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¿Ingenuidad o�? 


2018-09-13

Por Humberto Musacchio | Siempre


Andrés Manuel López Obrador envió a Donald Trump, el 12 de julio, una carta en la que propone reanudar las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio y abordar el asunto de la migración de manera integral para “hacerla económicamente innecesaria”, pues considera que con aportaciones de Estados Unidos, México y los países centroamericanos se formaría una bolsa para echar a andar proyectos de combate a la pobreza, el control fronterizo y la inseguridad.

En su misiva, el virtual presidente electo de México le dice a Trump: “conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar el establishment o régimen dominante”, por lo cual, le dice López Obrador al magnate del copete rubio que todo está dispuesto para iniciar una nueva etapa en la relación entre los dos países y “alcanzar un entendimiento amistoso y respeto mutuo” sobre la base de la cooperación y la prosperidad.

La carta es un perfecto ejemplo de ingenuidad política y diplomática. Insistir en la reanudación de las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio no parece tener porvenir si atendemos a las medidas adoptadas por el gobierno estadounidense, como es la imposición de gravámenes a diversos productos mexicanos y canadienses con las consecuentes represalias de estos países para emparejar el piso.

Trump ha declarado reiteradamente que Canadá y México se han beneficiado del TLC, en tanto que, según él, para Estados Unidos ha significado la fuga de inversiones y la pérdida de empleos. En términos de política electoral, tales medidas han elevado la popularidad del presidente gringo desde ahora, con vistas a su reelección.

Eso del fondo para crear empleos y desplegar programas sociales que desalienten la migración suena bien, pero si Kennedy no logró mayor cosa con su demagógica Alianza para el Progreso, hoy, cuando la miseria se ha ahondado en Latinoamérica por la expoliación de las trasnacionales y con un presidente que no oculta su desprecio por los vecinos del sur, la mentada cooperación es un sueño guajiro.

Por lo demás, Trump no desplazó el establishment de su país, sino que su elección fue para fortalecerlo, pues lo más reaccionario de la Unión Americana está presente en su gobierno. Palabras como cooperación, entendimiento y respeto chocan con el proyecto de construir un muro fronterizo y cargárselo a México.

El tabasqueño y Marcelo Ebrard, su futuro canciller, olvidan que están tratando con la más despiadada potencia imperial de la historia, no con hermanas de la caridad. Pronto pagarán su noviciado.



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