VUELTA AL MUNDO
Un cuarto de siglo de impunidad
La sirena produce escalofríos. Y no es un giro poético. A las 9.53 de cada 18 de julio, un sonido agudo recorre el cuerpo, mientras cientos de personas levantan fotos con rostros en el lugar donde un coche bomba cargado con 400 kilos de explosivos destruyó en 1994 la sede de siete pisos de la AMIA.