Formato de impresión

Productores de cigarros crean cientos de marcas para sortear nuevas normas en EU

2016-08-15

TRIPP MICKLE, The Wall Street Journal

Hacer un cigarro de alta calidad lleva tiempo. Desde que se siembra el tabaco hasta que se le fuma pueden pasar al menos cuatro años, en un proceso en el que intervienen alrededor de 400 personas.

Hay que seleccionar las semillas, cultivar las plantas, curar el tabaco y enrollar las hojas a mano con un ojo puesto en el resultado final: la producción de un humo de una hora de duración, rico en sabores de pimienta, cedro o chocolate amargo.

Al menos, así solía ser.

Los productores de cigarros premium han estado inundando el mercado con nuevas marcas en anticipación a las reglas más estrictas que entraron en vigor la semana pasada. Algunas de esas marcas están un poco “verdes”, con etiquetas irregulares —un ejecutivo puso a sus hijas a cortarlas— y extraños sistemas de distribución. Todo con el objetivo de entrar al mercado en el último minuto.

Las nuevas normas de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) requiren que cada nueva variación de un cigarro hecho a mano sea aprobado por el gobierno antes de poder ser vendido al público en ese país. El organismo estima que la medida tendrá un costo de entre US$1,400 y US$3,600 para la mayoría de los cigarros.

“Tuvimos que ponernos nuestras zapatillas de carrera para poner en marcha todo lo que pudiésemos”, cuenta Jim Young, presidente en América del Norte del fabricante mundial de puros premium Davidoff.

Según lo que pudo verse en la Convención Anual de la Asociación Internacional de Minoristas de Cigarros Premium y Pipas —el evento más importante del año de la industria, que tuvo lugar en Las Vegas el mes pasado— el mercado está inundado con unos 1,500 nuevos tipos de cigarros nuevos. Esto es casi el doble de los 800 lanzados hace un año, de acuerdo con Halfwheel, una publicación especializada.

Al igual que el vino, el sabor de un cigarro suele mejorar con el tiempo. Por esta razón, los cigarros son mantenidos a menudo en salas con temperatura controlada durante un mes o más, para permitir que los sabores se mezclen. Las nuevas marcas lanzadas últimamente no han tenido ese lujo.

Rocky Patel tiene una tabacalera con sede en Bonita Springs, Florida, conocida por producir cigarros elegantes. Patel dice que las nuevas reglas volvieron su vida “una pesadilla”. Trabajó jornadas de 18 horas desarrollando alrededor de 45 nuevas marcas y añadió turnos hasta la 1 de la madrugada en sus operaciones en Honduras y Nicaragua para poder empaquetar los nuevos cigarros.

Estas limitaciones de tiempo llevaron a que algunos de los cigarros, que se venden por entre US$5 y US$25, resultaran “un poco jóvenes”, dice Patel, debido a que fueron añejados durante sólo tres meses en lugar de los cinco que considera ideales.

Cada cigarro está rodeado por una banda decorativa, llamada vitola, impresa con el logotipo de la marca. Sin embargo, la imprenta a la que Patel enviaba esas etiquetas estaba saturada de trabajo de otros productores y no pudo cortar las bandas de color azul marino de más de un centímetro para uno de los nuevos Rocky Patel Premium Cigars.

A falta de opciones, el vicepresidente de ventas de la compañía, David Bullock, reclutó a sus dos hijas universitarias para la tarea. Courtney Bullock, estudiante de la Universidad Estatal de Florida, y su hermana, Caitlin, recién graduada, pasaron la última semana de julio cortando meticulosamente las pequeñas bandas de papel frente a un televisor.

En una semana recortaron 1,500 con tijeras de cocina y un par de tijeras de plástico azul de Target mientras veían las siete temporadas de Parks and Recreation.

“Mis manos todavía me duelen”, cuenta la hermana menor.

Muchos cigarros fueron producidos en cantidades tan pequeñas que se les conoce como “marcas fantasmas”. Charlie Minato, cofundador de Halfwheel, comenzó a llamarlas de esta manera después de descubrir que había empresas que producían sólo unas cuantas cajas de 10 a 25 cigarros cada una para distribuir entre minoristas amigos y de esta manera cumplir con el requisito de que el cigarro estuviera en el mercado antes de la fecha límite. Algunos minoristas fotografiaron las cajas en las estanterías de sus negocios para ayudar a los fabricantes a fundamentar su presentación ante la FDA.

