MUY OPORTUNO
Superstición y fe
Superstición es la creencia en que un determinado fenómeno o situación tiene una explicación mística, mágica o simplemente es asumida cultural o socialmente, sin ningún tipo de demostración científica.
Superstición es la creencia en que un determinado fenómeno o situación tiene una explicación mística, mágica o simplemente es asumida cultural o socialmente, sin ningún tipo de demostración científica.
Alfonso fue un hombre de una personalidad extraordinaria: noble y abogado; pintor y músico; poeta y escritor; obispo y amigo de los pobres; fundador y superior general de su congregación; misionero popular y confesor lleno de unción; santo y doctor de la Iglesia.
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo».
Todas las personas sufrimos contratiempos y decepciones, más o menos grandes, todos los días. Entre otras cosas porque es imposible que nos salgan bien todas nuestras pequeñas aspiraciones. Cada vez que nuestros deseos y propósitos se ven frustrados, se nos presenta el dilema de cómo asumirlo.
El dinero no da la felicidad, pero ayuda. Sin embargo, cuando el poseer, el acaparar, se pone en primer lugar, entonces todo lo demás se desvirtúa. Se valora a la persona no por lo que es, sino por lo que tiene. Los medios se convierte en fines, de lo necesario para vivir se pasa a lo superfluo.
Quiso ser militar. Sin embargo, a los 31 años en una batalla, cayó herido de ambas piernas por una bala de cañón. Fue trasladado a Loyola para su curación y soportó valientemente las operaciones y el dolor. Estuvo a punto de morir y terminó perdiendo una pierna, por lo que quedó cojo.
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel».
Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico pero hasta los perros venían y le lamían las llagas.
El hombre descubre en su interior la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo: es la ley moral. Esta ley proviene de Dios. Todo hombre nace con ella en el corazón. Podrá seguirla fielmente o no, pero la tiene dentro de sí mismo.
San Pedro, “Crisólogo” de sobrenombre, obispo de Ravena y doctor de la Iglesia, que, habiendo recibido el nombre del santo apóstol, desempeñó su oficio tan perfectamente que consiguió capturar a multitudes en la red de su celestial doctrina, saciándolas con la dulzura de su palabra.
Tierra Santa, no tiene que estar constreñida por ningún Estado, ni entidad política alguna, puesto que es el escenario donde tuvieron lugar los acontecimientos religiosos más importantes de toda la Historia de la Humanidad.
El liberalismo economicista tiene como hijo mayor el capitalismo moderno. Sabemos que para que éste se dé con toda la "pureza" que pretenden sus postulados fundamentales se necesita el dominio de la técnica, del dinero y de la deuda.
"Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada". Marta entendió la lección y arremangándose el delantal, se sentó también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador.
«El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».
En Madrid, capital de España, San Pedro Poveda Castroverde, presbítero y mártir, fundador de la Institución Teresiana destinada a promover la formación cristiana, que al comienzo de la persecución contra la Iglesia fue asesinado por odio a la religión, dando un claro testimonio de su fe († 1936).
En aquel tiempo, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.
Las actas de su martirio nos relatan sobre hechos milagrosos: Trataron de matarle de seis maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido, ahogándole, tirándole a las fieras, torturándole en la rueda y atravesándole una espada. Con la ayuda del Señor, Pantaleón salió ileso.
«El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña».
Pocos son los que se confiesan de un pecado de pereza concreta o de ser perezosos en general. Y es que nadie que es perezoso, se considera que lo es Y si nos ponemos la mano en el corazón podemos asegurarnos a nosotros mismos que jamás hemos sido perezosos.
Antes de caer sobre él la punición, el Profeta Daniel le aconsejó reparar sus pecados, pues Nabucodonosor había cometido injusticias contra sus súbditos y saqueara pueblos extranjeros. Y "Daniel le recomienda, como medio de expiación, la virtud opuesta a ese vicio", o sea, la bondad.