Formato de impresión


Ocúpese en vez de preocuparse


2017-09-29


Más del 90 por ciento de las catástrofes, golpes y desgracias que suponemos que nos ocurrirán en el futuro, en realidad nunca llegan a suceder, pero terminan amargándonos el presente con su temible sombra. Algunas técnicas infalibles para disfrutar del hoy y el ahora en lugar de sufrir por lo que nunca vendrá.

“El que sufre antes de lo necesario, sufre más de lo necesario”, afirmaba con sabiduría hace 2,000 años el filósofo cordobés Lucio Anneo Séneca, y los conocimientos psicológicos de hoy en día parecen darle la razón.

La anticipación de determinados riesgos y peligros, nos protege y ayuda a sobrevivir, porque permite prepararnos lo mejor posible para afrontar las amenazas y activar nuestro cuerpo para responder ante una situación que compromete su seguridad. Pero cuando desgracias que anticipa nuestra mente no se asientan en la realidad y son abstractas, exageradas o de origen desconocido, nos paralizan y limitan el disfrute de la existencia. 

Hay personas cuyas mentes acostumbran crearse tensión e incertidumbre acerca de lo que pueda llegar. La continua anticipación negativa de acontecimientos dolorosos les genera un sufrimiento en el presente por lo que puede suceder en el futuro. Se trata de un hábito mental, que pueden corregirse aplicando una serie de sencillas estrategias psicológicas.

- Apueste por el cambio. Piense si acaso no es mejor pensar que cuando las cosas sucedan, dispondrá de las soluciones certeras y los recursos suficientes, y que estará mejor preparado para afrontar los problemas. Antes de que suceda lo que teme, lo más probable es que alguno de los elementos implicados haya sufrido alguna modificación, o puede incluso que cuando llegue el mañana haya desaparecido lo que hoy le atormenta. También es probable que su situación mental y emocional sea muy diferente a la actual.

- Refuerce su confianza. Si cultiva su paz interior mediante la práctica de la “acción correcta”, sentirá tal grado de confianza que cualquier anticipación acerca de lo mal que pueden ir las cosas la interpretará su mente profunda como un “pensamiento virus” y su disolución será prácticamente automática.

- Amplifique su consciencia. Hágase consciente de los momentos cotidianos en que salen a la luz sus emociones destructivas y seguidamente aplique la “atención sostenida” para trazar nuevas opciones de pensamientos más profundas y expansivas. De otro modo, las ideas estériles le intoxican y atormentan. 

- Asuma la realidad. Las estadísticas señalan que la inmensa mayoría del sufrimiento que soporta el ser humano provienen de cosas que no han sucedido ni van a suceder, pero que sin embargo nos atemorizan. 

- Pase al contraataque. Debe mantener un constante estado de alerta, para que cuando su mente se vea invadida por “pensamientos virus”, es decir inútiles o indeseables, los fulmine al instante. Esta gimnasia mental le ayudará a relativizar el mundo de las ideas y a expandir la consciencia.  

- Disuelva el temor a las pérdidas. Buena parte de las anticipaciones negativas se relacionan con los miedos al abandono y a la soledad. Piense que si lo que teme pasara ahora le haría daño, pero que cuando esa pérdida suceda, si es que sucede, usted será diferente, tendrá otros recursos y la vida, que es sabia y sabe cuando debemos perder algo, hará que en ese momento la situación incluso sea beneficiosa para su desarrollo personal o incluso la desee.  

- Recuerde su prosperidad. Otra anticipación frecuente se relaciona con la incertidumbre económica.  Pregúntese: ¿cuántos años he vivido temiendo la bancarrota, la precariedad, la penuria, la falta de trabajo o de dinero? Sin embargo siempre ha comido, pagado sus deudas, comprado ropa y se ha dado gustos. Verá que siempre consigue salir adelante, y que el temor no es una realidad sino un pensamiento. Piense que al igual que siempre ha ideado alguna solución para sus problemas,  ya se le ocurrirá algo en su momento si sucede lo que anticipa.



regina


� Copyright ElPeriodicodeMexico.com