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"Por las buenas no cambiará la clase política mexicana"


2017-06-13

Por: Joel Aguirre A.,Newsweek

"En Encabronados, el periodista Julio Hernández reproduce la 
exasperación y cólera que la sociedad siente por sus gobernantes"

Julio Hernández López ha sido periodista durante más de treinta años. A lo largo de esas tres décadas, y aun desde antes, ha atestiguado diversas expresiones del hartazgo y desencanto de la sociedad mexicana. El mes pasado su columna política “Astillero”, una de las más leídas e influyentes de la prensa nacional, cumplió veinte años de publicarse, tiempo en el cual “he vivido las diferentes expectativas, luchas y batallas del pueblo mexicano y nunca había visto tanto enojo, tanto hartazgo, tanta desesperación ante un sistema político que pareciera no solo negar una respuesta a los reclamos de la gente, sino que está empeñado en el cinismo de su corrupción extrema”.

El resultado de ese atestiguamiento social, la compilación de ese enojo masivo, pues, se concentra en el libro Encabronados, que Hernández López acaba de publicar bajo el sello editorial Temas de Hoy. Su crónica periodística del fastidio mexicano apunta sus dardos a una diana perfectamente bien identificada: el actual presidente de la república, los excesos de Los Pinos, los gobernadores, los secretarios de Estado sin experiencia...

Tras definir “encabronamiento” como el repudio social ante la ineficacia, el cinismo y la corrupción de los grupos que han gobernado México, la obra de Hernández ondea la bandera del desencanto popular y plantea la eterna interrogante de cómo puede seguir adelante un México tan golpeado por los poderes públicos.

“Creo que la llegada de Enrique Peña Nieto ha sido el momento más alto de la ineficacia del estilo priista de gobernar”, manifiesta el columnista en encuentro con Newsweek en Español. “Durante mucho tiempo el PRI mantuvo un sistema en el cual concedía, cedía, arreglaba, mantenía, más o menos, una viabilidad institucional. La llegada de los gobiernos panistas, desde mi punto de vista, significó la frivolidad absoluta. El vacío intelectual con Vicente Fox y la locura por la guerra contra el narcotráfico con Felipe Calderón desembocaron en un personaje de poca valía intelectual y dedicado a la corrupción casi como una forma de vida, que es Enrique Peña Nieto”.

Encabronados es el segundo libro que publica Hernández López (nacido hace 63 años en Torreón, Coahuila). El primero se tituló Las horas contadas del PRI. Además de La Jornada, donde su columna “Astillero” se publica desde 1997, ha sido reportero de diarios como Uno Más Uno y Excélsior. En 2015, Forbes México lo clasificó como el tercer periodista más influyente de México en Twitter.

—Julio, ¿el hartazgo que ha llevado al mexicano al encabronamiento puede definirse de alguna manera?

—Este es un relato desde mi oficio periodístico sobre algunos episodios relevantes en los meses recientes: la protesta ciudadana por los gasolinazos —que generó una irrupción social muy interesante—; el enojo ante la recepción a Donald Trump; el nombramiento de Luis Videgaray como lo que yo llamo “el canciller de Troya”, es decir, un representante de los intereses de la Casa Blanca; y luego, los diferentes momentos de la vida política, los partidos políticos, sus personajes principales y las expectativas electorales para 2018 bajo una visión muy sostenida de parte mía de que no hay una expectativa real de modificación del sistema político por las vías que nos están siendo planteadas con este sistema electoral, con el ritual de las urnas que simplemente hace a la gente suponer que cumple con sus obligaciones en ese momento. Es decir, es una crítica muy firme al sistema político mexicano y, también, a esa falta de participación de la sociedad, a la anemia cívica, a la vida como en una anestesia social en la que la gente ciertamente está encabronada, pero no participa, no se organiza, no lucha expresamente.

—¿A qué se debe que se junten estos dos agravios, la miopía política y la antipatía social?

—A nuestro sistema político mexicano. Hace cuarenta años, Jesús Reyes Heroles, entonces secretario de Gobernación, impulsó una reforma política para, entre otras cosas, entregar dinero a los políticos y a los partidos para hacer política. Ello significó que entráramos en la etapa del dinero subterráneo, del uso del dinero para avanzar en la política electoral y, por otra parte, a la entrega de migajas del poder por la vía plurinominal a los partidos políticos. Antes había un Partido Acción Nacional que tenía personajes que genuinamente luchaban por sus ideas conservadoras, de derecha; era el partido de la gente decente, de la legalidad. Y había un Partido Comunista que luchaba no solo sin esperar retribución económica, sino que sabía que su camino era la cárcel, la represión, la pobreza. Todo eso fue abatido con ese golpe maestro, la reforma política de hace cuarenta años que sumió a la política en vivir del dinero del gobierno y en esperar las canonjías y los privilegios de la representación popular.

—Ese escenario no planteó nada alentador...

—La verdad es que hasta este momento estamos viendo que, por más discursos, promesas y señalamientos diversos que se hagan, la realidad política es terrible. Lo que hoy estamos viendo es una falta de conexión de los partidos, de los candidatos y de las campañas con la realidad de la gente. Lo estamos viendo en el Estado de México, en Coahuila, en Nayarit, y mucho me temo que lo veremos también en 2018.

—¿Existe algún antídoto para el encabronamiento?

—Tiene que haber acciones más fuertes y vigorosas de la gente. En el libro digo que, aun con todos sus defectos y con la valoración que queramos poner a los movimientos de los maestros opositores a la reforma educativa y de los padres y familiares de los 43, ellos son ejemplo de cómo solo con vigor y fuerza y rebasando los límites hasta ahora establecidos se pueden sostener los movimientos e ir más allá. Por las buenas no va a cambiar la clase política mexicana. No va a dejar de robar, no va a dejar de ver las elecciones como un negocio y no va a dejar de recibir ríos de dinero subterráneo, oscuro y gubernamental para seguir en el poder.

—¿La crónica política cabe en estos tiempos de tanta antipatía a los políticos?

—Es necesario que en México haya un mayor debate. En la mayoría de los espacios de opinión de los medios de comunicación masiva no tiene presencia la porción de la sociedad que opina distinto al poder y, sobre todo, al PRI y al PAN. El segmento de la sociedad mexicana que piensa cargado hacia la izquierda, que tiene una vocación progresista, casi no tiene representación en los medios. En las mesas de análisis, de discusión, están los mismos personajes desde hace mucho tiempo y los mismos que tienen una visión muy cercana y adosada al poder, con excepciones, desde luego. Es necesario el debate, hay que eliminar el pensamiento simplista, caudillista y mágico que hace que mucha gente crea que las cosas van a cambiar por arte de magia.



yoselin


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