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Ayuda a los niños a dormir mejor: apaga la luz 


2018-03-13

Dra. Perri Klass, The New York Times


Los ojos de los niños permiten el paso de más luz que los ojos de los adultos.

Podrías pensar que estoy hablando metafóricamente, quizá refiriéndome a que los niños son más receptivos al mundo y sus bellezas, o a la facilidad con la que sus cerebros se transforman por lo que ven y lo que escuchan. Sin embargo, resulta que los ojos de los niños son un poco distintos en su anatomía, por lo que efectivamente dejan pasar más luz, así que un nuevo estudio sugiere que la exposición a la luz intensa antes de dormir puede ocasionar que su reloj biológico se desajuste.

En un artículo publicado el 4 de marzo en la revista especializada Physiological Reports, los investigadores ofrecen información sobre un experimento en el que midieron los niveles de melatonina, la hormona que regula el sueño, en un grupo de diez niños, cuyas edades oscilan entre los 3 y los 5 años.

Primero, hicieron que los niños siguieran un horario de sueño regular durante cinco días y tomaban muestras de su saliva varias veces al día para medir sus niveles basales de melatonina. Después, el sexto día, convirtieron las casas de los niños en “cuevas” a media luz, cubrieron las ventanas con plástico negro y remplazaron las bombillas con otras de menos vatios.

Lameese D. Akacem, profesora de la Universidad de Colorado, en Boulder, la autora principal del estudio, dijo que los niños pasaron todo el día bajo luz tenue y los investigadores otra vez registraron sus niveles de melatonina. Al día siguiente, una hora antes de irse a dormir, los niños estuvieron expuestos a iluminación intensa durante una hora mientras jugaban sobre una mesa de luz: una superficie de vidrio con una fuente de brillo al interior.

“Sabemos, gracias a otros muchos estudios en adultos, adolescentes y niños mayores de 6 años, que el reloj biológico es muy sensible a la exposición luminosa”, dijo Akacem. “Particularmente durante la tarde, la luz suele reprimir la hormona promotora del sueño: la melatonina”.

Sin embargo, no había estudios de niños cuyas edades oscilan entre los 3 y los 5 años, y había razones para pensar que estos podrían ser aún más sensibles.

“Tratábamos de imitar las condiciones en casa cuando vas a dormir a un niño”, dijo Monique LaBourgeois, profesora adjunta de Psicología Integradora en la Universidad de Colorado, en Boulder, y directora del Laboratorio de Sueño y Desarrollo, así como autora sénior del estudio. Un niño que se resiste a irse a dormir podría salirse de la habitación oscura e ir con sus padres que están en habitaciones iluminadas, dijo, y “quedar deslumbrado por tanta luz. Solo una exposición breve a la luz brillante puede reprimir la melatonina y eliminar su efecto para propiciar el sueño”.

La hora de dormir promedio para los niños del estudio era 20:27, y en sus “cuevas” a media luz, sin la interferencia de luz brillante, los investigadores encontraron que los niños comenzaban a secretar melatonina en promedio a las 19:47, lo que marcaba el inicio de su “noche biológica”.

La noche siguiente jugaron sobre las mesas de luz. “Nos dimos cuenta de que la exposición a luz brillante reducía la melatonina en casi el 90 por ciento, y los efectos perduraban incluso una vez que los niños regresaban a la luz tenue”, dijo Akacem. Cincuenta minutos después de que apagaban la luz, la mayoría de los niños aún no alcanzaba el 50 por ciento de los niveles de melatonina que habían mostrado el día anterior.

Judith Owens, directora de Medicina del Sueño en el Hospital Infantil de Boston, dijo que “el ritmo circadiano y la secreción de la melatonina en los niños comienza antes que en los adultos”.

“Un aprendizaje importante es que los padres deben evitar que los niños estén expuestos a luz muy brillante justo antes de dormir”, dijo Akacem. El estudio establece las bases, dijo, para observar con mayor detalle la sensibilidad a la luz de los niños pequeños, de modo que los investigadores puedan darles más recomendaciones prácticas y específicas a los padres.

El mismo equipo de investigación está dando inicio a un estudio más grande y de larga duración para observar diferentes intensidades de luz y cómo afectan al reloj biológico de los niños.

Debido a que la resistencia a irse a dormir y la dificultad para quedarse dormido son los principales problemas en este grupo, señaló, vale la pena reflexionar cómo esta sensibilidad a la luz podría influir en el comportamiento de los niños, incluso mientras se llevan a cabo más investigaciones.

Así que más o menos una hora antes de llevarlos a dormir, los padres podrían considerar la creación de una atmósfera un poco cavernosa. Apagar las luces del techo, utilizar reguladores de intensidad de luz y procurar encontrar una alternativa a la luz brillante del baño. “Atenuar la luz permite que la melatonina alcance su patrón natural”, dijo Akacem.

“Muchas veces los padres preguntan sobre la lamparita de noche”, dijo Owen. “Mi recomendación es ponerla en el piso, para no dirigir la luz directamente a los ojos”. También puso énfasis en la importancia de una rutina nocturna constante —incluso durante el fin de semana— para los niños y en mandarlos a la cama antes de las 21:00, lo suficientemente temprano para que duerman todas las horas que necesitan.



yoselin


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