MENSAJERÍA
7 consejos bíblicos para ser feliz
¿Quién no quiere ser feliz? ¿Quién quiere vivir en desgracia? He aquí una serie de consejos la mar de útiles para que se nos conceda esa dicha
¿Quién no quiere ser feliz? ¿Quién quiere vivir en desgracia? He aquí una serie de consejos la mar de útiles para que se nos conceda esa dicha
Gracias a su fe, tesón y energía logró que salieran adelante proyectos de gran calado en circunstancias adversas y sumamente difíciles. Fue un hombre de oración, caritativo, exigente y severo consigo mismo, piadoso y misericordioso con los demás, muy generoso con los pobres.
«Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos».
San Martín de Porres, religioso de la Orden de Predicadores, hijo de un español y de una mujer de raza negra, quien, desde niño, a pesar de las limitaciones provenientes de su condición de hijo ilegítimo y mulato, aprendió la medicina que, después, siendo religioso, ejerció generosamente en Lima.
Entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
La conmemoración de los fieles difuntos es complementaria de la solemnidad de Todos los Santos. Nuestro destino, una vez atravesados con y por la gracia de Dios los caminos de la santidad, es el cielo, la vida para siempre. Y su inexcusable puerta es la desaparición física y terrena, la muerte.
Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!».
Celebremos conscientemente nuestras tradiciones ancestral, no como espectadores de un ritual anual carente de sentido, sino con la convicción cristiana de renovar nuestra fe y esperanza en la eternidad que Cristo mismo nos ha prometido.
Hoy, primero de noviembre se celebra la fiesta de Todos los Santos. Para toda la Iglesia es una gran celebración porque hay gran fiesta en el cielo.
Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.
«Viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra».
Son muchas las personas que preguntan: ¿por qué la Iglesia Católica tiene tantos Santos? Ya sea por curiosidad o mala fe, ésta pregunta tiene un común denominador: la ignorancia.
Los estudios encuentran que la humildad no es el más audaz de los rasgos de personalidad, pero es importante. Y, según los psicólogos, es muy difícil de fingir.
Fue Quintín hijo de un senador romano muy apreciado de la gente. El más grande deseo de Quintín era hacer que muchas personas conocieran y amaran a Jesucristo, y poder derramar su sangre por defender la religión. Nuestro santo había recibido de Dios el don de sanación.
San Judas Tadeo es uno de los doce apóstoles. No se trata de Judas Iscariote, que vendió a Jesús por treinta monedas.
Una de las pruebas más difíciles que se enfrentan en la vida es la constatación de que se es incapaz de perdonar a alguien que nos lastimó. Jesús nos dio un ejemplo de esa actitud cuando relató la parábola del hijo pródigo que malgastó su herencia.
Destinado a predicar, supo llegar al corazón de las pobres gentes, campesinos y pastores en su mayoría, que malvivían trabajando de sol a sol, mientras los beneficios iban a parar a los señores. Les hablaba del amor de Dios con un mensaje sencillo, comprensible, despojado de retóricas y artificios.
«Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’».
Una amiga mía cuenta esta historia. Creció con cinco hermanos y un padre alcohólico. El efecto del alcoholismo de su padre fue devastando a su familia. He aquí cómo cuenta la historia.
La película de nombre “Inesperado” (“Unplanned”) es un testimonio, un gran testimonio de vida, de conversión de vida, por una parte, y de revelación del gran negocio de la muerte disfrazado de ayuda a la mujer. Es el efecto estremecedor de enfrentarse a la evidencia médica.