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Hipocresía parlamentaria


2017-03-14

Almte-Manuel Rodríguez Gordillo

"Simular y fingir.... virtudes supremas del quehacer político"

"El secreto para solucionar un problema espensar y actuar
en lo que nadie ha pensado acerca de lo que todo mundo ve"

El enfermo yace postrado en el tejido de yute de un modesto catre de tijera, agobiado por sus padecimientos ha perdido la capacidad de tomar decisiones sobre las terapias que pudieran restituirle la salud, además de que no es escuchado por nadie.... se encuentra rodeado de personas de layas variopintas sin que alguien le pregunte nada ni parezca preocuparle lo que el enfermo sienta u opine, están entretenidos en asuntos personales y escasamente voltean a verlo para saber de su estado.

Algunos son familiares o personas cercanas que aprovechan la reunión para dialogar sobre sus intereses o realizar negocios, de vez en cuando y sin ser expertos en alguna disciplina médica discuten con los médicos tratantes, opinando y/o rechazando los métodos clínicos a seguir, además de proponer algunas terapias caseras según convenga a sus creencias o intereses.

Cabe señalar que el paciente postrado en ese miserable catre de yute no es un indigente al que acuden por filantropía o lástima, sino el propietario de inmensos recursos que equivocadamente los ha estado cediendo en “comodato” a diversas personas, quienes ahora están decidiendo la terapia que deben aplicarle, y por la misma razón decidiendo su futuro.

El problema actual del paciente radica en que siendo mudo no puede expresar sus deseos u opiniones, además de que carece de una representación real y activa que lo cuide y tome las mejores decisiones para su vida e intereses, circunstancia que lo deja a merced del grupo de advenedizos que lo rodean, quienes solo buscan aprovechar estas circunstancias.

Las propuestas terapéuticas que han propuesto los médicos tratantes, especialistas en diferentes ramas de la medicina, varían de acuerdo a ellas y en función de su especialidad, y aunque todas están dirigidas a restaurar la salud del enfermo por diferentes caminos, ninguna ha sido aceptada por quienes están decidiendo por el enfermo, utilizando argumentos tan dispares, anticientíficos e hipócritas, como pueden serlo sus creencias religiosas, los enfoques leguleyos, o cínicamente los intereses particulares de quienes están usufructuando el comodato que les concedió antes de caer en la crisis que lo llevó al postramiento en que se encuentra.

Dentro de  este escenario de propuestas y rechazos son dignos de señalar las razones religiosas, como la que se opone a que le sea practicada una transfusión de sangre para revitalizar sus defensas ante la evidente debilidad que sufre, argumentando que según sus creencias constituye un pecado, “dado que la mezcla de sangres implica ser poseído por otra personalidad con todo y sus pecados”, lo que impediría a su alma sea aceptada en el cielo, opinando que es mejor para el morir limpio de pecados y no que por conseguir unos pocos días más de vida pierda la oportunidad de acceder al paraíso.

De manera similar otro grupo de los vividores presentes, se oponen a la terapia con antibióticos para exterminar los agentes patógenos del organismo enfermo, aduciendo que eso constituye una desproporción abusiva en el uso de la fuerza, dado que los antibióticos son abrumadoramente más poderosos que las bacterias, recomendando que todos los tratamientos médicos deben respetar el equilibrio de fuerzas para no caer en los excesos abusivos de poder.

También dejaron sentir su opinión quienes se opusieron a que al enfermo se le extirparan de una de las pantorrillas necrosadas, los gusanos que lo estaban carcomiendo en vida, argumentando que era violatorio de los derechos de estos nemátodos, y que solamente lo autorizarían en caso de que al sacarlos de su nicho (o sea del paciente enfermo), se les llevara a un vivero climatizado y húmedo, en el cual se les alimentara con carne de alta calidad.

Mientras las discusiones y propuestas continuaban a todo lo que dan el enfermo empeoraba en sus padecimientos, esperando a que se pusieran de acuerdo quienes estaban decidiendo por él sin consultarlo, sobre el tipo de tratamiento a a que debía sometérsele, siempre al margen de las indicaciones de los médicos especialistas, esperando quizá que el enfermo fallezca y así poder adueñarse libremente de los bienes que temporalmente les concedió en comodato.

