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Una lección iraní para Corea del Norte 


2017-08-11

LLUÍS MIQUEL HURTADO / El Mundo

"Con inexpertos en política no tenemos nada en común", desafió el sábado pasado el presidente de Irán, Hasán Rohani, a Donald Trump durante su discurso de investidura. "A quienes sí tengan experiencia política, les proponemos aprovechar el acuerdo nuclear y convertirlo en ejemplo para forjar acuerdos internacionales, una regla para resolver conflictos", proclamó solemne, ungido en aplausos. Entre ellos, los de la jefa de la diplomacia de la Unión Europea Federica Mogherini.

La escalada de tensión entre Washington y Pyongyang, que se desató horas después, demuestra que ni unos ni otros escucharon al veterano ex diplomático iraní. Aunque sus palabras no apaciguan a quienes temen que Irán desarrolle misiles capaces de portar cabezas nucleares, o urda una red de milicias anti EU de Teherán a Beirut, sí expresan una verdad reconocida: el acuerdo nuclear forjado en 2015, y vigente desde enero de 2016, está funcionando.

"El pacto nuclear logró detener las preocupaciones de la comunidad internacional sobre la naturaleza del programa nuclear iraní, brindando al mismo tiempo algunos incentivos para que los iraníes se aferrasen a su objetivo del acuerdo", indica a EL MUNDO Aniseh Bassirí, investigadora en seguridad en Oriente Medio para el think-tank RUSI. "Es resultado de la resolución de una crisis internacional de primer nivel a través de la diplomacia".

Varios observadores narran cómo la administración Obama y el ejecutivo de Rohaní sellaron el acuerdo nuclear después de largos meses de negociaciones quirúrgicas, tras constatar que las sanciones no bastaban para entorpecer el camino iraní hacia la bomba nuclear, y otra guerra, de resultado posiblemente desastroso, asomaba por las esquina. "Ambos bandos invirtieron su capital político en hallar una solución diplomática", explica Bassirí.

Hoy, según un técnico del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Irán tiene el programa nuclear más inspeccionado del mundo. Sus inspectores tienen acceso al 100% de sus instalaciones atómicas. La OIEA ha certificado el cumplimiento iraní del compromiso. Sólo el Gobierno de Trump, que según anunció ayer Reuters enviará a su embajadora en la ONU a Viena para aumentar la presión a fin de no renovar la certificación, nubla el horizonte del histórico acuerdo.

Las voces contra Trump, quien tildó el acuerdo nuclear de "peor pacto de la historia", surgen del mismo Washington. En Corea del Norte "nos enfrentamos a la posibilidad de tener que usar la fuerza militar para evitar que pongan una bomba nuclear en la cabeza de un misil. Esta no es una preocupación que tengamos hoy con Irán porque su programa nuclear está controlado", recordó anteayer Jake Sullivan, ex consejero de Hillary Clinton, durante una entrevista para la CBS.

Frente al éxito iraní, EU y Corea del Norte han emprendido varias iniciativas, como las conversaciones a seis bandas de 2003, poco después de que los segundos se retiraran del Tratado de No Proliferación. En 2006 Pyongyang probó su primer arma nuclear. Poco después la negociación embarrancó al retirarse los norcoreanos, en respuesta a una condena de la ONU por un ensayo con un misil intercontinental.

"El mayor obstáculo para un acuerdo nuclear potencial con Corea del Norte es, por supuesto, la misma Corea del Norte", opinó en 2015 el analista de la Heritage Foundation Bruce Klingner. "Las amenazas incesantes de Pyongyang de aniquilación nuclear contra los Estados Unidos y sus aliados, así como los ciberataques y las llamadas a un ataque tipo 11 de septiembre difícilmente crean un ambiente propicio para un acercamiento diplomático".

Joshua Pollack, del centro James Martin para Estudios de No Proliferación, destaca a este periódico que Corea del Norte frustró al anterior inquilino de la Casa Blanca. Pero, da a entender, aquel fracaso fue un acicate para otro éxito: "En febrero de 2013, después de que los norcoreanos probaran su tercer dispositivo nuclear, la administración Obama dejó claro que invertiría sus energías en una diplomacia nuclear con Irán, mientras esperaba a que los norcoreanos cambiasen de idea. Y en estas seguimos".



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