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Un caso de discriminación dirime qué pesa más en Suecia: la igualdad o el respeto religioso


2018-08-19

Christina Anderson, The New York Times

Una mujer musulmana en Suecia que dijo haber sido discriminada en una entrevista de trabajo por rehusarse a dar la mano por motivos religiosos consiguió un fallo a favor en un tribunal administrativo laboral.

En mayo de 2016, Farah Alhajeh, de 24 años, estaba siendo entrevistada para trabajar como intérprete en Semantix, en la ciudad al norte de Suecia de Uppsala, cuando la persona que realizó la entrevista quiso presentarle a un superior varón. Alhajeh dijo que se puso la mano sobre el corazón a modo de saludo y que sonrió antes de explicar que evitaba el contacto físico por ser musulmana.

Fue sacada de la empresa

“Fue como un golpe frontal”, dijo Alhajeh, nacida en Suecia, vía telefónica desde su hogar en Uppsala. El fallo a su favor fue anunciado el 15 de agosto. “Fue la primera vez que alguien reaccionaba y la reacción fue muy dura”.

El tribunal administrativo sueco indicó que la compañía había discriminado a Alhajeh y le ordenó darle una compensación de 40,000 coronas, unos 4350 dólares.

El caso fue presentado por el defensor de igualdad de Suecia y desató varios cuestionamientos delicados en un país que de por sí batalla con temas de integración y migración. Entre ellos, si una empleada musulmana puede rehusarse a apretar la mano como un saludo en el ámbito laboral, dijo Martin Mork, encargado de litigación en la oficina del ombudsman.

El tribunal dijo en un comunicado que Alhajeh “se adhiere a una interpretación del islam que prohíbe darles la mano a personas del sexo opuesto a menos que se trate de un integrante de la familia cercana”. El tribunal concluyó que “el rechazo de la mujer a estrecharles la mano a personas del sexo opuesto es una manifestación religiosa protegida por el noveno artículo de la Convención Europea de Derechos Humanos”.

Sin embargo, la empresa argumentó que todo su personal debe tratar de la misma manera a mujeres y hombres y que no puede permitir que un posible integrante del equipo decida no dar la mano según el género.

La votación del fallo quedó tres a dos y los integrantes sí reconocieron que la empresa tenía razón en requerir un trato igual para empleados y empleadas, incluido cómo se saludan, pero que no puede requerir que ese saludo sea estrecharse la mano.

“El tribunal logró tener un equilibrio entre los intereses de la igualdad de género y de libertad religiosa en el ámbito laboral”, dijo Mork.

Alhajeh dijo que estaba satisfecha con el fallo. Mencionó que sí saluda a hombres y mujeres de la misma manera —llevando la mano al pecho— cuando está frente a ambos, pero que en una situación donde solo hay mujeres quizá sí les daría la mano.

“Vivimos en una sociedad en la que es necesario tratar de la misma forma a mujeres y varones”, dijo. “Eso lo sé porque soy sueca”.

“Y debo practicar mi religión de una manera sueca que sea aceptable”, añadió.

No es la primera vez que un apretón de manos causa controversia en Suecia. En 2016, un integrante musulmán del Partido Verde retiró su candidatura para liderar el partido después de ser criticado en público por no estrecharles la mano a mujeres, incluida una periodista que lo iba a entrevistar.

“Apoyo e impulso la igualdad entre personas”, dijo el primer ministro Stefan Lofven en abril de 2016. “Eso, tal como debe significar las mismas oportunidades para mujeres y hombres, significa que en Suecia nos saludamos y damos la mano tanto a hombres como mujeres”.

Mork dijo que esa forma de saludar sí es muy sueca, pero agregó que debe verse “bajo la lente de integración e igualdad de géneros”.

“Se ha vuelto una cuestión simbólica sobre cómo Suecia trata a sus minorías religiosas”, indicó.

En otros países han tenido debates similares. En el cantón suizo de Basilea-Campiña, un tribunal decidió en 2016 que dos niños sirios que estudiaban en una escuela pública de Therwil no podían rehusarse a darles la mano a sus profesores por cuestión religiosa. Parte del tejido social suizo es justamente un apretón de manos con los maestros antes y después de las clases.

Mientras que en Sídney hubo furor el año pasado cuando se adoptó una política para que los colegiales musulmanes puedan ponerse la mano sobre el pecho a modo de saludo en vez de estrecharles la mano a sus profesoras.

En Francia, un tribunal administrativo estableció que el rechazo de mujeres argelinas a darles la mano a oficiales varones en una ceremonia de naturalización es razón para negarles la ciudadanía.



JMRS


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