“La gente ha encontrado formas creativas de cumplir con la ley”, señala Minato.

La empresa de Bill Paley, La Palina Cigars, ubicada en la ciudad de Washington, lanzó 40 nuevas líneas de cigarros en tres meses, aproximadamente 10 veces el promedio de las que lanza en todo un año.

Cada línea necesitaba un nombre. Paley, quien dice que se concentra mejor mientras fuma un cigarro en el jacuzzi de su casa en McLean, Virginia, se pasó así horas garabateando en su iPad posibles nombres, incluyendo Cruiser Excelsior, Hog’s Leg y The Weathermen.

Descartó muchos nombres. No pudo utilizar Gringo para un cigarro hecho en EU porque otra compañía era propietaria de la marca. Otros nombres funcionaron, entre ellos Airship, que tiene globos dirigibles en su etiqueta; Stud, cuya banda tiene un diseño de carta de póker; y Heroine, cuyo logotipo es una flor de amapola.

“Tiene un doble sentido”, explica Paley.

Para concebir nuevos cigarros, Paley dice que tuvo que convertirse en una suerte de arqueólogo, desenterrando y probando cientos de cigarros hechos a lo largo de los años en una enrolladora a mano de Nicaragua. Dio una pitada a más de 50 cigarros por día para identificar los estilos a lanzar sobre la base de la fuerza, el sabor y la apariencia.

ENLARGE

Cigarros Fuego Verde de La Palina PHOTO: LA PALINA CIGARS

Uno de los cigarros que seleccionó era literalmente verde. Se trata de un estilo conocido como candela, que viene envuelto en una hoja secada a altas temperaturas para que el tabaco conserve su color rana. Paley pensó que sería perfecto para promocionar cerca del Día de San Patricio o Navidad.

“No es lo que uno llamaría un cigarro de buen aspecto, pero tiene un sabor fantástico”, asegura sobre la nueva marca, bautizada Fuego Verde.

Para llenar un pedido urgente de etiquetas, Jason Schenck, presidente de Action Label Co., cargó su auto con 15 cajas y manejó desde Sanford, Florida, donde se encuentra su oficina, a Palm Shores, en el mismo estado, donde su hijo tenía un partido de baloncesto.

En el estacionamiento del gimnasio de la escuela católica donde se jugaba el partido, Schenk se reunió con un empleado de Drew Estate, un proveedor de tabaco de Nicaragua con sede en Miami, y le entregó la mercancía. “La gente pensaba que estábamos haciendo un negocio de drogas”, dice Schenck.

La industria espera volver a la normalidad con el tiempo. El mes pasado, demandó a la FDA argumentando que sus normas imponen nuevos gravámenes sobre los cigarros e ignoran la intención del Congreso de seguir permitiendo la venta de puros a los adultos.

La FDA se negó a comentar sobre el litigio. Un portavoz dijo el jueves que el departamento concluyó que no había ninguna razón para excluir los cigarros premium de su regulación, ya que estos representan “graves riesgos negativos para la salud”.

Mientras esperan la resolución del conflicto, los miembros de la industria reflexionan sobre la difícil situación que podrían enfrentar los productores de cigarros cubanos. Desde que las relaciones diplomáticas entre EU y Cuba fueron restauradas el año pasado, la empresa Habanos SA, que vende cigarros cubanos en todo el mundo, ha tenido la esperanza de regresar a ese país, el mayor mercado. De todos modos, aun si se levanta el embargo comercial de décadas contra Cuba —algo que requiere una ley del Congreso—, las nuevas regulaciones podrían impedir que los famosos y codiciados habanos sean inmediatamente puestos a la venta en EU

Como cualquier nuevo puro, los cubanos tendrían que ser sometidos al mismo proceso de aprobación de la FDA, dijo un portavoz de la agencia.

“Es como [si les dijeran]: ‘Bienvenido a EU Usted acaba de ser regulado’”, dice Glynn Loope, lobista de Cigar Rights of America, una organización que defiende los derechos de los fumadores de cigarros.