DEL DICHO AL HECHO
Así va la Cuarta Transformación, según López Obrador
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no ha parado un momento desde que ganó el mandato en una victoria aplastante en julio del año pasado.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no ha parado un momento desde que ganó el mandato en una victoria aplastante en julio del año pasado.
El presidente de la república firmó ante notario público el compromiso de no reelección y declaró, en contradicción, que permanecerá en el poder el tiempo que el pueblo decida.
A Andrés Manuel López Obrador no le gusta la prensa que no lo sigue o que no lo apoya. Le incomoda que lo critiquen y desde que fue candidato y ahora como presidente los medios de comunicación que no están de su lado lo mortifican al grado de denostarlos.
Evidentemente después de leer la carta de renuncia, o más bien denuncia, del Doctor Carlos Urzúa, ex titular de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, hay muchas cosas que nos tiene que preocupar como mexicanos.
Se cumple en estos días un año del arrollador triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador. De forma paradójica, el elevado grado de popularidad que mantiene el presidente de México después de seis meses de gobierno tiene orígenes y consecuencias de signo contrario.
Ya pasó un año desde que los electores eligieron mayoritariamente a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, medio año desde que ejerce el cargo, un Presupuesto de Egresos de la Federación aprobado, decenas de reformas y miles de acciones y declaraciones.
La migración no es caritativa. Es un tema transversal en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Pero tiene que ser ordenada, segura, regular, responsable, y con políticas migratorias planificadas: Pacto Mundial, ONU.
Un día después de haber sembrado el desconcierto entre sus aliados con ofensivas declaraciones sobre las políticas exteriores y comerciales de algunos de ellos, el presidente estadounidense Donald Trump, dio un nuevo giro de 180 grados.
Al asumir la presidencia de México, hace siete meses, Andrés Manuel López Obrador prometió un sexenio de prosperidad y a la vez de redistribución de los beneficios en provecho de los más pobres. Hoy queda claro que le resultará imposible cumplir los dos objetivos: crecer más y distribuir mejor.
La conferencia de prensa mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador del lunes no sólo fue diferente porque se realizó desde Cancún, sino por la forma como la prensa de Quintana Roo lo cuestionó por las afirmaciones sobre seguridad y el sargazo.
La prensa suele describir a Trump como un “populista” y lo agrupan junto a políticos como Viktor Orbán, de Hungría, que también han llegado a posiciones de poder al explotar el resentimiento entre votantes blancos en contra de personas migrantes y de élites mundiales.
En la ficción política, Marcelo Ebrard llamó al presidente de la república desde Washington para poner los puntos sobre las íes: “¿Quién se va a hacer cargo de las negociaciones con Estados Unidos? ¿La embajadora o yo?”
La falta de credibilidad de los medios es una realidad. Según un sondeo de la agencia Parametría presentado en 2017, apenas el 18 por ciento de los mexicanos confía en ellos, porcentaje bastante menor al de los que creen en el ejército, la Iglesia o el mismísimo IMSS, lo que ya es grave...
Los números y cuadrículas de Raquel matan. Los recortes que está haciendo en su cuaderno de matemáticas para cumplir con el mandato presidencial de ahorrar, controlar el gasto y combatir la corrupción están por convertir el país en una funeraria.
Y eso hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia de prensa del jueves, cuando acusó a la prensa de pertenecer al hampa –y sugerir que la crítica es una acción delictiva–, por recoger la crisis del sector salud bajo el enfoque de la austeridad.
Forman un ejército de decepcionados, de frustrados. Cruzaron la frontera para unirse a la cruzada de Juan Guaidó, dejaron atrás todo y pusieron sus vidas en riesgo, y tres meses después les anuncian que se deben unir a la legión de simples emigrantes.
El asesinato de Gilberto Muñoz Mosqueda, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Química, Petroquímica, Carboquímica, Energía y Gases, no mereció una sola mención o frase de reprobación por parte del Presidente de la República.
Rara es la semana en la que no se discuta, en México y otras geografías, la relación que guardan los medios de comunicación con el poder. El debate es casi rutinario y, sin embargo, no deja de proporcionarnos de tanto en tanto alguna sorpresa, cuando no un franco sobresalto.
Con los programas de bienestar, aclaró en su conferencia de prensa mañanera ayer lunes desde Veracruz, se permitirá “alejar a los jóvenes del mal camino. Con su atención se garantiza que no sean jalados por bandas del crimen organizado”.
En días recientes el presidente Andrés Manuel López Obrador ha desatado varias críticas y debates en redes, fundamentalmente en torno a dos temas: el primero la libertad de prensa y el derecho de réplica; y el segundo respecto al memorándum para “cancelar” la reforma educativa.