Mientras grandes grupos empresariales en México y el gobierno del país logran financiarse en el mercado global de deuda con costos cada vez más bajos, la gigante petrolera Pemex, otrora consentida entre bonistas, ha tenido que apelar a rendimientos casi récord para seducir a los inversores.
El descubrimiento hace dos años de cerca de 1,000 millones de barriles de crudo frente a la costa sur del Golfo de México por parte de la estadounidense Talos Energy marcó el primer descubrimiento de una empresa extranjera desde que la industria petrolera fue nacionalizada en México.
La izquierda de México y la ultraderecha de un exmilitar en Brasil no parecen ser tan distintas. Al menos para quienes operan los Credit Default Swaps de las dos mayores economías latinoamericanas.
México, como la mayoría de países industrializados, cerrará 2019 con su economía inmersa en una severa ralentización, con el empleo formal estancado y la inversión en fase declinante.
La mexicana Pemex requerirá un mayor apoyo financiero del que el Gobierno estima, lo que le resultará muy costoso en los próximos años, mientras su perfil crediticio sigue deteriorándose, dijeron el miércoles analistas de la calificadora Moody’s.
El pleito que ha enfrentado a México con Estados Unidos y Canadá por la construcción de una red de gasoductos parece llegar a su fin tras dos meses de negociaciones.
Al menos unos 8,500 millones de dólares invertidos en valores gubernamentales se fugaron de México en los últimos seis meses debido a la desconfianza de los inversores en el futuro del país, a pesar de las altas tasas de interés imperantes.
La negociación de opciones de crudo y futuros subió la semana pasada cuando los participantes del mercado se prepararon para el programa anual de coberturas petroleras de México, en el que el país compra al menos 1,000 millones de dólares en contratos para proteger sus ingresos petroleros.
El último informe de la Junta de Gobierno del Banco de México para revisar la política económica advierte que la desaceleración de la economía mundial podría afectar al país.
El gobierno mexicano reiteró el martes que respaldará a la endeudada estatal Pemex con más capital así como con una reducción de impuestos, en momentos en que la petrolera se encuentra bajo la mira de las agencias calificadoras de riesgo.
La estatal mexicana de electricidad CFE inició el lunes una ronda de negociaciones con varias empresas de infraestructura energética a las que pidió anular varias cláusulas de sus multimillonarios contratos de transporte de gas y sobre los cuales solicitó arbitraje internacional, dijo un portavoz.
La petrolera estatal mexicana Pemex está a punto de hacer historia como el mayor “ángel caído” del mercado global de bonos de la historia, pero a los ojos del mundo de renta fija, la compañía cargada de deudas ya ha perdido sus alas.
El gobierno mexicano desplegará 6,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera sur del país, anunció el jueves el canciller, para contener los flujos migratorios de Centroamérica como parte de un acuerdo que negocia con Washington para evitar la imposición de aranceles a partir del lunes.
La decisión de Trump golpea al segundo país más poblado de América Latina cuando la expansión económica no termina de levantar el vuelo: el Banco de México ha recortado la expectativa de crecimiento para 2019 y la sitúa entre un 0.8% y un 1.6%.
Donald Trump dio este jueves un paso más allá en su tensa relación con México y la batalla contra la inmigración irregular y anunció un arancel del 5% en todos los productos importados del país vecino a partir del 10 de junio.
Los recursos llegan a Pemex como una bocanada de aire fresco cuando la empresa acumula una deuda de 106,500 millones de dólares, una de las más altas para una compañía de su tipo.
Octubre de 2018. Andrés Manuel López Obrador, todavía presidente electo, decide la cancelación de las obras del nuevo aeropuerto de Ciudad de México tras una polémica consulta popular. Es una de sus primeras decisiones de calado.
Mediodía del viernes. El secretario (ministro) de Hacienda de México, Carlos Urzúa (Aguascalientes, 1955), recibe a EL PAÍS en un receso de la convención bancaria de Acapulco (Guerrero, suroeste) en mangas de camisa y con cara cansada.
Al terminar la reunión solo se respiraba decepción. Los nuevos directivos de Pemex acababan de visitar en Nueva York a los principales bancos y fondos de inversión con intereses en la petrolera.
La petrolera estatal mexicana Pemex perdió 665 millones de dólares en su unidad de fertilizantes, ignoró a consultores y realizó inversiones de alto riesgo sin una estrategia comercial perceptible, según una auditoría gubernamental de sus operaciones en 2017.
