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El drama de Trump obliga a México a escuchar a sus migrantes 


2018-01-29

Pablo Ximénez de Sandoval

México vino este sábado a escuchar a los mexicanos de Los Ángeles. Y los emigrantes tenían mucho que decir. La política de persecución de la inmigración irregular que parece estar poniendo en marcha el nuevo Gobierno de Estados Unidos ha tenido ya un impacto importante en el día a día de los inmigrantes, entre los que quizá la amenaza de deportación de los dreamers es el caso más evidente. Pero es un impacto que se extiende a México, que se encuentra con la urgencia de dar apoyo a unos emigrantes que, siendo la principal fuente de divisas del país (28,600 millones de dólares el año pasado), nunca han estado en el centro de la discusión política mexicana.

Un encuentro entre legisladores mexicanos, cargos diplomáticos y ejecutivos y líderes de las comunidades migrantes este sábado dejó en evidencia que los mexicanos en Estados Unidos acusan haber sido olvidados durante décadas, no tienen interés en volver a su país y comparten la misma imagen de México que tienen los estadounidenses. Pero en tiempos de Trump, necesitan toda la ayuda que se les pueda dar. “Vivimos el momento más grave de la historia para nuestra comunidad”, dijo sin ahorrar dramatismo Gil Cedillo, concejal de Los Ángeles y reconocido líder californiano en la defensa de los indocumentados.

El encuentro estuvo organizado por el Foro Agenda Migrante y es el séptimo de este tipo, coordinado por el excanciller Jorge Castañeda y la exjefa del Instituto de Mexicanos en el Exterior, Eunice Rendón. Durante tres horas, un centenar de asistentes pudo preguntar y contar su experiencia a los legisladores en debates moderados por los periodistas Joaquín López Dóriga y Carlos Puig y la consultora política Gisela Rubach. En la mesa estaban cinco diputados, dos senadores, el cónsul general en Los Ángeles y cargos de Gobiernos estatales y federal.

No faltaron críticas. “¿Qué está haciendo México para evitar que la gente venga por necesidad? Las cosas en mi pueblo siguen igual que cuando me fui”. “¿Cuál es la oferta para la comunidad migrante en este año electoral? Somos más que números, somos más que remesas”. Martha Jiménez, con más de tres décadas en California, hizo un emotivo relato de los horrores de cruzar la frontera. “No vengan sin documentos, los van a recoger en una bolsa negra”.

Pero también hubo reclamos concretos. Por ejemplo, incrementar los recursos consulares para programas de ayuda legal, algo que según los asistentes ha sido ignorado en el presupuesto. Bajar las tasas de los documentos. Facilitar la llegada a México. “El presupuesto no reconoce la importancia de los migrantes”, reconoció la diputada Claudia Corichi. “Prácticamente no hay recursos para apoyarles a ustedes”.

René Moreno, de la Fundación Puebla-USA, resumió el sentimiento de muchos respecto a México cuando contó una odisea de problemas burocráticos y corrupción que le impidieron enviar ayuda a su pueblo tras el terremoto. “Estamos casados con los problemas de México y divorciados de su riqueza. México es el padre que nos dio el apellido. Estados Unidos es el padrastro que nos ha dado todo”. El muro entre los dos países “ya lo construyeron muchos de los que están acá”, dijo señalando a los ponentes.

Aunque el ritmo de deportaciones actual comenzó con Barack Obama, “Trump lo ha hecho visible”, comentaba Eunice Rendón a EL PAÍS. “Hay que transitar a la acción”. Los partidos políticos en México “ya tuvieron un año para hacer algo” y no se aprecian avances. Rendón reconoce que la falta de movilización política de los migrantes es clave. “No hay interés de los partidos porque el voto exterior no es significativo”. “Pero no están viendo otra parte”, advierte, “y es que estos hablan con sus familias en México e influyen en el voto allí”.

México no ha despertado ahora a la realidad de sus migrantes, explicaba Castañeda a EL PAÍS. “Es una exageración decir que empieza ahora. México apoya a sus migrantes al menos desde los Gobiernos de Ernesto Zedillo y Vicente Fox. Pero sí la amenaza (actual) ha hecho que haya más conciencia de la enorme aportación que hacen a México y de la vulnerabilidad del país ante las deportaciones”.

La política de deportaciones masivas tiene un impacto real en México en varios niveles. “Primero, un impacto psicológico en las familias que tienen miembros en Estados Unidos” por la inseguridad económica, explica Castañeda. “Se une al aumento de la violencia en México, en el peor momento de su historia, y un crecimiento económico mediocre”. La deportación masiva de cientos de miles de personas puede generar “una tensión social de gente enviada por la fuerza a México que no encuentra acogida en el país”.

El caso de los dreamers es especialmente dramático. Son jóvenes llegados cuando eran menores. Obtuvieron protección contra la deportación y permisos de trabajo con Barack Obama (casi 800,000 de un total de aproximadamente 1,5 millones). Trump va a eliminar el programa a partir del 5 de marzo a no ser que le financien su muro. Castañeda calcula que todos perderán sus trabajos en ese momento y hasta 40,000 al mes verán caducar su protección. “Es un momento especialmente peligroso”, dijo Castañeda.

El pasado jueves, el cónsul general de México en Los Ángeles, Carlos García de Alba, compartió con la prensa el retrato robot del detenido por inmigración en su jurisdicción. El 97% son hombres y la edad media son 37 años. El 95% tenían hijos nacidos en Estados Unidos, un dato que da idea del drama que se está produciendo en las comunidades inmigrantes, que tienen que elegir entre vivir separados o trasladar a México a niños que nunca han conocido ese país. Los detenidos habían estado de media 20 años en Estados Unidos.

De los mexicanos entrevistados por el Consulado en el centro de detención en Los Ángeles, solo un 1% ha sido liberado después de ser detenido. El 64% fueron deportados. El resto, está pendiente de decisión. Por eso advertía Castañeda este sábado que las verdaderas consecuencias de las políticas de Trump aún no se han visto. Las deportaciones han bajado en números absolutos respecto a los años de Barack Obama. Pero las detenciones han aumentado, especialmente de personas sin antecedentes, por lo que hay en los centros de detención una bomba retardada de miles de personas cuyo flujo hacia México empezará este año.

Al finalizar el acto, Castañeda expresó cierta frustración por la falta de avances concretos en la protección de los migrantes. El debate ha sido el mismo desde que comenzaron estos foros hace un año, dijo. Un debate acertado, en el que todos los puntos están sobre la mesa, pero se ha perdido un año en la toma de medidas concretas. “Y mientras tanto, Trump no se ha quedado quieto. Ha actuado”. Faltan al menos tres años más de Trump. Si cambian las mayorías en el Congreso de EE UU se pueden mitigar algunas políticas, pero el margen de discreción del presidente en inmigración sigue siendo muy amplio. El foro Agenda Migrante en Los Ángeles dejó clara la urgencia de que en 2018 las demandas de los migrantes que son evidentes desde hace décadas se conviertan en políticas públicas en México.



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