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Detectan corrimientos de tierra en la montaña donde Corea del Norte prueba sus bombas nucleares 


2017-09-06

MÓNICA G. PRIETO Shangai


El portal especializado en Corea del Norte 38 Norte, un centro de investigación dependiente del Instituto Estados Unidos-Corea de la Escuela de Estudios Avanzados Internacionales Johns Hopkins, ha constatado corrimientos de tierras relevantes en la zona montañosa norcoreana de Punggye-ri, donde se han llevado a cabo las seis pruebas nucleares que han confirmado a Pyongyang como potencia atómica.

Los analistas de 38 Norte -nombre del paralelo que divide la península coreana- han examinado imágenes obtenidas vía satélite un día después de la explosión del domingo, comparándolas con fotografías previas a la prueba. En las más recientes, son apreciables a simple vista "perturbaciones superficiales, que incluyen numerosas áreas de grava preexistente y campos de caliza", en los alrededores del Monte Mantap.

"Estas perturbaciones [en el terreno] son más numerosas y extendidas de lo que se ha observado tras cualquiera de las cinco pruebas realizadas anteriormente por Corea del Norte. Sin embargo, no parece haber muestras de cráteres que sugieran un colapso del terreno, como se había sugerido tras el terremoto posterior a la prueba", explican los expertos.

El pasado domingo, la actividad sísmica que siguió a la prueba más codiciosa de la historia norcoreana -un segundo terremoto detectado ocho minutos después- hizo temer a los expertos que la potencia de la explosión hubiese provocado un derrumbamiento parcial de la montaña sobre el silo, liberando radioactividad a la atmósfera.

"Los informes iniciales del Servicio de Geología de Estados Unidos señalaban que la magnitud era de 5.2, pero aumentaron rápidamente la cifra hasta la magnitud 6.3. Otros organismos sismológicos, incluyendo la Organización del Tratado para la Prohibición Completa de Ensayos Nucleares determinó que la magnitud había sido de 5,8, aunque recientemente aumentó esa estimación a 5,9", recuerdan los investigadores de 38 Norte.

La potencia del artefacto probado el 3 de septiembre era consistentemente superior a cualquiera de las llevadas a cabo en 2006, 2009, 2013 y 2016 (aquel año se produjeron dos explosiones, en enero y en septiembre). Se estima que la más reciente equivalió a más de 120 kilotones, lo que hace pensar que se trata de una bomba de hidrógeno con un poder destructor ocho veces mayor que el usado por EU en 1945 para bombardear Hiroshima, y seis veces superior al de la última prueba nuclear norcoreana.

"Catástrofe medioambiental significativa"

El hecho de que los expertos no hayan detectado cráteres que impliquen un hundimiento del terreno -si bien especifican en el informe que, debido a la calidad de las imágenes captadas por satélite, habrá que esperar a una investigación en profundidad para excluirlo por completo- resulta tranquilizador: días atrás, los investigadores del Departamento Sísmico de la Universidad de Ciencia y Tecnología china de Hefei, en la provincia de Anhui, habían expresado su temor a un derrumbamiento del terreno, dado que todo hace indicar que las seis pruebas nucleares se han llevado a cabo bajo la misma montaña, situada en el condado de Kiju, en la provincia de Hamgyong del Norte.

El geofísico Wen Lianxing, responsable del grupo de investigación universitario, detalló que sus conclusiones derivan del estudio de los datos recogidos por un centenar de centros sísmicos de toda China: el margen de error del estudio no supera los 100 metros.

El investigador Wang Naiyan, antiguo presidente de la Sociedad Nuclear China, ha advertido del riesgo de una "catástrofe medioambiental significativa", citado por el diario South China Morning Post. "Lo llamamos arrancar el techo. Si la montaña se derrumba, y queda expuesto un agujero, dejará salir muchas cosas malas", explicó el científico.

Sin radioactividad

El investigador chino especificó que "no todas las montañas son aptas para las pruebas con bombas nucleares", dado que lo idóneo es un pico alto -Mantap tiene una altitud de 2.205 metros- pero pendientes relativamente planas. Dadas las limitaciones geográficas de Corea del Norte, es muy posible que no tenga muchas más alturas como la requerida para este tipo de explosiones, lo cual limitaría sus posibilidades a la base de Punggye-ri.

Para Wang, es difícil saber cuánto tiempo aguantará la montaña nuevas pruebas nucleares, si bien depende mucho de dónde se coloquen los artefactos. "Si las bombas hubieran sido colocadas en el fondo de túneles horadados en vertical, la explosión causaría menos daños", puntualizó. Sin embargo, se considera más probable que el silo norcoreano esté compuesto por túneles horizontales, una opción sencilla y más barata.

"Una bomba de 100 kilotones es una bomba relativamente grande. El Gobierno norcoreano debería detener las pruebas, ya que representan una enorme amenaza no sólo para Corea del Norte sino para otros países, especialmente China", advirtió Wang.

Ni China ni Japón o Corea del Sur han detectado radioactividad en la atmósfera. El Ministerio de Medio Ambiente chino ha especificado que las mediciones efectuadas en la frontera con Corea del Norte son normales. El ministro de Defensa japonés, Itsunori Onodera, aclaró que los aviones capaces de detectar partículas radioactivas desplegados el domingo tampoco encontraron nada extraño. En cuanto a Corea del Sur, su agencia de seguridad nuclear ha informado hoy de que no se han detectado restos de material radioactivo en la atmósfera ni en las muestras de tierra y aire analizadas tras la explosión.

Sanciones "inútiles"

Ante la creciente amenaza norteña, Corea del Sur parece dispuesta a permitir el despliegue de otras cuatro nuevas lanzaderas de interceptores de misiles norteamericanas, parte del escudo antimisiles congelado por el nuevo presidente, Moon Jae-in, tras acceder al poder. Según la agencia Yonhap, los residentes de la zona de Seonju -donde se había previsto su despliegue bajo la anterior administración surcoreana- han recibido confirmación mediante diversos canales de que las cuatro lanzaderas se instalarán esta madrugada. Los vecinos se oponen al despliegue del THAAD, ante el temor de convertirse en objetivo militar preferente del Norte.

La unidad internacional en la condena que pareció concitar el lanzamiento de un misil norcoreano sobre Japón se ha resquebrajado en esta ocasión: el presidente ruso, Vladimir Putin, ha adelantado que una nueva votación en Naciones Unidas para ampliar las sanciones contra Pyongyang "sería inútil", ya que Corea del Norte "antes comerá hierba que renunciar a su arsenal nuclear".

China, por su parte, volvía a apostar por el diálogo y las contraofertas mediante un editorial publicado en el Global Times. En el texto, señalaba que "resolver el problema nuclear norcoreano requiere cooperación de Estados Unidos y Corea del Sur, quienes deberían ofrecer a Pyongyang una sensación de seguridad. Mientras Washington se siga negando a reducir su presión militar sobre Pyongyang, hay muy pocas posibilidades de que éste cese su actividad nuclear y balística". "

"Como aparentemente no hay solución a la vista, Washington podría ser más propenso a tomar medidas militares contra Pyongyang, lo que a su vez puede llevar a contramedidas más radicales de Pyongyang, empujando la situación al límite. ¿Entonces, estallará la guerra? Mientras Pyongyang mantenga el sentido común no lanzará un ataque preventivo contra Estados Unidos o Corea del Sur, porque Pyongyang no podría resistir las represalias", proseguía el editorial.



yoselin


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