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El riesgo de ser sacerdote en México


2018-02-07

 

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 6 FEB - El asesinato de dos curas católicos el lunes en el estado de Guerrero, sur de México, y cuyos sus cuerpos fueron hallados a la vera de una ruta que une a las localidades de Taxco e Iguala, confirmó la certeza de los expertos de que los sacerdotes están en la mira del crimen.
    
También puso en evidencia que México, que desde hace 11 años enfrenta la peor ola de violencia en décadas, con más de 235,000 muertos y unos 33,000 desaparecidos, es uno de los países más peligrosos para ejercer el sacerdocio, Solamente el año pasado fueron asesinados cuatro sacerdotes, lo que hizo de México el país con mayor número de misioneros católicos muertos, según informó la agencia Fides en su reporte anual.
    
En los últimos cinco años han sido asesinados 23 curas en el país, lo cual es considerado un récord, pues nunca había habido tantos religiosos muertos en este período. Según datos de la agencia de información de las Pontificias Obras Misioneras, de los 23 sacerdotes, religiosos y laicos asesinados este año en el mundo, 11 perdieron la vida en América, 10 en Africa y 2 en Asia.
    
"La violencia contra el clero ha aumentado en los últimos años sin que se vean acciones concretas para detenerla", señaló a Fides Omar Sotelo, director del Centro Multimedial de México.
    
El organismo, vinculado a la Iglesia, se dedica a reunir estadísticas sobre violencia contra religiosos católicos que recopila en un informe anual.
    
"La población está permanentemente expuesta al crimen, lo conocemos bien, pero ahora, sobre todo el sacerdocio, se ha convertido en un ministerio peligroso", agregó.
    
Los presbíteros suelen ser asesinados durante intentos de secuestro o robo, realizados con gran saña, en contextos de pobreza económica y cultural, de degradación moral y ambiental.
    
"Los asesinados son solo la punta del iceberg, ya que es larga la lista de trabajadores pastorales, o de simples católicos, agredidos, golpeados, robados, amenazados, como también lo es la de las estructuras católicas al servicio de toda la población, atacadas, vandalizadas o saqueadas", señaló Fides.
    
El Episcopado mexicano y la Diócesis Chilpancingo-Chilapa condenaron estos homicidios exigió justicia y pidió a las autoridades su esclarecimiento, al expresar sus condolencias a las familias.
    
"Oramos por nuestras autoridades y confiamos en ellas, para que se actúe conforme a la ley y se esclarezcan los asesinatos de todos los que claman justicia".
    
El arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera, llamó al gobierno a no distraerse con el proceso electoral (el 1 de julio próximo habrá comicios presidenciales) ni olvidarse de la violencia.
    
Un grupo de desconocidos fuertemente armados que viajaban a bordo de una furgoneta dio muerte a los sacerdotes Germain Muñiz García e Iván Añorve Jaimes.
    
En la agresión también resultó muerto un profesor, y quedaron heridos un hombre y una mujer, en tanto que otra resultó ilesa, de acuerdo con el reporte de la Fiscalía.
    
El Centro Católico Multimedial dijo que las dos víctimas "eran muy jóvenes" y que la zona donde murieron es minera por lo que se considera "complicada y conflictiva".
    
En los últimos cinco años han sido asesinados seis religiosos católicos en distintos municipios de Guerrero, uno de los estados pintados de rojo en el mapa de la violencia que azota al país desde hace más de una década.
    
Las amenazas del crimen organizado contra los representantes de la Iglesia católica "son las mismas que sufre la ciudadanía, porque en esto de la inseguridad en Guerrero nadie se escapa", expuso el portavoz de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Benito Cuenca.
    
En mayo de 2014 también fue asesinado en Guerrero el sacerdote ugandés John Ssenyondo, quien fue previamente secuestrado por un comando en la comunidad de Nejapa, Municipio de Chilapa. El peor atentado contra una figura de la jerarquía católica mexicana ocurrió el 24 de mayo de 1993, cuando fue asesinado el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, cuando arribaba al aeropuerto de la occidental ciudad de Guadalajara, para recibir al entonces Nuncio Apostólico Girolamo Prigione. 



yoselin


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