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Theresa May: La soledad de la "premier tortuga"


2018-02-07

CARLOS FRESNEDA | El Mundo

Le llaman ya la líder "tortuga" y no precisamente por su coraza. Desde que arrancó el año, por su lentitud de movimientos, Theresa May ha soportado una lluvia de dardos envenenados por todos los flancos. El ataque más certero se lo lanzó precisamente un ex partidario de la permanencia, el diputado conservador Rob Halfon: "Necesitamos menos política de la tortuga y más política del león. Porque tenemos que ser radicales".

Los partidarios del Brexit "duro" se apropiaron del término y fustigaron con crueldad a la líder "tortuga". 'The Daily Telegraph', el látigo particular del "león" Boris Johnson, lleva todo el año informando puntualmente de los complots para la sucesión de May. 'The Sunday Times' ha ido un paso más allá anticipando el advenimiento del "dream team" del Brexit duro: el propio Johnson, su viejo amigo/enemigo Michael Gove y el ultraconservador Jacob Rees-Mogg, el espadachín del influyente European Research Group.

Los conservadores moderados y "rebeldes", capitaneados por la diputada Anna Soubry y el veterano Kenneth Clarke, arriman entre tanto el ascua a la recién creada coalición multipartidista para reclamar una segundo referéndum sobre el acuerdo final con Bruselas. "Los seis meses que tenemos por delante serán decisivos, y no podemos excluir la posibilidad de que la gente cambie de opinión", ha advertido el ex fiscal general Dominic Grieve, otro miembro ilustre de la resistencia.

Acechada por la derecha y por la izquierda, Theresa May se encuentra cada vez más aislada políticamente. Tras la salida por la puerta trasera de Downing Street de su viejo colega Damian Green (implicado en el escándalo del porno en el Parlamento), la 'premier' debe sentirse insoportablemente sola en su propio gabinete. Más de un analista ha insinuado que su decisión de crear un Ministerio de la Soledad es tal vez un reflejo de la sensación que a ella misma le embarga desde el primer repecho del 2018... y lo que aún le espera.

"Hazme una oferta"

Hasta Angela Merkel se atrevió a bromear recientemente sobre la desesperada situación de May. En un encuentro confidencial con periodistas durante la cumbre de Davos, la canciller alemana recordó cómo la 'premier' le pidió insistentemente durante las negociaciones: "Hazme una oferta". A lo que Merkel respondió: "Sois vosotros los que os vais... ¿Qué es lo que queréis?". Y de nuevo May: "Hazme una oferta".

"Más duro"

La "relación especial" con Donald Trump atraviesa también momentos de insalvable dificultad. El presidente norteamericano no dudó en criticar la postura negociadora de May y decidió alinearse con los brexiteros durante una reciente entrevista en la ITV: "Yo habría adoptado una posición más dura a la hora de salir de la Unión Europea".

"La conspiración de los funcionarios"

La guerra interna en el gabinete May ha superado en los últimos días todos los límites. Hasta el punto en que el "número dos" del Departamento del Brexit, Steve Baker, llegó a acusar a los funcionarios de la secretaría del Tesoro de "conspirar" para frenar la salida de la UE y difundir datos manipulados sobre su impacto económico. Baker estuvo durante horas en la cuerda floja y salvó la piel tras pedir disculpas en el Parlamento.

"Frustrar el Brexit"

El diputado Jacob Rees-Mogg, posiblemente el máximo 'conspirador' en las filas conservadoras, tomó el relevo y acusó a los funcionarios del Tesoro de "un fallo de responsabilidad colectiva" por no seguir las políticas del Gobierno. Y a continuación, lanzó su dedo acusador contra el enemigo número uno de los "bexiteros" y timonel de la economía británica, Philip Hammond... "O el secretario del Tesoro está intentando frustrar el Brexit, o lo están intentando sus funcionarios. En última instancia, los ministros han de asumir su responsabilidad".

"Cambios muy modestos"

El penúltimo psicodrama dentro del gabinete May lo desencadenó el propio Philip Hammond con su famoso discurso de Davos que incendió las iras del ala dura del partido. Hammond, partidario de la permanencia en su tiempos como ministro de Exteriores, rompió una lanza por la "interconexión" con la economía del continente y expresó su confianza en que el Brexit resultaría al final en "cambios muy modestos". Los brexiteros pidieron su cabeza. La propia May tuvo que amonestarle por su apreciación personal.

"La línea del bateado"

Los paralelismos entre Philip Hammond y Geoffrey Howe, que fue también secretario de Exteriores y del Tesoro con Margaret Thatcher, saltan a la vista. Son dos figuras políticas muy distintas, pero los dos tuvieron que desempeñar el imposible papel pro-europeo en un ambiente cada vez más hostil. La dimisión de Howe propició en 1990 la caída de Thatcher, cada vez más aislada políticamente. Sus palabras, criticando la actitud de la Dama de Hierro hacia Europa, cobran un nuevo significado estos días, en el arranque de la segunda mitad de la negociación: "Es como si mandáramos a los jugadores de críquet a la línea de bateo, y descubriéramos -en el momento en que les llegan las bolas- que sus bates han sido rotos por el capitán".



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