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El círculo ruso de Trump: la conexión española


2017-04-02

José María Irujo, John Carlin, El País

El uno de febrero, Alexander Torshin, de 63 años, un político y banquero ruso cercano a Vladimir Putin y a quien la Fiscalía Anticorrupción y la Guardia Civil definen en sus informes como un padrino de una notoria organización mafiosa, tenía en su agenda una cita para verse al día siguiente en Washington con el hombre más poderoso de la tierra: Donald Trump. El encuentro iba a celebrarse antes de un desayuno oficial y multitudinario al que Torshin acudió como jefe de una delegación rusa. La cita se desconvocó esa misma noche, según fuentes de la Casa Blanca, por la avalancha de críticas e informaciones en la prensa estadounidense sobre la influencia de determinados círculos rusos en los equipos de poder del presidente Trump. Pero el dato revela hasta qué punto este personaje investigado por las autoridades españoles había llegado en su escalada a la cúpula del mandatario estadounidense.

Torshin, actual vicegobernador del Banco Central de Rusia, se ha reunido con uno de los hijos del presidente de Estados Unidos, mantiene estrechos lazos con la organización que más dinero aportó a la campaña electoral de Trump, la National Rifle Association (NRA), y asistió al citado desayuno que presidió Donald Trump en la Casa Blanca en febrero.

El alto cargo del Banco Central ruso es un viejo conocido de la fiscalía y la Guardia Civil española. Estuvo a punto de ser detenido en Palma de Mallorca en el verano de 2013 durante un encuentro con un mafioso -que acaba de ser condenado en España-, pero no llegó a la cita. Un operativo de doce agentes le esperaba en el aeropuerto y en un hotel adonde se esperaba que acudiría acompañado de otras personas investigadas en una criminal de trama blanqueo de capitales. La Fiscalía de la Federación Rusa, enterada de que se investigaba a Torshin, reclamó información sobre el caso, en al menos dos ocasiones, pero no recibió respuesta de las autoridades españolas ya que la investigación era secreta.

Su caso constituye un elemento más para cimentar la investigación que el FBI lleva a cabo sobre la influencia del Gobierno ruso en la victoria de las elecciones presidenciales del año pasado. La ofensiva política de Torshin parece formar parte de una estrategia del Kremlin destinada a influir en la política interna de Estados Unidos. Uno de los resultados más espectaculares de esa aparente estrategia fue el hackeo masivo de las comunicaciones internas de la campaña de Hillary Clinton, rival de Trump, que hizo públicas Wikileaks, según los servicios de inteligencia estadounidenses. A lo largo del último año varios hombres de confianza de Trump se han visto obligados a dimitir por sus oscuros contactos con Rusia. El más reciente ha sido su consejero nacional de Seguridad, Michael Flynn, el 13 de febrero.

La diferencia en el caso de Torshin es que por primera vez se coloca a un jefe de la mafia rusa —o identificado como tal por la Fiscalía Anticorrupción española— dentro del círculo de apoyo al nuevo presidente de EE UU. Alexander Torshin además de ser un poderoso banquero y dirigente del partido político del presidente Putin (Rusia Unida) y hombre de su confianza, y senador entre 2001 y 2015 (y presidente de la Cámara Alta rusa entre el 19 de mayo y el 21 de septiembre de 2011), es, según la investigación de las Fuerzas de Seguridad españolas, un jefe de una notoria organización criminal llamada "Taganskaya".

La relación entre Torshin y Alexander Romanov, un mafioso ruso establecido en Palma de Mallorca, es la clave. Una investigación llevada a cabo entre 2012 y 2013 del Juzgado de Instrucción número 12 de Palma y los fiscales anticorrupción José Grinda y Juan Carrau sobre Romanov, concluyó que Torshin era el jefe de una operación criminal de la Taganskaya para blanquear dinero comprando hoteles en Mallorca. Un total de 33 conversaciones telefónicas entre Torshin y Romanov a las que ha accedido este periódico revelan que su relación no es "puramente social", como asegura Torshin sino de negocios.

Un documento interno del Servicio de Información de la Guardia Civil redactado en julio de 2013 explica el papel central de Torshin en la trama criminal. “Como consecuencia de la intervención telefónica llevada a cabo en las diligencias citadas ha quedado ratificado que, por encima de Romanov en un nivel jerárquico superior se encuentra Alexander Torshin. En las numerosas conversaciones telefónicas y con diferentes interlocutores, el propio Alexander Romanov reconoce la subordinación que revela ante quien denomina como “el padrino” o “ el jefe”... que de por sí ya es elocuente a la hora de situar su relación”.

La policía española seguía a Torshin, pero este se escabulló: tres fuentes judiciales y policiales de la investigación aseguran que Torshin decidió no acudir a una fiesta de cumpleaños de Romanov el 21 de agosto de 2013, como tenía previsto, porque según creen, fue alertado por la propia fiscalía rusa de que si pisaba territorio español sería detenido. "El enlace del Ministerio del Interior de Rusia en Madrid había hecho un informe sobre la Taganskaya y creemos que en Rusia le apretaron las tuercas. Sospechamos que fue él quien avisó de que se investigaba a Torshin en España y que por eso no vino", asegura una fuente judicial. "La causa no estaba terminada y no podíamos dar esa información. Rusia también se enteró de que investigábamos a Torshin porque los abogados de Romanov lo comunicaron por escrito a la fiscalía rusa y se quejaron diciendo que estaban siendo perseguidos en España", afirma otra fuente judicial.

