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Grietas en las ayudas a los damnificados por el sismo de Ciudad de México 


2017-10-06

Elena Reina, El Paí

Carlos Romero Lira, de 51 años, lleva dos camisetas, una sudadera, una chamarra con capucha, un sándwich y más de 15 horas de pie a sus espaldas. En su puño izquierdo le tatuaron el número uno. Fue el primero de los más de 2,000 afectados por el sismo de magnitud 7,1 que acudieron este jueves desde la madrugada para recaudar un cheque de 3,000 pesos (unos 162 dólares) durante tres meses que había prometido el Gobierno para aquellos que han aprendido a convivir con las preocupantes grietas de su casa. Y para los que no han podido entrar en ella desde el pasado 19 de septiembre. Y, también, según las cuentas del propio Gobierno, para muchos otros que no tienen nada que ver y han sabido cómo sacar partido. Estos cheques son hasta ahora la única ayuda económica tangible para los damnificados.

A las puertas de las oficinas de la Secretaría de Obras y Servicios de la capital se agolpan todos. Muchos están convencidos de que, aunque no sea mucho dinero, "ya es algo". Lo suficiente para poder tapar algunos hoyos, para maquillar el miedo que da vivir pensando en que la casa se le puede caer a uno encima con una réplica más. Con este pensamiento, Romero se fue a las 10 de la noche para formarse a las puertas de una institución que abriría 11 horas más tarde. 

Hasta este martes, el Gobierno de la capital había repartido casi 50 millones de pesos sin haber verificado el total de las peticiones. Después de una semana, se han dado cuenta de que al menos más de tres millones han ido a parar a gente que proporcionó información falsa sobre sus viviendas, según han comunicado este jueves. Y creen que cuando investiguen el total de las 16.099 ayudas proporcionadas, la cifra podría aumentar exponencialmente.

Todos esperan con una carpeta debajo del brazo. Dentro de ella llevan los documentos que necesitan para recibir el dinero: una copia de la identificación, un comprobante de domicilio —un recibo de la luz, por ejemplo— y unas fotografías de las grietas de su casa. En este último punto es donde se ha centrado la polémica. Aunque no lo especifican en la página web del Gobierno, ha corrido la voz de que es necesario que estén impresas a color. Nada más. Con estos tres papeles, Romero ha conseguido a las cinco de la tarde que le dieran su cheque. "No es mi caso, pero conozco a muchos que presentaron fotos de Internet", puntualiza Romero. 

Aunque el Gobierno especifica que es necesario además tener un dictamen de Protección Civil sobre el estado de la vivienda, la mayoría de los que están formados y muchos de los que han recibido la ayuda — y han mostrado a este diario su cheque—no lo han obtenido todavía. Entre otras cuestiones, porque el organismo se encuentra desbordado y no ha podido atender la ingente cantidad de solicitudes que se han abierto en la capital. 

Víctor Manuel Villeda, de 63 años, ha querido ser más preciso: "Me hice fotos junto a las grietas de la pared, solo con esas. Ni modo que con las del techo, así no se vería nada". Según le habían contado algunos vecinos, si salía su cara en las imágenes no pensarían que era un farsante y sería más probable que se lo aprobaran. Desde su sala puede observar la calle, las fracturas en los muros miden más de un palmo de grosor, según las fotografías que muestra.

A Josselín García, de 22 años, que carga a su bebé desde las cuatro de la madrugada, le han rechazado la ayuda porque, según le han dicho los funcionarios, las grietas que se observan en sus imágenes a color no parecen ser lo suficientemente graves. "No entiendo nada, nos dijeron que esta ayuda sería un apoyo, no que tenían que ser daños estructurales. Si lo fueran, no haríamos nada con 3,000 pesos. Con eso no llega ni para comprar el cemento", apunta indignada su compañera en la fila, Araceli Alcántara, de 32 años, que tiene unas grietas similares y no se ha ido de su casa porque cuenta que no tiene a dónde ir. 

Algunos sospechan que tras esta primera ayuda, el siguiente pago será más difícil de obtener. "Me dijeron que después vendrían de Protección Civil a revisar la vivienda y ver si nos aprueban el segundo cheque. Hasta ahora no han venido", cuenta Silvia Hernández, esposa de Romero. Otros se cuestionan por qué no acudieron las autoridades a verificar a las casas antes de entregar el dinero, y así esquivar las falsificaciones.

Ante esta situación, el Gobierno de la capital ha anunciado este jueves que se cambiarán las reglas. Una semana después de que se comenzara a repartir el dinero, el Gobierno local se coordinará con los gobiernos de cada delegación para hacer recorridos y comprobar los inmuebles afectados antes de que alguien vaya a tramitar su solicitud.


 



regina


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