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El muro con México y la fantasía de Trump


2017-07-24

 

Comité Editorial, The New York Times

En cada ocasión que Donald Trump renueva su promesa de campaña de construir el “enorme, poderoso, hermoso” muro a lo largo de la frontera con México el presidente suena cada vez más como un desarrollador inmobiliario meditando sobre los planos de la mítica Xanadú.

Trump repentinamente agregó “hermosos” páneles solares a las especificaciones de su muro el mes pasado, argumentando que estos podrían de alguna manera incluso pagar por la construcción. Otra vez, él ahora dice que el grueso muro que vislumbró debe ser lo suficientemente transparente para que los agentes de la Patrulla Fronteriza no sean golpeados por “grandes costales de droga” arrojados sobre el muro por ingeniosos traficantes de droga mexicanos. “Te golpean en la cabeza con casi 30 kilogramos. Se acabó”, dijo el presidente, aparentemente creyendo lo que decía.

Lo sorprendente de la visión siempre cambiante del muro, que sigue encogiéndose, del presidente Trump (ha disminuido a la mitad las dimensiones de 1126 a 1448 kilómetros, además de las “barreras naturales”) es que a los republicanos integrantes del comité de asignaciones de la Cámara de Representantes les parece lo suficientemente creíble que aprobaron recursos la semana pasada ante la solicitud del gobierno de Trump de 1600 millones de dólares para iniciar la construcción. Expertos externos han estimado que el costo final será de 25,000 millones de dólares o más.

El presidente todavía insiste en que México será forzado a pagar por el muro. Sin embargo, Trump necesita dinero de anticipo y este tendrá que provenir de los contribuyentes estadounidenses.

¿Es el premio de consolación para la serie de fallas del Trumpcare, la reforma de salud de este gobierno, ante lo que debe ser un avergonzado congreso con mayoría republicana? Tras años de atacar el Obamacare, los legisladores dieron mayor credibilidad a la protesta pública que a las exigencias del presidente para la aprobación. Una vertiente es que el presidente Trump necesita recuperar el congreso con una victoria, cualquier victoria, para recargar sus baterías triunfalistas. Para que pueda regresar a la zona de confort sobre su amado muro.

El presidente presume que él ya es un líder históricamente exitoso que ha firmado para convertir más propuestas legislativas en leyes que cualquiera de sus predecesores. De hecho, él se encuentra en el promedio, en el mejor de los casos. Trump ha promulgado 40 leyes hasta el momento, pero alrededor de la mitad no tienen consecuencias en comparación con los logros de sus predecesores. En contraste con el sonado fracaso de Trumpcare, el presidente Obama anotó una serie de importantes victorias en los primeros meses, como el paquete de estímulo económico por 800,000 millones de dólares.

El pago del “enganche” del muro se encuentra en el presupuesto para 2018 del Departamento de Seguridad Nacional. Si es aprobado por ambas cámaras, sería usado para pagar solamente por 45 kilómetros de un nuevo muro en Rio Grande Valley y por agregar unas bardas a cientos de miles de barreras y vallas existentes. No es mucho, pero cuántos tuits hará para presumir la obra y cuánto dinero de anticipo más exigirá de los contribuyentes.

Seguramente, el Departamento de Seguridad Nacional y el país tienen necesidades más urgentes que adelantar ingresos fiscales para un proyecto que resuena con la grandeza de los fallidos casinos de Trump en Atlantic City. El congreso de mayoría republicana solo consigue lucir más irresponsable al alimentar su fantasía.



yoselin


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