El informe confidencial, que no obra en la causa judicial, apunta a la conexión entre el Estado ruso y la mafia rusa. "Las organizaciones criminales procedentes de los países del Este tienen como una de sus principales características la penetración en los diferentes poderes estatales como lo es el político, representado en este caso por la figura del Primer vicepresidente del Consejo de Federación de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia, Alexander Porfirievich Torshin". El documento, de cinco folios, Alexander Porfirievich Torshin en la Operación Dirieba se elaboró para que la Fiscalía Anticorrupción decidiera si imputaba o no a Torshin en el blanqueo de más de 14 millones de euros en la adquisición de un hotel en Mallorca y concluye que tanto el dinero como el hotel son del expolítico ruso. Incluso asegura que el hotel formaría parte de la herencia que Torshin quería dejar a sus dos hijas.

¿Por qué no se procesó a Torshin? "No tenía sentido imputar a Torshin porque Rusia no tramita comisiones rogatorias (peticiones de ayuda judicial del extranjero) que hacemos a ese país y no habría tenido sentido práctico: habría retrasado la investigación, la habría ralentizado. Pedir a Rusia su detención habría sido inútil porque Rusia no colabora. Este verano habrá un juicio en España por el caso Troika -contra la mafia rusa en España-, hay varios huidos en Rusia y no nos los entregan. No tenemos el apoyo de las autoridades rusas", afirma molesta una fuente judicial.

La temible y poderosa organización mafiosa Taganskaya de la que Torshin supuestamente forma parte está reconocida por los servicios de información e inteligencia de EE UU y la Unión Europea (Europol, FBI…), según el dossier sobre Torshin de la Guardia Civil española. Sus actividades incluyen la apropiación de empresas por métodos violentos o fraudulentos, los fraudes bancarios, la extorsión y la ejecución de asesinatos por encargo.

El punto de entrada de Torshin a las altas esferas de la política estadounidense fue la National Rifle Association (NRA), quizá el lobby más potente de Estados Unidos. La NRA invirtió más de 21 millones de dólares en la campaña electoral de Trump más que cualquier otra organización. Según la revista oficial de la organización, la NRA fue "la clave" de la victoria de Trump.

Torshin ha conseguido ser "miembro de por vida" de la NRA. Está vinculado también a El Derecho a Portar Armas, un grupo ruso creado en 2012 que copia los objetivos de la NRA y que preside Maria Butina, una joven admiradora de Putin, de carrera meteórica al lado de Torshin y que ahora reside en Washington. Butina celebró su cumpleaños con una fiesta de disfraces en la capital estadounidense el 12 de noviembre del año pasado, cuatro días después de las elecciones presidenciales. Según informó la prensa de Washington, el principal motivo de celebración fue la victoria electoral de Donald Trump. Entre los invitados hubo varios asesores de la campaña del nuevo presidente.

El primer contacto directo entre Torshin, "miembro honorario" del grupo proarmas ruso, y la NRA ocurrió en mayo de 2013. Torshin viajó a la convención anual de la NRA en Houston. Él mismo lo recordó en un artículo publicado ocho meses después en el Washington Times, un diario proTrump, cuyo director de Opinión, David Keene, fue presidente de la NRA y es amigo de Torshin.

En aquella época Torshin era senador ruso. Pero su carrera política fue en ascenso. En enero de 2015 fue nombrado vicegobernador del Banco Central de Rusia. Y una de sus primeras medidas fue designar a Butina "asistente ejecutiva personal". Unos meses después, el 11 de diciembre de 2015, el grupo proarmas presidido por Butina invitó a una delegación de la NRA, casi todos acólitos de Trump, a un evento en Moscú. Torshin dio el discurso de bienvenida.

En mayo de 2016, en plena campaña electoral estadounidense, Torshin viajó una vez más a la convención de la NRA, celebrada esta vez en Louisville, Kentucky. Trump, ya por esas fechas candidato de facto republicano a la presidencia, asistió a la cita anual de quienes eran sus principales benefactores. Ahí Torshin tuvo un contacto fugaz con el futuro presidente, que se limitó a estrecharle la mano. Con su hijo, Donald Trump junior, fue más lejos: se sentó a su lado en una cena privada en un restaurante de Kentucky.

