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¿Es posible que México tenga su propio equipo de la NBA? 


2017-12-15

Marc Stein, The New York Times


CIUDAD DE MÉXICO — Cuando Eduardo Nájera vio que Edith Márquez —la famosa actriz y cantante mexicana— se paró en la mitad de la cancha casi tres horas antes del partido para practicar el himno nacional de México, tuvo una revelación.

Nájera, un exjugador mexicano de la NBA, estaba sentado en la Arena Ciudad de México junto a Horacio Llamas, quien fue el primer atleta del país que jugó en la liga estadounidense.

Y mientras Nájera observaba la escena, casi desde el nivel de la cancha, comenzó a asimilar que pronto la edificación de 22,300 personas se llenaría de aficionados para ver el juego de los Brooklyn Nets contra Oklahoma City Thunder, y no pudo evitar pensar que estaba en Dallas, en Denver o en cualquiera de las otras cinco ciudades en las que jugó durante su carrera.

“Esto se siente como en Estados Unidos”, dijo Nájera. “Tienes razón”, le contestó Llamas. Ambos jugadores conforman la mitad de la elite mexicana que ha llegado a la NBA (solo cuatro atletas han jugado en esa liga) y se veían contentos del bullicio del básquetbol que los envolvía, mientras los Nets y los Thunder hacían sus rutinas regulares de calentamiento como sucede en cualquier escenario estadounidense de la NBA.

Ambos han estado el tiempo suficiente en la liga como para estar familiarizados con el inevitable escepticismo generado por los rumores de que una franquicia de la NBA pueda estar al sur de la frontera estadounidense.

Pero ellos y otros mexicanos están convencidos de que las iniciativas locales impulsadas por la NBA —junto con los dos juegos de temporada regular que la semana pasada se celebraron en la capital mexicana— significan que se acerca la hora de Ciudad de México. “Nos estamos acercando a eso”, afirmó Nájera.

El jefe de gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, fue incluso más enfático. En una breve entrevista después de una conferencia de prensa para darle la bienvenida a la NBA —que ya tiene una relación de veinticinco años con la ciudad— Mancera dijo que pensaba que Ciudad de México ya podría tener su propio equipo de la liga estadounidense.

“Ahora”, dijo Mancera. “Ahora estamos listos. Estamos esperando por el anuncio”. Sin embargo, las cosas no serán tan rápidas como Mancera quiere. Adam Silver, comisionado de la NBA, es claro al respecto y en los últimos meses ha señalado en repetidas ocasiones que su liga no está considerando la expansión o reubicación de alguna de las franquicias ya existentes. “Tenemos mucho trabajo por hacer antes de que podamos poner un equipo aquí”, dijo Silver.

Sin embargo, también es cierto que Silver ha dicho que la expansión es inevitable, lo que ayuda a explicar por qué la NBA ha comenzado a explorar la viabilidad de una franquicia mexicana. Recientemente, la liga estableció su primera iniciativa de básquetbol en México, a través de una academia de desarrollo juvenil, y está presionando para establecer una franquicia de la NBA G League tan rápido como sea posible, quizá la próxima temporada.

No es ningún misterio por qué los representantes de la liga se sienten obligados a darle a México, específicamente a Ciudad de México, todas las oportunidades para demostrar que es el lugar adecuado. Es imposible ignorar la proximidad del país a Estados Unidos y la población de su capital, que supera los 20 millones de habitantes, teniendo en cuenta lo que esos números podrían significar en términos de nuevas fuentes de ingresos y la expansión de la base mundial de fanáticos del deporte.

Silver dijo que una franquicia en Ciudad de México también podría ayudar a que el deporte crezca en Estados Unidos, donde hay aproximadamente 35 millones de personas de ascendencia mexicana y casi 57 millones de latinos.

“Aparte de todas esas cosas”, dijo, “en Ciudad de México jugamos en la misma zona horaria que Estados Unidos continental, por lo que nos crea oportunidades únicas de la misma forma que pasó con Canadá cuando nos expandimos en 1994”.

