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La autoridad electoral fulmina al aliado ultraconservador de López Obrador 


2018-09-12

Elías Camhaji, REl País

El ultraconservador Partido Encuentro Social (PES) ha pasado de ser un aliado clave para que Andrés Manuel López Obrador ganase las elecciones presidenciales de México a perder el registro como partido político. Todo en poco más de dos meses. Así lo ha decidido este miércoles el Instituto Nacional Electoral (INE), después de que la fuerza política evangélica no superara el umbral mínimo del 3% de los votos válidos en ninguna de las votaciones federales. Las autoridades han retirado también el registro al Partido Nueva Alianza (Panal), la agrupación fundada en 2006 como brazo político del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el más grande de México y de Latinoamérica con 1,6 millones de miembros.

El PES obtuvo solo el 2,78% de los votos para presidente, el 2,43% de los sufragios para el Senado y el 2,51% en la elección para la Cámara de Diputados, de acuerdo con el recuento final, que excluye los votos nulos y por candidatos no registrados. El Panal apenas rebasó el 1% de la votación para el Ejecutivo, aunque consiguió el 2,43% en los comicios para senadores y el 2,51% para las diputaciones.

"Son los ciudadanos los que decidieron quién seguía en la contienda", ha dicho Lorenzo Córdova, el consejero presidente del INE, sobre una medida que se había fraguado durante varias semanas y que por fin ha sido ratificada de forma unánime después de que vencieran todos los plazos para las apelaciones. Las autoridades han cortado también el flujo de recursos públicos a ambos partidos políticos, la última partida que recibirán será para que terminen la relación con sus trabajadores y cubran sus adeudos. Esta liquidación se hará con los recursos que estaban previstos para ambos y no se podrá prolongar por más de un año.

El PES se fundó en 2015 y logró amasar 1,5 millones de votos para la coalición Juntos haremos historia, que conformaba junto con los izquierdistas Partido del Trabajo y Morena y que aupó a López Obrador al poder con una diferencia del 30% sobre sus rivales, Ricardo Anaya y José Antonio Meade. La coalición se produjo, pese a que López Obrador había señalado antes al PES como un partido impresentable y de una derecha muy rancia, apunta el analista Carlos Bravo Regidor. "La alianza no tenía tanto un valor que se tradujera en votos, se trataba de mandar el mensaje de que el lopezobradorismo podía apelar a votantes religiosos de clase media fuera de la capital, un grupo al que antes no había accedido", explica Bravo Regidor.

El arrastre del ahora presidente electo dio a la agrupación de la derecha evangélica 56 escaños en la Cámara baja. La polémica alianza, que unió a tres agrupaciones en los dos extremos del espectro ideológico, le valió críticas al ahora presidente electo en unos comicios marcados por el pragmatismo político y la ausencia de líneas programáticas claras en las tres coaliciones que compitieron por la presidencia. Esos 56 lugares le valieron ser nominalmente la tercera fuerza en el Congreso, que tomó posesión el pasado 1 de septiembre y está compuesto por 500 legisladores.

El mejor resultado electoral en la historia del PES —que contaba con 10 diputados en la legislatura anterior— fue una suerte de espejismo porque 25 de los integrantes de su grupo parlamentario se pasaron a Morena, el partido que tiene el mayor número de diputados. La pérdida del registro influyó directamente en la conformación de la Cámara baja, ni el PES ni el Panal tuvieron el derecho de tener candidatos plurinominales, que asigna 200 escaños por el principio de representación proporcional. El Panal, que apoyó a Meade en las elecciones, se quedó solo con dos diputados electos por mayoría. "Estamos viendo una reconfiguración muy profunda del sistema de partidos y a un electorado que cada vez se identifica menos con ellos", expone Bravo Regidor. "No han aportado nada a la vida democrática del país, considerando el financiamiento del Estado", sentencia Horacio Vives, académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México.

El Panal fue fundado en 2006 de la mano de la polémica Elba Esther Gordillo, una antigua líder sindical que rompió su alianza de varias décadas con el todavía gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que salió de la cárcel hace menos de un mes tras ser absuelta de tres cargos por corrupción. El partido de los maestros había apoyado al actual presidente Enrique Peña Nieto y se coaligó al PRI en las últimas elecciones, pese a que el Gobierno actual inició el proceso penal contra Gordillo. La base tradicional de votantes del Panal se dividió también tras la promesa de Andrés Manuel López Obrador de revocar la reforma educativa, que restó influencia a las corporaciones docentes y estableció evaluaciones para ingresar al magisterio. El mito del partido corporativo que podía movilizar el voto masivo de los docentes se desmoronó en las últimas votaciones.

El futuro de ambas organizaciones es incierto, no solo por el futuro de sus bancadas parlamentarias, también por el papel que tendrá el PES —defensor de la familia tradicional y liderado por un expastor evangélico— durante el Gobierno de López Obrador, que se reafirma como progresista. Sus 31 diputados prolongan su capacidad de incidir en el proceso legislativo al menos por tres años más. El próximo año se abre el registro para las asociaciones que busquen registrarse como partidos políticos y la oportunidad para ambas organizaciones de reaparecer de manera formal.


 



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