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Los embajadores del Barcelona conquistan el mundo


2017-12-30

Por RORY SMITH, The New York Times

Donde sea que uno mire, las huellas son visibles. Están ahí, en esos lugares donde las luces son más brillantes, y están allá, donde las luces no brillan para nada. En la cima de la Liga Premier; entre los ricos y famosos de la Liga de Campeones; en las escuelas suburbanas de Estados Unidos; en los clubes de provincia que juegan en la segunda división de China; en los equipos de aldeas africanas: en cada rincón del mundo y en cualquier nivel de fútbol, hay rastros indelebles del Barcelona.

Donde sea que se les encuentre, están presentes por la misma razón. A lo largo y ancho del planeta, en la última década, la palabra “Barcelona” —la idea del Barcelona— ha adquirido una connotación no solo de éxito, sino también de belleza. Esto ha inspirado a una cantidad innumerable de clubes, grandes y pequeños, que intentan destilar e importar la magia, encontrar a alguien que rocíe un poco de polvos mágicos sobre ellos.

Pep Guardiola, un pionero y un producto de la filosofía del Barcelona, alguna vez comparó al club que honró como jugador y entrenador con una iglesia. “Johan Cruyff pintó la capilla y a partir de ese momento el resto de entrenadores del Barça simplemente la hemos restaurado o mejorado”, comentó.

Sin embargo, muchos de los que han alabado su altar —o que han formado parte de su congregación— han tomado caminos diferentes: se han desperdigado por el mundo, para actuar como apóstoles de su filosofía.

Albert Benaiges, por ejemplo, ha construido una carrera como embajador del Barcelona: trabajó en Dubái y México antes de aterrizar en Cibao, República Dominicana. “Somos los campeones actuales de los clubes caribeños”, mencionó, con orgullo. Adonde ha viajado, siempre le piden lo mismo. “La gente quiere jugar un fútbol hermoso y ganar”, señaló. “Esa es la marca del Barcelona”.

Algunos de sus equipos han estado más cerca que otros —“fue más fácil en México, con Chivas, donde la calidad era más alta, que en el Al Wasl, en Dubái”, explicó—, pero de todos modos no lo buscan para que haga equipos en serie o imitaciones insulsas del original. Benaiges llega a esos lugares para garantizar que los futbolistas aprendan a jugar del mismo modo que lo hacen en Cataluña.

“Un estilo es algo que tiene un equipo y que está relacionado con su capacidad, su clima; hay muchos factores”, comentó Albert Puig, un exdirector de La Masía, la afamada academia de juveniles que ha formado a gente de la talla de Andrés Iniesta, Gerard Piqué y Lionel Messi.

Él también ha cruzado el globo difundiendo la palabra. “El modelo del Barcelona es una forma de educación. El fútbol es un lenguaje. Debes aprenderlo y entenderlo antes de hablarlo o escribirlo”. Y Puig agregó que “puedes salir y jugar con el estilo que desees”.

La mayor rivalidad del fútbol español se gesta en cada partido del Barcelona contra el Real Madrid. En el campo, a pesar de que el Real tiene la ventaja histórica, los dos han disfrutado de éxitos similares en este siglo. Cada uno ha ganado cuatro veces la Liga de Campeones desde 2001. El Barcelona tiene ocho campeonatos de España, mientras el Madrid tiene seis en el mismo periodo. Ambas escuadras creen tener al mejor jugador del mundo.

Financieramente, el Real Madrid es el más próspero. La firma de auditoría Deloitte había calificado al Madrid como el club más rico del mundo durante más de una década, hasta este año, cuando el Manchester United se llevó el título. En términos de redes sociales, el Barcelona tiene la ventaja, con cerca de 190 millones de seguidores a nivel mundial en Facebook, Twitter e Instagram, por 182 millones del Real Madrid.

Y, no obstante, en una medición, la brecha entre los dos es clara. “En términos de influencia, se puede decir que es evidente que el Barcelona es el club más importante del mundo”, sentenció Puig.

Eso se debe, en su mayor parte, a Puig y sus pares. El Manchester City, el líder de la Liga Premier, es por mucho el símbolo más claro del poder proselitista del Barcelona. Un grupo de alumnos se ha unido alrededor de Guardiola, el entrenador del primer lugar de la Liga Premier, tanto en el campo de entrenamiento —muchos miembros de su personal tienen sus raíces en Cataluña— como en las oficinas de los ejecutivos.

La jerarquía del City está llena de alumnos del Barcelona que fueron escogidos por Ferran Soriano, quien fue vicepresidente del Barça hasta 2012 cuando asumió el papel de director ejecutivo de City Football Group (CFG), la organización global que maneja el Manchester City y sus filiales en Australia, la Major League Soccer y Uruguay.

Desde entonces, a Soriano se han sumado Txiki Begiristain, el director de fútbol del City; Omar Berrada, el director de operaciones del equipo; Francisco López, el director comercial de una de las filiales de CFG; y Esteve Calzada, otro veterano del Barcelona, quien ahora trabaja como asesor de CFG.

Aunque es el ejemplo más despampanante, es lejos de ser el único. Marc Ingla, un antiguo colega de Soriano antes y durante su época en el Camp Nou, en la actualidad es el director ejecutivo del equipo francés Lille OSC. “Los profesionales siempre quieren desarrollar sus propios proyectos, y la gente siempre quiere imitar las historias de éxito”, señaló Ingla. “Eso suele generar oportunidades para las personas involucradas”.

