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El alza de los costos vuelve a poner a prueba a las aerolíneas de Estados Unidos


2017-01-09

Susan Carey, The Wall Street Journal

Delta Air Lines Inc. será este jueves la primera aerolínea estadounidense en anunciar sus resultados del cuarto trimestre, justo cuando el sector enfrenta una nueva prueba a su capacidad de resistencia ante un alza de los precios del combustible y los costos laborales.

Las aerolíneas estadounidenses han registrado siete años consecutivos de ganancias, el período más prolongado y robusto en una industria que tradicionalmente ha sido muy susceptible a los ciclos de auge y caída. Aunque nadie prevé una recesión en el futuro cercano y se espera que las aerolíneas sean rentables este año, algunos inversionistas se empiezan a preguntar hasta cuándo puede durar la buena racha.

Los resultados de Delta marcarán probablemente la perspectiva del resto del sector. El segundo operador estadounidense por tráfico advirtió que un aumento de los costos reducirá su ganancia operativa en 2017 frente al sólido 16,5% obtenido el año pasado. Se prevé que otras aerolíneas importantes anuncien sus resultados este mes.

Cowen & Co. redujo las calificaciones de cinco operadores estadounidenses debido a señales de que sus márgenes “se comprimirían según las previsiones” puesto que el crecimiento de los ingresos no compensa las alzas de costos. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), la entidad que agrupa a las aerolíneas del mundo, sugirió que las ganancias de las aerolíneas a nivel global alcanzaron un cénit en 2016 y caerán este año.

Mientras tanto, los operadores de bajo costo siguen ganando cuota de mercado y el sector aún es vulnerable a sacudidas externas como el terrorismo. Algunos analistas dudan de que las aerolíneas puedan extraer más ingresos con servicios adicionales como abordaje adelantado y mejores asientos. En términos reales, las tarifas dentro de Estados Unidos han caído en más de 25% desde 1999.

De todos modos, las aerolíneas creen que están mejor preparadas ahora que antes de los cinco bajones que han afectado al sector desde 1980.

Doug Parker, presidente ejecutivo de American Airlines Group Inc., el mayor operador estadounidense por tráfico, dijo que “nuestras proyecciones, incluso en entornos económicos difíciles, tienen a esta compañía en una buena posición y rentable”.

Las solicitudes de protección bajo la ley de bancarrota después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron seguidas por una serie de fusiones que dejaron a las cuatro principales líneas aéreas de EU con el control de más de 80% de la capacidad nacional. Estos cambios les permitieron mejorar su eficiencia, apuntalar sus finanzas y dirigir ganancias hacia nuevos productos. La recuperación de la recesión que finalizó en 2009, junto con el descenso de los precios del combustible, les dio a las aerolíneas fuertes vientos a favor.

“Este negocio no solamente es más duradero y sostenible; es algo con lo cual se puede contar por un buen tiempo”, dijo recientemente el presidente ejecutivo de Delta, Ed Bastian. Delta se ha trazado como meta lograr márgenes operativos de entre 17% y 19% en el futuro, cifras que eran completamente irrealistas hace algunos años.

La opinión de los inversionistas sobre las aerolíneas estadounidenses también ha mejorado. Hace dos meses, Berkshire Hathaway Inc., el holding de inversión de Warren Buffett, reveló que tiene participaciones en American, Delta y United Continental Holdings Inc. por un total de US$1,300 millones. El conglomerado había evitado invertir en acciones de aerolíneas al considerar que se trataba de un negocio que demandaba mucho capital y no arrojaba grandes ganancias.

Estas inversiones representan “un respaldo” a la idea de que la situación actual es diferente, dice Jamie Baker, analista de J.P. Morgan. Baker proyecta que las aerolíneas seguirán siendo rentables aunque los márgenes caigan a alrededor de 10%, su antiguo máximo.

Smead Capital Management, una firma de inversión de Seattle, es otro inversionista que ha cambiado de parecer.

“A largo plazo, pensábamos que las aerolíneas eran un mal destino para el capital”, dice Tony Scherrer, director de estudios de Smead Value Fund. El fondo, no obstante, acaba de adquirir una participación en Alaska Air Group Inc., su primera apuesta en el sector.

El estratega asevera que la consolidación ha hecho que el sector sea “un mejor negocio ahora” y que Smead encontró atractivo el modelo de negocios de Alaska y la oportunidad de aprovechar la reciente compra de Virgin America Inc.

Las aerolíneas también están añadiendo menos asientos en un momento en que el tráfico sigue en alza, lo que ayuda a elevar los precios de los pasajes. El ingreso por unidad, el monto ganado por cada asiento por milla de vuelo, se acerca a terreno positivo después de dos años de declive.

El hecho de que la industria esté conteniendo el crecimiento de su capacidad “es favorable para el escenario de una recesión”, señala Kristopher Kelley, analista bursátil de Janus Capital Group Inc., una gestora de inversión de Denver con posiciones en American, United y Southwest Airlines Co.

Las líneas aéreas también esperan que el presidente electo de EU, Donald Trump, recorte los impuestos que pagan las empresas, como prometió. “El posible impacto de una reforma tributaria en las ganancias y los flujos de caja de las aerolíneas es ampliamente positivo”, aunque varía dependiendo de la situación de cada compañía, afirma David Vernon, analista de Sanford C. Bernstein.



JMRS


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