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Misión imposible para el nuevo embajador ruso en Washington


2017-08-24

RAFAEL MAÑUECO / ABC.es


Anatoli Antónov, de 62 años, acaba de ser nombrado embajador plenipotenciario de Rusia en los Estados Unidos. El lunes firmó el presidente Vladímir Putin el decreto con su designación después de que su homólogo norteamericano Donald Trump diera el visto bueno el mes pasado. Antónov sustituye así al inefable Serguéi Kisliak, situado irremisiblemente en el foco de la polémica por la prensa estadounidense por sus frecuentes contactos con el entorno directo de Trump durante la campaña electoral del año pasado.

Pero Antónov, un diplomático avezado en cuestiones de desarme y con fama fundada de negociador hábil, lo va a tener muy complicado. Hacía tiempo que las relaciones entre Washington y Moscú no estaban tan crispadas como ahora, pese a las esperanzas que el Kremlin había depositado en el actual inquilino de la Casa Blanca.

El último encontronazo entre las dos grandes potencias ha sido la decisión de Estados Unidos de suspender la tramitación de visados a los ciudadanos rusos a partir de hoy miércoles. No afectará por el momento a los que pretendan emigrar a EU, pero sí a los que se proponían cruzar el charco en viaje de negocios, de estudios o de simple turismo.

En la web consular estadounidense de Rusia se asegura que la normalidad en los trámites se restablecerá el 1 de septiembre, pero sólo en Moscú y con un volumen mucho menor. Los consulados norteamericanos en las ciudades rusas de San Petersburgo, Ekaterimburgo y Vladivostok continuarán sin atender demandas de visado hasta nueva orden.

"En virtud de las medidas adoptadas por Moscú para reducir el número de miembros de la misión diplomática de EU en Rusia, a partir del 23 de agosto de 2017, suspendemos la tramitación de visados de no inmigrante en toda Rusia", informa el comunicado diplomático.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reaccionó a la medida lamentando que "los autores de esas decisiones vuelven a intentar provocar descontento entre los ciudadanos rusos hacia la política de sus dirigentes". Distintos responsables rusos han advertido que habrá represalias.

Pero lo cierto es que Putin ordenó el mes pasado reducir en 755 personas, a partir del 1 de septiembre, el número de diplomáticos y colaboradores estadounidenses que trabajan en Rusia cuando tan sólo fueron 35 los diplomáticos rusos expulsados de EU el pasado diciembre. Fue el todavía entonces presidente Barack Obama quien lo ordenó. "Hemos procedido a organizar la salida del país de los empleados que no podrán seguir desempeñando sus funciones en Rusia", subraya también la nota publicada en la web consular norteamericana.

Putin decidió diezmar a finales de julio la legación diplomática de EU en Rusia como respuesta a la reciente ampliación de sanciones aprobada por el Congreso y Senado norteamericanos, firmada finalmente por Trump, para castigar una vez más a Moscú por su destacado papel en la génesis y desarrollo de la crisis ucraniana, anexión de Crimea incluida, y por sus esfuerzos por influir en el resultado de los comicios presidenciales celebrados el año pasado en Estados Unidos.

Pero Antónov tendrá que bregar no sólo con todos estos problemas. También con las permanentes discrepancias entre los dos países a propósito de Siria y de lo que hay que hacer con el dictador Bashar al Assad. La posibilidad de que Estados Unidos venda al Ejército ucraniano cohetes antitanque para desarbolar a los rebeldes separatistas del este de Ucrania también pone los pelos de punta a la élite rusa.

Los expertos del Centro Carnegie de Moscú catalogan al nuevo embajador ruso en Washington como "un partidario de la línea dura". "Nos espera un gran trabajo: salir de este atolladero. Pero eso no significa ceder" ante Estados Unidos, afirmó Antónov hace tres meses.

Nacido el 15 de mayo de 1955 en Omsk (Siberia), el flamante embajador ruso finalizó sus estudios en el Instituto Estatal de Relaciones Exteriores de Moscú (MGIMO) en 1978 y empezó a trabajar en el servicio diplomático de la Unión Soviética. Se doctoró más tarde con una tesis sobre el control de armamentos nucleares, convirtiéndose así en unos de los principales especialistas en cuestiones de desarme dentro del Ministerio de Exteriores.

A partir de 2009, encabezó la delegación rusa en la negociación del nuevo tratado de desarme nuclear START, firmado en Praga el 8 de abril de 2010, por Obama y el entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev. Al año siguiente, Antónov fue nombrado viceministro de Defensa encargado de la cooperación tecnológico-militar con países extranjeros. Una de sus funciones era entonces mantener reuniones regularmente con los agregados militares de distintas embajadas destacadas en Moscú.

Tiene numerosas fotografías de aquella época publicadas vestido con uniforme militar. Sin embargo, como sostiene su colega, el viceministro de Exteriores, "no es un general, los civiles que sirven en el Ministerio de Defensa también llevan uniforme". Precisamente por estar vinculado entonces al Ejército, Bruselas le consideró implicado en el despliegue de tropas rusas en Ucrania y en la anexión de Crimea y le sancionó cerrándole el paso a la UE. Volvió al Ministerio de Exteriores en diciembre de 2016 en calidad de viceministro y, pocas semanas después, empezó a hablarse de su posible nombramiento como embajador en Washington. Habla perfectamente el inglés y el birmano y tiene una hija.



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