Durante la reciente estadía de los Nets en Ciudad de México abundaron las señales de la creciente popularidad del baloncesto en esta ciudad. Con boletos que van desde 20 a 450 dólares, la gente asistió masivamente: hubo 20.562 espectadores en el primer juego y 19.777 en el segundo, durante la misma semana en que los detractores decían que la conciencia deportiva del país sería un dominio exclusivo de la final de la Liga MX en la que por primera vez se produjo un Clásico Regio que enfrentó a Tigres contra Monterrey.

“Cada vez que vengo, puedo ver lo emocionados que están porque se hagan juegos de básquetbol”, dijo Kelly Olynyk, alero del Miami Heat, quien la semana pasada jugó contra los Nets y ya ha participado en dos juegos de temporada regular en Ciudad de México.

Pero son los potenciales beneficios televisivos los que hacen que Ciudad de México sea un tema cada vez más popular en los niveles más altos de la liga y quizás el contendiente más fuerte para emerger como un futuro hogar para la NBA, además de Seattle, que es ampliamente considerado como el primero en la lista para eventualmente recuperar su equipo después de que en 2008 los Sonics se mudaron a Oklahoma City.

En México, la demanda de contenido deportivo continúa aumentando. Esto se debe en gran medida a una clase media en expansión y al rápido crecimiento del uso de teléfonos inteligentes y suscripciones de televisión paga. Sin embargo, más allá de la Liga MX, hay muy poco contenido nacional disponible para las empresas mexicanas de medios. Un equipo de la NBA podría cambiar ese panorama y darle a esas empresas —y a los anunciantes— una importante oportunidad para invertir.

“Aquí la NBA no es solo una cosa del fin de semana”, dijo Gilberto Hernández, presidente de la Asociación Deportiva Mexicana de Baloncesto. “Es algo del día a día. Puedes sentirlo, puedes olerlo y puedes respirarlo en las calles”.

Pero en esas mismas calles suceden diversas situaciones que le ponen freno a las ideas de expansión de cualquier liga deportiva profesional estadounidense. Por lo menos, queda mucho por aprender sobre cómo el denso tráfico y la mala calidad del aire de Ciudad de México, así como la persistente violencia que se vive en el país podrían afectar a un equipo de la NBA y a sus jugadores.

La Arena Ciudad de México —la enorme y sofisticada edificación de usos múltiples cuya construcción costó 300 millones de dólares y se inauguró en febrero de 2012— fue el escenario de los recientes partidos de la liga estadounidense y se encuentra en Azcapotzalco, una de las dieciséis delegaciones de la capital mexicana.

La arena fue construida sobre los terrenos de un antiguo matadero y aunque, sin duda es un espacio del calibre de la NBA, el transporte público es difícil en buena parte de la ciudad y existe un gran contraste entre la moderna edificación y la zona industrial decadente que la rodea. Varios residentes entrevistados se quejaron de los problemas de tráfico, delincuencia y suministro de agua potable que han afectado al vecindario desde que se inauguró la arena.

Los tres equipos (Brooklyn, Oklahoma City y Miami) se alojaron la semana pasada en Polanco, una de las colonias más exclusivas de la ciudad. Sin embargo, los jugadores debían asistir a las sesiones informativas de seguridad del equipo casi inmediatamente después de llegar a sus respectivos hoteles y con frecuencia eran custodiados por guardias mientras caminaban hacia los restaurantes y tiendas cercanas.

Las prácticas para los partidos se realizaron en The American School, una institución educativa ubicada a 16 kilómetros de Polanco. Muchos de los estudiantes de esa escuela preparatoria internacional son hijos de líderes empresariales y diplomáticos por lo que es normal la presencia de guardias armados y sus vehículos blindados.

“Esa siempre es una pregunta para muchas de las ligas”, dijo Horacio de la Vega Flores, quien compitió por México en el pentatlón moderno en dos juegos olímpicos y ahora es el director general del instituto deportivo de Ciudad de México. “Siempre hay preguntas sobre la seguridad. Siempre hay preguntas sobre la movilidad. Pero siempre hemos logrado hacer bien las cosas”.