La escalada de Torshin en las altas esferas estadounidenses siguió progresando. Cuando Trump, admirador declarado de Putin, llegó a la presidencia, Torshin recibió una invitación a un desayuno oficial en la Casa Blanca para el 2 de febrero junto a otras personas. El evento se recordó después por las burlas de Trump a Arnold Schwarzenegger. Torshin se desplazó como jefe de una delegación rusa. Junto con la invitación, Torshin recibió una propuesta para un encuentro con el presidente justo antes del desayuno, según revela Yahoo News, que ha colaborado en este reportaje. Este encuentro se canceló repentinamente. La razón, según fuentes de la Casa Blanca, fueron los rumores y las sospechas de las que hoy habla todo Washington: los vínculos entre el equipo político de Trump y Moscú. La Casa Blanca no dio ninguna explicación oficial de la cancelación. Maria Butina, que ha asistido a bailes de gala para celebrar la toma de posesión de Trump, confirmó a Yahoo News en un correo electrónico que la notificación de la cancelación del encuentro de su jefe con el presidente llegó la noche anterior al desayuno.

Durante esa visita a Washington, Torshin sí cenó con dos congresistas del Partido Republicano. La cita fue el 1 de febrero en un restaurante francés, según publicó la revista Time hace dos semanas, y a ella también acudieron Maria Butina y un amigo íntimo de Stephen Bannon, el estratega de Trump en la Casa Blanca.

La aparente misión de Torshin de infiltrarse en la cúpula del poder de Washington triunfó. Y la conexión rusa sigue intrigando en Washington. Como escribía el mes pasado el veterano columnista Thomas Friedman en el New York Times: "¿Cuál es la pregunta más importante de seguridad nacional a la que nos enfrentamos hoy? ¿Qué pasa entre Donald Trump y los rusos?". Tras las investigaciones de las autoridades judiciales y policiales españolas sobre el banquero, político y padrino mafioso Alexander Torshin existen hoy aún más preguntas sin responder, más escándalos en Washington por investigar.

Contactos informales: La versión de Alexander Torshin

Alexander Torshin niega a EL PAÍS haber tenido ninguna relación comercial con Alexander Romanov, el mafioso ruso condenado en España por blanqueo de capitales. Sobre la investigación de la Fiscalía Anticorrupción afirma que “las autoridades españolas nunca han presentado ningún cargo contra el señor Torshin, ni le han formulado ninguna consulta. Además, nunca han ofrecido ni al Sr. Torshin ni a las autoridades rusas ningún tipo de información sobre los supuestos vínculos entre el Sr. Torshin y el crimen organizado”. Torshin admite que conoce a Romanov desde los años noventa, pero afirma que la “naturaleza de sus contactos era informal y terminaron hace siete años”. Pese a las evidencias teléfonicas, el ex político ruso niega haber tenido la intención de visitar a Romanov en Mallorca y asegura “que nunca ha sido dueño de ninguna propiedad ni negocio en España.

“Como vice gobernador del Banco de Rusia, Torshin no es responsable de las relaciones internacionales del Banco de Rusia, nunca ha representado el Banco de Rusia en reuniones oficiales con representantes de estados extranjeros y organizaciones internacionales”, dice su respuesta remitida por correo electrónico. “Durante los últimos 12 años, el señor Torshin ha asistido de manera privada el Desayuno de Oración organizado por presidentes de los Estados Unidos. En 2017, asistió el Desayuno de Oración cuando estaba oficialmente de vacaciones. “El presidente Trump nunca ha propuesto una reunión con el señor Torshin”, concluye.

Hombre de confianza de Putin

No hay pruebas que permitan concluir que actualmente Alexander Torshin esté trabajando para los servicios de inteligencia de Putin. Pero sí ciertos vínculos. Según fuentes del espionaje británico consultadas por El PAÍS, Torshin ha sido miembro oficial de un selecto comité antiterrorista del gobierno ruso presidido por el jefe del Servicio de Seguridad Federal, conocido antes como la KGB.

De lo que no hay duda es que Torshin es un hombre de confianza de Putin: ocupa un delicado y poderoso cargo en el Banco Central, es una de las principales voces de Rusia Unida en el Senado, fue elegido jefe de una delegación rusa a la Casa Blanca y es miembro de un comité gubernamental dedicado a combatir el narcotráfico. Además, Putin le encargó una misión extremadamente sensible en 2005, en un momento de alto riesgo político para el presidente ruso: jefe de la comisión parlamentaria que investigó la respuesta de las fuerzas de seguridad al atentado de Beslan.

Corría septiembre de 2004. Un grupo terrorista de 30 personas tomó un colegio de Beslán, en Osetia del Norte, capturando como rehenes a todos los profesores y los estudiantes. La acción terminó, tras tres días de secuestro, con la irrupción de las fuerzas de seguridad rusas, con la muerte de 331 personas, 186 de ellos niños. En Rusia se desató una agria polémica sobre la eficacia de las fuerzas nacionales de seguridad y la credibilidad del Kremlin.

Para atajar esta polémica, Putin nombró una comisión parlamentaria para investigar el caso y colocó al frente a Torshin. Su informe, hecho público en diciembre de 2005, absolvió a las fuerzas nacionales de seguridad y culpó a las autoridades locales de Beslan de no haber hecho lo suficiente para rebajar la tragedia. Desde entonces el todopoderoso Putin no ha olvidado a Torshin, recompensándole por su fidelidad. Y Torshin no ha dudado en usar el poder político y financiero que Putin le ha otorgado para vincularse con la Taganskaya y recompensarse a sí mismo.



JMRS


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