El mes pasado, el Arsenal confirmó el nombramiento de Raul Sanllehi, un exdirector de fútbol del Barcelona, como el director de operaciones. Carles Romagosa, quien alguna vez fuera director de La Masía, ocupa el mismo cargo en el Paris Saint-Germain. Andoni Zubizarreta, otro exdirector deportivo del Barcelona, trabaja para el Marsella; hasta hace poco tiempo, José Ramón Alexanco tuvo el mismo trabajo en el Valencia.

Estos son tan solo los administradores y ejecutivos. Hay muchos más directores técnicos y entrenadores que van desde Óscar García —cuyo equipo más reciente fue el St. Etienne en Francia y el más exitoso fue el Red Bull Salzburgo— y Eusebio Sacristán en la Real Sociedad, hasta dos emisarios en la segunda división de China: Jordi Vinyals en el Qingdao Huanghai y Sergi Barjuan en el Hangzhou Greentown. Mientras tanto, Sergi Lobera está trabajando en el FC Goa, en la India.

La mayor demanda es por especialistas en juveniles porque, después de todo, La Masía armó los cimientos del éxito que ha tenido el Barcelona en la última década, el cual ha motivado a organizaciones de todo el mundo a hacer lo que puedan con el objetivo de aprender o comprar sus secretos. Es algo que el mismo club catalán ha intentado controlar, estableciendo una red de academias en la búsqueda de una nueva generación de estrellas.

Cuando Catar fundó su ambicioso proyecto Aspire Football Dreams —el cual está diseñado para captar y entrenar a los mejores talentos juveniles de África, Asia y Centroamérica—, parecía natural nombrar a dos hombres con conexiones en La Masía para sus filas de ejecutivos sénior: Josep Colomer y Juanjo Rovira. Del mismo modo, cuando el Liverpool quiso modernizar su desarrollo de fuerzas básicas, buscó a Pep Segura, quien actualmente volvió a un puesto de prominencia en el Barcelona.

No obstante, incluso a la distancia del mundo intenso y de gran presión de la élite del fútbol, la marca de Barcelona tiene peso, como lo demuestra la historia de Puig quien salió de Cataluña en 2014, después de renunciar debido a una discrepancia con la junta directiva, y tomó un puesto en la federación nacional de Gabón.

En el país africano, le impresionó el alcance del Barcelona. “Íbamos a aldeas en las zonas rurales”, comentó. “Había personas que no tenían electricidad o agua corriente. Pero siempre veíamos chicos con el uniforme del Barcelona”.

Después de un año, se mudó a Aruba, antes de acceder a un contrato por tres años con el De Anza Force, un club en Cupertino, California. “Quería vivir la experiencia de Estados Unidos y quería un trabajo con menos presión”, confesó. “Es muy tranquilo aquí. Es como un paraíso”.

En contraste, el Real Madrid no tiene una flotilla de embajadores que prediquen la gloria del club más exitoso de Europa. Hay una conexión formal con China: el Madrid envió a 24 entrenadores y designó 185 millones de dólares en la construcción de una academia en conjunto con el Guangzhou Evergrande. El Real también tiene una relación informal con Aspire: Iván Bravo, el director general de la Aspire Academy, fue director de estrategia en el Madrid entre 2003 y 2010. También ocupa un lugar dentro de la junta directiva del Leeds United.

Sin embargo, más allá de eso, la influencia del Real Madrid es limitada: no hay ningún equipo que suministre más jugadores a las cinco mejores ligas de Europa que el actual campeón de España —el Madrid venció al Barcelona este año—, pero envía menos ejecutivos o entrenadores como emisarios.

En parte, esto podría deberse al modelo gerencial que le ha dado tanto éxito al Real Madrid: el presidente del club, Florentino Pérez, ha trabajado con sus dos asociados más cercanos, José Ángel Sánchez y Ramón Martínez, durante tanto tiempo que sus amistades aseguran que no se pueden imaginar partiendo a otro lado.

La estabilidad del reinado de Pérez también es significativa. Ha estado a cargo del Madrid durante una buena parte de las últimas dos décadas. El Barcelona ha visto partir a entrenadores y ejecutivos en purgas que siguen al cambio de régimen. No ha habido tantas turbulencias en la capital española. Los únicos que van y vienen en el Real son los directores técnicos. Esta podría ser la ventaja del Real. Hay un poco de preocupación en Cataluña de que la fuga de cerebros esté obstaculizando el éxito de La Masía.

No obstante, también podría haber un elemento cultural. En el libro The Real Madrid Way, el autor Steven G. Mandis concluye que “las culturas de la victoria no se pueden imponer o inventar”. En cambio, son únicas, endémicas. La alquimia peculiar que hace especial y exitoso al Real Madrid no se puede empacar e introducir en otro lado. La historia, el contexto, son incomparables.

El Barcelona no lo concibe de la misma manera. El club no quiere imponer su cultura en otros equipos para crear un ejército de clones. Su fervor evangélico proviene de otro lugar, de la creencia de que otros también pueden aprender el idioma que uno habla, sin importar cuán grande o insignificante seas, cuán rico o pobre. Es un equipo que puede dejar su rastro en todas partes.



JMRS


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