La descripción que se ha expuesto en los párrafos precedentes sobre la tragedia de un enfermo que padece mudez, y que se encuentra en la total indefensión por carecer de una verdadera representación que lo defienda y proteja sus intereses, se asemeja en mucho a la situación en la que se encuentra nuestro México, en donde el pueblo y la nación no tienen una representación que se identifique con ellos en el debate parlamentario, yendo más allá de los desplantes  retóricos, dado que senadores y diputados solamente atienden a sus propios intereses y obedecen las consignas del jefe de bancada designado por su partido, y nunca a favor de los ciudadanos a quienes dicen representar, pero que nunca consultan.

México está gravemente enfermo con una profunda crisis de inseguridad ciudadana, provocada por la corrupción generalizada y el crimen organizado, quien ha establecido feudos adueñándose de extensas regiones, maleantes que como gusanos han necrosado el tejido social gangrenándolo, situación que ha sido agravada por un entorno internacional adverso al norte de nuestra frontera y que atropella la economía nacional, escenario que nos debiera obligar a una rectificación del rumbo que sigue el país en casi todos sus órdenes, lo que constituye una situación de alto riesgo para la seguridad nacional, que no parece preocuparle a nuestros legisladores como “representantes” populares, quienes solo viven atentos al usufructo del poder que se les ha concedido temporalmente en un comodato diseñado para que desde él sirvan a la nación, no para que se sirvan de ella.

La hipocresía parlamentaria solo se entretiene discutiendo banalidades diseñadas para crear una “cortina de humo” que oculte su incompetencia parlamentaria y ausencia de patriotismo, para afrontar y resolver los verdaderos problemas de México, jugando hipócritamente una simulación “gatopardista”.

Tal ha sido el caso de la inseguridad ciudadana en donde los señores “pseudo legisladores” han sido incapaces (desde hace más de dos sexenios), de elaborar la ley reglamentaria de la disposición constitucional que obliga a recurrir a las fuerzas armadas cuando exista un riesgo a la seguridad interna del país.

Los pseudo argumentos (todos ellos de carácter secundario ante la crisis actual de inseguridad), que han estado esgrimiendo, nuestros legisladores, se parecen a los descritos (de manera chusca), en el relato del imaginario personaje enfermo de los primeros párrafos del presente texto.

Al igual que los vividores de la narración con que se inicia este escrito, los diputados y senadores se han entretenido discutiendo “Muy Seriamente” y sin llegar nunca a un acuerdo, la importancia de nombrar un “Mando Único” para los operativos anticrimen en los que participen las Fuerzas Armadas; De igual modo se “Preocupan” mucho de que exista un “Equilibrio de armamento” y “Proporcionalidad” de  fuerzas, en los operativos y respuesta de las fuerzas armadas, cuando estas sean agredidas o emboscadas por la delincuencia (para que no cometan el abuso de excederse en la fuerza o en el poder de fuego); les preocupa mucho también el “Respeto de los derechos humanos” de la delincuencia durante los enfrentamientos entre FF. AA. y delincuentes.

¿Discutiendo?.... estos asuntos tan importantes para el que dirán (la prensa, los medios en general, el entorno internacional, o los representantes legales de la delincuencia organizada), llevan más de diez años parloteando y congelando iniciativas sobre el tema de la participación de las Fuerzas armadas en operativos de seguridad interior del país..... de donde necesariamente surge la siguiente pregunta...... ¿Acaso nuestros legisladores no estarán protegiendo los intereses del antiméxico?.... ¿No serán ellos parte del mismo?

Mientras tanto el enfermo (La Nación y la sociedad), siguen siendo víctimas de la delincuencia organizada (incluyendo la de “Cuello blanco” y la que detenta puestos públicos), quienes se aprovechan ante la impunidad y corrupción generalizada, misma que corroe como gangrena el tejido social y la gobernabilidad del país, ante la pasividad complaciente de nuestros legisladores.

Quiero cerrar el presente opúsculo con una definición sobre el tema de la seguridad interna de un país, señalando algo que parecen haber olvidado los señores diputados y senadores que componen nuestras cámaras legislativas....... Cuando la delincuencia está a la defensiva de los cuerpos de seguridad, el problema es de carácter policíaco y los militares no deben salir de sus cuarteles, pero cuando las instituciones gubernamentales, o los cuerpos de seguridad están a la defensiva de la delincuencia, el problema es de “Seguridad Nacional”, dado que constituyen un riesgo para la existencia misma del Estado y lo conducen a una situación de “Estado Fallido”.... escenario que hace indispensable la utilización de toda la fuerza del estado, incluyendo a sus “Fuerzas Armadas”



JMRS


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