TRAS BAMBALINAS
El mayor miedo de los alemanes no es la inmigración, sino Donald Trump
La preocupación por la amenaza internacional que representan las políticas de Trump es la número para los germanos
La preocupación por la amenaza internacional que representan las políticas de Trump es la número para los germanos
Durante la Guerra Fría, Washington temía que Moscú estuviera tratando de convertir la radiación de las microondas en un arma secreta de control mental. Más recientemente, el Ejército estadounidense trató de desarrollar armas de microondas que pudieran emitir de manera invisible explosiones.
Un mecanismo torcido de la Historia parece dispararse a menudo para llevarse a las personas nobles. El último sábado de agosto murió un hombre bastante noble -bastante, para los tiempos que corren- en un rancho de Arizona. Se llamaba John McCain.
El fin de semana pasado, Trish Regan, una comentarista de Fox Business, desató un ligero incidente internacional al describir a Dinamarca como un ejemplo de los horrores del socialismo, justo como Venezuela.
Fue una metáfora perfecta para describir al gobierno del presidente Nicolás Maduro. En un desfile militar diseñado para mostrarlo como un comandante jefe poderoso, una explosión interrumpió a Maduro a la mitad de su discurso.
Es un récord maldito. Las 209,000 hectáreas de sembradíos y las 921 toneladas de cocaína que reportó la Oficina para la política antidrogas de la Casa Blanca, el dato más creíble de cuantos se emiten cada año, es la herencia envenenada que Juan Manuel Santos deja a su sucesor en Casa Nariño.
La imagen de Luiz Inácio Lula da Silva estaba en todas partes durante la convención nacional del Partido de los Trabajadores brasileño: había camisetas con una fotografía de cuando él era un trabajador metalúrgico joven, carteles que lo mostraban ya como político.
A fuerza de tuits, va emergiendo una Doctrina de Trump: Di que tienes un poderío incontrastable, no toleres desaires y contragolpea con más fuerza... al menos de palabra.
Los integrantes de las fuerzas armadas de Brasil, que en buena medida se han mantenido alejados de la vida política desde que terminó la última dictadura hace treinta años, ahora alistan su mayor incursión política en décadas. Algunos incluso advierten de intervención militar.
El encuentro entre Donald Trump y Vladímir Putin, realizado el 16 de julio en Helsinki, ha generando sentimientos encontrados. De una parte, existía la esperanza de que sirviese para reconducir las relaciones entre Washington y Moscú, más tensas hoy que en ningún otro momento del pasado reciente.
La cumbre en Singapur del 12 de junio entre Trump y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, provocó reacciones particularmente fuertes.
"Eres un líder muy ineficaz, has tomado una decisión absolutamente terrible". Podría escribirse esta frase como una declaración más de las realizadas por Donald Trump esta semana durante su viaje a Bruselas y Reino Unido y a nadie le chirriaría.
La victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador además de generar una bocanada democrática y el resurgimiento de esperanzas entre los mexicanos, en la Casa Blanca causó una reacción que debe ser tomada con reserva.
Suelo pensar que el comunismo no era malo por sí mismo: que lo arruinó el hecho bastante fortuito de haber triunfado en Rusia -y no en algún país menos brutal-.
En la cumbre de Singapur de este martes entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, ambos protagonistas han cantado victoria. Pero quien realmente ha salido más beneficiado ha sido el Gobierno de Pekín.
Desde que Chávez, Uribe y Lula fueron presidentes de Venezuela, Colombia y Brasil, respectivamente, estos países han recorrido caminos disímiles, pero la sombra descomunal de sus figuras, ha determinado el devenir político de sus repúblicas.
A lo largo de América Latina y el Caribe, los ciudadanos han perdido confianza en las elecciones y en los políticos políticos. Y así como los votantes están cuestionando el proceso democrático, los gobiernos de todo el espectro ideológico también están desautorizando a los vigilantes tradicionales.
Para Vladimir Putin la mayor tragedia del siglo XX no es Auschwitz ni el Gulag ni las guerras mundiales. El desgarro histórico que más le duele es la caída del imperio soviético.
Rusia ha irrumpido en el proceso de desnuclearización norcoreano recordando su apuesta por una solución progresiva, que implique concesiones de ambas partes e incluya el levantamiento de las sanciones impuestas a Pyongyang por el Consejo de Seguridad.
En junio de 2017, mientras gran parte de la atención estaba centrada en la incertidumbre que generaban las primeras decisiones del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuvo lugar una discusión más discreta sobre la vida de Barack Obama.