Por todas estas inquietudes, resulta natural preguntarse cuán exitoso podría ser un equipo de Ciudad de México en términos de cortejar a los agentes libres de la NBA, sobre todo tomando en cuenta la larga lucha de los Toronto Raptors para reclutar atletas que se trasladen a una de las ciudades más cosmopolitas del mundo y ubicada en un país de habla inglesa como Canadá.

La altitud y la contaminación serían otros factores importantes que deben considerarse. El jugador de Miami Goran Dragic dijo que la altura de Ciudad de México —a casi 7500 metros sobre el nivel del mar supera en 2000 metros a Denver— lo afectó en un juego contra los Nuggets.

En el primer juego de la semana pasada —ya sea por la altitud, enfermedades o por una combinación de ambos factores— hubo jugadores de ambos equipos, especialmente Allen Crabbe de Brooklyn y Russell Westbrook de Oklahoma City, que se vieron obligados a retirarse al vestuario durante la acción del juego.

Crabbe se retiró dos veces para vomitar durante la victoria de los Nets, mientras que Westbrook se sintió tan mal que se le concedió permiso para no asistir a la ronda de entrevistas posteriores al partido.

“Creo que tuvimos como cinco jugadores afectados por el clima, incluido yo mismo”, dijo el jugador de los Nets, Rondae Hollis-Jefferson, sobre un virus estomacal que afectó a varios de sus compañeros y que creen que contribuyó al mal rendimiento en el cuarto periodo en su derrota contra los Heat.

Pero la NBA está investigando para conocer de forma más detallada las características de Ciudad de México y comenzar a reunir sus propios datos sobre los diversos desafíos logísticos relacionados con la altura, el tráfico, la contaminación y la seguridad.

“Es una oportunidad perfecta para experimentar con una franquicia de la G League”, dijo Silver. Durante gran parte de los treinta años que David Stern duró como comisionado de la NBA era frecuente hablar de la expansión de la liga a Europa. Ahora el enlace entre la NBA y su vecino del sur parece tener más posibilidades, ayudado por un acuerdo firmado en junio de 2016 con Televisa que ahora transmite juegos de la liga en televisión abierta, además de las diversas transmisiones en canales de suscripción como ESPN y NBA League Pass.

La audiencia de la transmisión de los dos juegos de la semana pasada, según la NBA, se estimó en más de 31 millones de hogares. La cercanía entre ambos países también permite que la NBA considere tomar medidas que nunca fueron posibles en Europa, como lo demuestran los planes de la G League. Pero tomará más tiempo y Silver dijo que México debe comenzar a producir más talentos de la NBA para convertirse en un contendiente legítimo para conseguir una franquicia.

“Estoy de acuerdo con eso”, dijo Llamas. “El primer paso es el equipo de la G League, ojalá tenga muchos jugadores mexicanos”.

Así que tal vez el lanzamiento de la nueva academia de baloncesto y entrenamiento juvenil de la liga, su séptima academia de este tipo en todo el mundo, resulte ser la pieza clave para distinguir a la NBA de las otras ligas y organizaciones deportivas (como la NFL, la Fórmula Uno y las Grandes Ligas de Béisbol (Major League Baseball) que hacen exploraciones frecuentes en este mercado.

“Estamos empezando a considerar la idea de establecer una franquicia de la NBA en Ciudad de México”, dijo Silver. “Todavía hay mucho que pensar sobre diversas situaciones como los jugadores que potencialmente vivirán en ese mercado a tiempo completo y cómo funcionaría en términos de los equipos que entran y salen del mercado antes de que estemos listos para presentar un análisis a la asociación de jugadores e incluso a los dueños de los equipos”.

A medida que el análisis comienza a enseriarse, los grandes defensores del proyecto como Nájera —quien ahora es uno de los reclutadores de los Mavericks— no dejan de soñar en grande.

“Quiero un equipo y aquí todos queremos un equipo”, dijo Nájera. “Sabemos que tenemos la infraestructura económica para tener un equipo de la NBA en Ciudad de México y ya tenemos esta hermosa arena. Creo que ya estamos cerca”.


 



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