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López Obrador se enfrenta a intelectuales 

2018-02-08

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 8 FEB - El favorito de las encuestas para las presidenciales del 1 de julio, Andrés López Obrador, después de mostrarse de buen humor, relajado y hasta irónico ante sus críticos, perdió los estribos y se enfrascó en una disputa verbal con conocidos intelectuales.

López Obrador, postulado por una coalición que combina a un partido de izquierda, otro nacionalista y otro evangélico, despotricó contra varios académicos y escritores, a los cuales acusó de ser "cómplices de la mafia del poder".

El precandidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Partido del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES), que aventaja por entre 6 y 10 puntos a sus competidores, dirigió sus invectivas sobre todo contra Jesús Silva-Herzog, que lo calificó previamente de "oportunista".

"Ni modo, son tiempos de enfrentar a la mafia del poder, a sus secuaces y articulistas conservadores con apariencia de liberales", respondió al crítico de arte, ensayista y académico Silva-Herzog, miembro de una conocida dinastía de intelectuales mexicanos, que incluye a su padre, exministro de Finanzas y a su abuelo, un historiador muy destacado, ambos del mismo nombre.

Lo paradójico es que el escritor había elogiado al precandidato porque en las últimas semanas había comenzado a exhibir una imagen más relajada y a tomar con humor acusaciones como la de algunos medios según las cuales estaba recibiendo apoyo del gobierno ruso.

El carismático dirigente inclusive llegó a apodarse a sí mismo "Andrés Manuelovich" para hacer mofa de estos señalamientos.

Silva Herzog escribió en el diario Reforma que al parecer "queda poco de ese sectarismo" en el aspirante presidencial, quien "en empeños anteriores mordía cada anzuelo que sus enemigos le lanzaban" y, en cambio, "hoy se burla con gracia de su torpeza".

López Obrador "caía fácilmente en las provocaciones. Era irascible, intolerante, grosero. A cada cuestionamiento respondía con una descalificación moral". Pero eso fue suficiente para que el más adelantado en las encuestas respondiera con virulencia y volviera a adoptar su antigua postura de rechazo a las críticas.

El pasado día 5, también arremetió contra el historiador Enrique Krauze, que había salido en defensa de Silva-Herzog, a quien calificó de ser "profundamente conservador" pero ir por la vida "con apariencia de liberal".

El precandidato señaló que respeta "la crítica y el derecho a disentir" pero también se muestra molesto en particular por cuestionamientos en su contra que han sido difundidos por el diario capitalino Reforma.

El 24 de agosto pasado, por ejemplo, señaló a través de Twitter que "los del Reforma parecen alumnos de Goebbels, quien decía: una mentira que se repite muchas veces puede convertirse en verdad".

Pero también dirigió sus dardos al otro diario influyente de la ciudad, El Universal, al cual calificó de "prensa alquilada y deshonesta".

Las posturas del tres veces aspirante a la presidencia, en una de las cuales, la primera, estuvo a medio punto de ganar, ha dado de este modo motivos a sus críticos para cuestionarlo y para compararlo con el presidente de Estados Unidos Donald Trump.

"La actitud de López Obrador no es muy distinta que la de Trump, que tuitea constantemente sobre los "medios deshonestos" o de "fake news", señaló el analista político Sergio Sarmiento.

Otra de las críticas del precandidato fue la académica y analista Denisse Dresser, quien dijo que Obrador "tiene la piel demasiado delgada y no entiende el papel fundamental en una democracia que es la libertad de expresión, la crítica, los contrapesos que proveen los periodistas".

Al final López Obrador quiso arrojar paños fríos a la controversia y señaló ayer que éste es "el mundo del revés: para unos sigo siendo sectario, un peligro para México. Para otros ya me volví fresa (moderado) o ñoño (tonto)".

Ahora, al ser cuestionado sobre el tema, optó por hacer la emblemática señal del movimiento "hippie" de "amor y paz" con los dedos y no dijo más.