, cuando tomó las riendas de Twentieth Century Fox. Lansing respalda a Clinton.

A mediados de 2015 había 24 presidentas ejecutivas en las 500 empresas más grandes en la lista recopilada por la revista Fortune, la misma cantidad que un año antes, lo que plantea interrogantes sobre si el progreso se ha estancado.

Lansing cuenta que en su infancia en Chicago en los años 50, a las mujeres les decían que tenían dos opciones de carrera: maestra o enfermera. Además, esas profesiones eran consideradas temporales hasta que se casaran y tuvieran hijos. Lansing dice que no vio un sendero diferente hasta que la activista Gloria Steinem lideró el movimiento por un trato igualitario en los años 60.

El año en que Hillary Rodham nació en Chicago, había ocho mujeres en el Congreso y ningún estado del país tenía una gobernadora. El gabinete del presidente estaba compuesto exclusivamente por varones.

La demócrata Patricia Schroeder fue electa a la Cámara de Representantes en 1972, lo que aumentó la cantidad de mujeres en el Congreso a 16, de un total de 535 escaños. Cuando lanzó su primera campaña, un diario local publicó el titular: “Ama de casa se proclama al Congreso”.

“No hay nada malo con ser una ama de casa”, dijo Schroeder en una entrevista reciente. “Pero yo era abogada”.

La ex senadora republicana Elizabeth Dole ingresó a la Escuela de Derecho de Harvard en 1962 y fue una de las 24 mujeres en una clase de 550. Dole, quien luego se desempeñó como secretaria de gabinete en dos gobiernos, cuenta que un compañero de clase le preguntó: ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No te das cuenta de que estás ocupando el lugar de un hombre que daría su brazo derecho para estar en esta escuela de derecho, un hombre que usaría su educación en derecho?”.

En 1973, el campeón de tenis retirado Bobby Riggs afirmó que la competencia de los hombres era superior a la de las mujeres y desafió a King a un partido llamado la “Batalla de los sexos”. Ella lo derrotó de forma rotunda.

King dice que cuando la carrera presidencial de 2016 pasó a ser dominada por Clinton y Trump, le recordó ese partido de tenis. “Bobby hablaba, hablaba, hablaba, hablaba, hablaba”, cuenta. “Él no podía acaparar suficiente atención. ¿Le recuerda a alguien?”.

Una vocera de Trump, Hope Hicks, dijo: “La diferencia es que Bobby Riggs se amilanó, y Trump nunca se amilana”.

Las dudas sobre Clinton han teñido este momento histórico. Las encuestas de WSJ/NBC durante los últimos 10 años indicaron que los estadounidenses eran más entusiastas acerca de elegir a una presidenta. No obstante, cuando se les preguntó si apoyaban a Clinton en ese cargo, su entusiasmo es menor que el de hace una década.

“Nunca se me ocurrió que una mujer no podía ser presidente”, dice Susan Willes, una enfermera de 53 años de Timonium, Maryland, que se identifica como demócrata pero aún no ha decidido por quién votar. “No siento que tenga que votar por una mujer sólo porque sea una mujer”.

Nancy Pelosi, quien en 2007 se convirtió en la primera presidenta de la Cámara de Representantes de EU, espera que Clinton gane, no sólo porque “es hora” de elegir a una presidenta, sino porque es la mejor opción.

Elegir a una mujer a la Casa Blanca “podría marcar una diferencia en términos de niñas jóvenes, para que vean que esto sucede, y pueden imaginarse haciéndolo ellas mismas”, dice la historiadora Doris Kearns Goodwin.

Clinton ha acogido este aspecto histórico de su candidatura después de evitarlo durante su campaña de 2008. En ese entonces, ella y sus asesores se centraron en mostrar que estaba preparada para ser presidenta, haciendo solamente menciones esporádicas de la naturaleza histórica de su candidatura.

El mes pasado, Clinton celebró la obtención de los últimos delegados que necesitaba para obtener la nominación en un evento en Brooklyn diciendo que lo importante en su campaña es “asegurar que no haya techos, ni límites, sobre cualquiera de nosotros”.



JMRS


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