El presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro anunció el miércoles que eligió a un admirador del mandatario estadounidense Donald Trump como su futuro ministro de Relaciones Exteriores.
"¡Mira lo que hizo Dios!", le dijo Malafaia al candidato, quien estaba atolondrado por las intervenciones para coser su tracto intestinal y otros órganos afectados en el ataque. "Te apuñalaron y ahora los demás candidatos se están quejando de cuánto tiempo te han dedicado en las noticias".
La estrategia que llevó a Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil avanza por el mundo: el desprecio por las reglas democráticas, las minorías sociales puestas como chivos expiatorios, la nostalgia de un pasado supuestamente mejor y la popularización del antiintelectualismo.
El hecho es claro: si algún dios aburrido no lo impide, en unos días el país más poderoso de América Latina será gobernado por un militar retirado que celebra torturadores y desprecia mujeres, chupa cirios y revolea pistolas: Jair Bolsonaro, un compendio de pesadillas del pasado.
El gobernante Partido Revolucionario Institucional de México fue una de las marcas más exitosas en la política del siglo XX, pero una aplastante derrota en los comicios presidenciales del domingo dejó su futuro en la cornisa.
