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Descansar en Dios


2018-06-19

Guadalupe García

En la vida a veces las cosas nos superan o escapan a nuestro control. O simplemente hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos y a partir de ahí no depende de nosotros.

Esto se da a todos los niveles, desde un examen en 5º de Primaria hasta una operación quirúrgica, pasando por una inestabilidad laboral, una ruptura sentimental o un negocio con resultados inciertos, qué se yo.

¿Qué hacer llegados a este punto? Podemos seguir dándole vueltas a la cuestión en la cabeza (“dale Periquillo al torno”) repasando paso por paso lo que hemos hecho o dejado de hacer, acumulando tensión y no cambiando nada porque lo hecho hecho está.

Podemos cerrar los ojos y aguantar la respiración esperando a ver qué pasa, hasta ponernos morados por la falta de oxígeno y caernos redondos como en los dibujos animados.

O podemos descansar en Dios.

“Descansar en Dios”. La propia frase es una perita en dulce. Al repetirla experimento verdadero descanso, relax, alivio.

Porque tengo la certeza de que he hecho cuanto podía y a partir de ahí ya no depende de mí, así que “le paso la pelota” a Dios.

Él sabe qué es lo que necesito y qué es lo que deseo y espero. Él conoce mi buena voluntad y mis disposiciones. Y si aquello que espero y deseo es lo mejor para mí Él moverá a las personas y los acontecimientos para que llegue aquello que anhelo.

Y si no llega o no sucede lo esperado sabré que vendrá otra cosa mejor. Porque CONFÍO EN ÉL.

Puede parecer que “abandonarse en Dios” es inconsciencia pero no lo es: es fe y es humildad. Es reconocer que soy limitado y no lo puedo todo yo solo. Es tener la certeza de que Dios es todopoderoso, omnisciente y padre amorosísimo y sabe mejor que uno mismo lo que nos conviene. Y es plegarse a su voluntad y a su sabiduría dejando a un lado la opinión personal y los cálculos y cábalas que habíamos hecho.

También puede parecer que “aceptar la voluntad de Dios” es conformismo, debilidad o comodidad y de eso nada.

No sé tú pero yo de entrada reacciono mal cuando se me cambian los planes. Salto como una pantera, pregunta en mi casa y verás qué te dicen. Así en caliente, de conformarme nasti de plasti.

Los seres humanos somos de serie soberbios, orgullosos y egoístas, cortesía de Adán y Eva y el pecado original, y en general nos gusta salirnos con la nuestra, así que conformarnos con que no puede ser como queríamos no es lo primero que nos sale.

Cuando nos pasa esto podemos rebelarnos y revolvernos y jurar en arameo y enfadarnos. Eso nos desahoga de momento pero a la larga seguimos disgustados e incómodos.

O podemos realmente descansar en Dios y confiar en su criterio.

Esta actitud yo me la represento así: uno llega a casa tras un largo día, muy cansado; deja el bolso o el maletín, las llaves, el abrigo… y se deja caer con un suspiro de placer ene l sofá.

Esta es la mejor imagen que tengo para explicar que´ es descansar en Dios. Te animo a poner es práctica esta actitud.

No desaparecerán de tu vida las dificultades ni los agobios, no te engañes porque Dios no es el bálsamo de Fierabrás; pero tú  no te quemarás porque donde tú no llegues llegará Dios; donde tú no puedas podrá Dios; donde tú no sepas sabrá Dios.

Escucha y medita esta canción aquí.



JMRS


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