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Trump busca que su primer viaje de Estado lo ayude a superar el caos en Washington�


2017-05-18

Mark Landler, The New York Times


Durante meses, los asesores del presidente Trump habían planeado su primer viaje al extranjero con la esperanza de otorgarle grandeza histórica: un recorrido por las tres religiones monoteístas más importantes del mundo, rematado con un discurso para el mundo musulmán en Arabia Saudita.

Sin embargo, una cascada de divulgaciones dañinas sobre el presidente y su relación con Rusia ha hecho trizas el discurso de la Casa Blanca. Trump partirá al extranjero el viernes herido, escapando de las tormentas políticas en casa y buscando una bienvenida incierta lejos de ella.

La noticia de que Trump le solicitó al entonces director del FBI James Comey que diera carpetazo a la investigación que la agencia estaba haciendo de su exasesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, fue la gota que derramó el vaso en una semana ya de por sí consumida por preguntas sobre el despido de Comey y su divulgación de información clasificada sobre Israel a los diplomáticos rusos que estaban de visita.

“Es una enorme carga en la psique estadounidense que un presidente viaje al extranjero cuando tienen una espada de Damocles sobre ellos en casa”, explicó Douglas Brinkley, catedrático de historia y experto en la presidencia de la Universidad Rice. “Resulta que nuestro presidente, en lugar de representar lo mejor de Estados Unidos en el extranjero, lleva consigo una lata de gusanos”.

Brinkley equiparó los tiempos de la visita de Trump con una visita que Nixon hizo al Medio Oriente en 1974, cuando el escándalo de Watergate lo tenía acorralado, y el viaje de Bill  Clinton a Rusia, Gran Bretaña y e Irlanda del Norte en 1998 durante el momento más álgido del escándalo que involucraba a Monica Lewinsky.

Por su parte, Trump, quien prefiere quedarse en casa, ha expresado su temor a salir de viaje, además de solicitar a sus asesores que lo acorten de nueve a cinco días. Sus asesores aceptan que el intenso programa —decenas de interacciones con líderes del Medio Oriente y Europa, en relación con diversos temas delicados— podría producir momentos peligrosos en términos diplomáticos que caerían en la improvisación.

Aaron David Miller, otro diplomático veterano del Medio Oriente, comentó: “Es probable que genere fracturas, poniendo en riesgo recursos e información adicional sobre las operaciones del Estado Islámico”.

En Israel, los funcionarios gubernamentales se negaron a hacer algún comentario sobre el informe de que la divulgación de la información de inteligencia de Trump había sido proporcionada por el mismo Israel. Algunos exfuncionarios familiarizados con las relaciones estratégicas y de seguridad entre Israel y Estados Unidos dijeron no contar con suficiente información sobre el incidente para evaluar el daño ocasionado, o sus posibles consecuencias.

“Los detalles son todo”, comentó Eran Lerman, exsubdirector del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, quien estuvo a cargo del diálogo estratégico de Israel con Estados Unidos. “Sí, uno trata de proteger sus fuentes de la mejor manera posible. Pero, por otra parte, si tiene información de inteligencia que se pueda llevar a la acción, uno quiere hablar con gente que pueda hacer algo”.

Lerman, quien enseña en la Universidad Shalem de Jerusalén y es uno de los principales investigadores del Centro para Estudios Estratégicos Begin-Sadat en la Universidad Bar Ilan, señaló lo que llamó la “falta de cimientos serios en el manejo de inteligencia de Trump”, pero añadió: “No puedo juzgar si la decisión del presidente fue correcta o incorrecta”.



yoselin


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