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Brigitte Macron podría romper el molde como primera dama de Francia


2017-05-16

Susan Chira y Lilia Blaise, The New York Times

El nuevo presidente de Francia ha roto con todas y cada una de las reglas del manual de la política; pensemos en Brigitte Macron, la primera dama del país.

Conoció a su futuro marido, Emmanuel, cuando él tenía 15 años y ella era su maestra de teatro de 39 años, estaba casada y tenía tres hijos. En un principio, ella y los padres de él trataron de disuadirlo de cortejarla y ella ha declarado que no tenía una relación “íntima” con él cuando estaba en la secundaria, pero al final logró convencerla.

Según todos los testigos, ella estuvo presente en cada una de las etapas de su evolución política, asesorándolo en sus discursos y comportamiento público, y él recurre a ella porque es una crítica implacable. Emmanuel Macron la considera una compañera a su mismo nivel y dice que ella misma definirá cuál será su papel.

Para una sociedad como la francesa, esta pareja inusual ya está dando lugar a un debate acalorado y bien informado sobre sexismo, diferencias de edad, masculinidad, matrimonios contemporáneos, arte teatral en la política y lo que realmente debería ser una primera dama de Francia en la era moderna.

“Es como una bocanada de aire fresco en este país”, afirmó Natacha Henry, escritora de temas de género. “Pienso que él ganó porque no vimos ningún comportamiento machista y eso es lo que necesitamos. Si ella ha contribuido con eso, genial”.

Algunas mujeres consideran que el matrimonio de los Macron rompe con el patrón de los hombres poderosos que se acompañan de mujeres jóvenes como un accesorio, en tanto que otros dicen que la historia francesa está plagada de ejemplos de hombres más jóvenes que buscan mujeres mayores.

Para algunos, Macron, de 39 años, es un antídoto para la hipermasculinidad de los políticos franceses tradicionales, y él se rodea de asesoras fuertes y modelos de matrimonio igualitario. Otros se han burlado de él por estar sometido a una figura materna.

Sobre Brigitte Macron, de 64 años, han dicho de todo, desde que es una abuela que hace el té hasta que es una “cagole”, que en francés quiere decir mujer vulgar. Si las edades se revirtieran, señalaron sus defensores, nadie se inmutaría.

“La edad de Madame Macron es un asunto feminista”, explicó Henry. “Estamos muy cansadas de esos tipos mayores que andan con jóvenes actrices”.

Los Macron crecieron en la ciudad norteña de Amiens. Brigitte Macron fue la sexta hija de una familia cuyo negocio de chocolate era una institución local fundada en 1872. Ella se casó con un banquero en 1974 cuando tenía 21 años, tuvo dos hijas y un hijo, y daba clases de francés, latín y teatro en una secundaria.

Emmanuel Macron quedó prendado de su maestra. Durante una entrevista que dio en 2016 a la revista Paris Match, Briggitte Macron contó cómo se enamoró: “Sentí que también estaba dejándome convencer”, dijo. “Después le pedí que se fuera a París” para que terminara de estudiar, además de que sus padres estaban deseosos de separarlos.

Si bien la edad de consentimiento sexual en Francia son los 15 años, es ilegal que los maestros mantengan actividades sexuales con estudiantes menores de 18 años.

“Me aseguró que regresaría”, confesó a Paris Match. “A los 17 años, Emmanuel me dijo: ‘No me importa qué hagas, me voy a casar contigo’. El amor lo puso todo en su camino y me condujo al divorcio”.

Se casaron en 2007, un año después de que ella se divorciara formalmente.

Candice Nedelec, autora de un libro sobre ellos, Les Macron, dijo que durante la campaña el candidato aparecía tras bambalinas después de una presentación y preguntaba espontáneamente: “¿Dónde está Brigitte?”.

Algunas veces se decía que Macron era parlanchín, teórico o difícil de entender. Brigitte le espetó sin rodeos que debía eliminar partes de su libro de campaña porque eran demasiado aburridas, relató Nedelec.

“Durante una campaña presidencial, por lo general tenemos al rey y a su corte”, dijo Nedelec. “Ella es la que no dudará en decirle la verdad”.

Brigitte Macron también parece ser maternal: protege a su marido como se esperaría de muchas esposas francesas. En un documental que siguió su campaña durante varios meses, se le ve reprendiendo a su marido por comer alimentos chatarra en la campaña.

Sin embargo, Marlène Schiappa, asesora de campaña en temas de género, así como otros que conocen a la pareja, advierten que no debería asumirse que ella es una figura que ha moldeado a su deseo al presidente francés.

Dicen que él le da forma a las políticas y que ella es más una persona a la que puede consultar y solo contribuye con temas que conoce bien como educación, cultura y derechos de las mujeres. Nedelec dijo que Brigitte y una de sus hijas lo impulsaron a ayudar a las mujeres a crecer en la política; él ha prometido que la mitad de los candidatos de su partido en las próximas elecciones legislativas serán mujeres y que nombrará a varias en su gabinete.

Algunas primeras damas en Francia han pasado casi inadvertidas como es el caso de Carla Bruni-Sarkozy. Durante la presidencia de François Hollande no hubo primera dama oficial. Hollande había dejado a su pareja, la periodista Valérie Trierweiler, por una actriz, Julie Gayet.

“El rol de la primera dama evolucionó a medida que lo hicieron las mujeres en la sociedad francesa”, dijo Schneider. “Así que pasamos de la esposa de Charles de Gaulle, quien era muy sumisa, cuidaba de los hijos y era muy discreta (como debe ser en una familia francesa burguesa), a Carla Bruni y Valérie Trierweiler, con quienes las mujeres modernas tomaron su lugar, y eso se aceptó”.

Sin embargo, hay menos apoyo para las primeras damas abiertamente políticas, manifestó.

“Ella no puede ser alguien que murmure a los oídos del presidente”, dijo Alix Bouilhaguet, periodista que cubrió a los cónyuges de los candidatos presidenciales. “Eso lo tuvimos con Valérie. Ella hizo que la línea divisoria fuera difusa y a la gente no le gustó”.



yoselin


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