Antes de la pandemia, mis amigos me llamaban “la emperatriz”, haciendo mofa de mi apellido. Pero ahora han comenzado a referirse a mí con un apodo de la realeza que proyecta menor estima: ahora soy “la reina de la cuarentena”.
Decenas de millones de personas en España y Francia recuperaron parcialmente la libertad de circulación este lunes con el levantamiento de numerosas restricciones impuestas para luchar contra la pandemia del coronavirus, que con la reaparición de casos en Corea del Sur y China renueva los temores..
Cada vez que se producía algún cataclismo extraordinario, su víctima intentaba volver a la vida que había perdido. Ya no será posible. Nunca pensé que escribiría estas palabras, pero aquí van: he aprendido a ser conservador.
Algunas cayeron a miles de kilómetros. Para mediados de enero, un chispazo se había prendido en Chicago y otro cerca de Phoenix. Dos más en la zona de Los Ángeles.
La pandemia de la COVID-19 ha causado ya más de 140,000 muertos en el mundo, en momentos en que los países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, manejan la hipótesis de que el virus procede de un laboratorio de China, y no de un mercado local de animales.
Durante un almuerzo de enero en una empresa de autopartes, un trabajador le pidió a un colega que le pasara la sal. Además del salero, en ese momento, compartieron el nuevo coronavirus, según la conclusión de los científicos.
Entre los trastornos psiquiátricos descritos por un grupo de psicoanalistas a Folha de S. Paulo que aquejarían al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, figura su mesianismo de querer resolver el drama del coronavirus de forma milagrosa.
El mundo se enfrenta a una brutal recesión a causa del coronavirus, que ya ha empezado a golpear a países como Francia o Alemania, advirtieron este miércoles los expertos, mientras que los gobiernos se preguntan cómo superar el confinamiento, que afecta a medio planeta.
Las anteriores plagas y guerras mundiales no tuvieron lugar en las actuales condiciones de globalización –física y virtual– en las que además existe un consenso universal sobre el valor intrínseco de la vida humana.
La última vez que hice vida normal en Nueva York fue el 6 de marzo. El virus había llegado, pero la clase que doy todos los meses a residentes de psiquiatría en el Weill Cornell Medical College de Manhattan no se había cancelado.
En los días anteriores a la pandemia, muchos pasábamos más tiempo en las oficinas o las calles que en casa. Ahora, confinados, hemos recuperado al vecino, la aldea. Después de la emergencia, ¿seremos capaces de sostener algunos de esos lazos de vecindad solidaria?
La pandemia del coronavirus, en principio una crisis sanitaria global, no ha tardado en convertirse en una disputa geopolítica entre una superpotencia en horas bajas y otra emergente que rivalizan por la influencia mundial de sus sistemas políticos y económicos. Y, por ahora, China va ganando.
En México, durante semanas se ha criticado la forma de actuar de López Obrador, dándose baños de masas cuando la pandemia ya azotaba a todo el mundo y relativizando, en cierta medida, el impacto del coronavirus en el país. Por convicción o por necesidad, ha aflorado otro perfil en los últimos días
El verbo florido de García Márquez consiguió dar épica y romanticismo al cólera; pero es muy difícil que haya cuentero en toda la región capaz de darle la vuelta a esta epidemia para encontrarle una cara amable.
En los próximos días y semanas, el coronavirus golpeará con fuerza a América Latina. Los datos y las curvas indican que la pandemia crecerá a ritmos similares a los ya vistos antes en Asia y en Europa.
El centro comercial de Taikooli es uno de los lugares más concurridos de Pekín. En la tarde del viernes, un grupo de viandantes al otro lado de la calle aguardaba el momento de cruzar de acera, preparados para despedir la semana laboral yendo al cine, de tiendas o a cenar.
Las estrategias de Singapur, Taiwán y Hong Kong han tenido hasta ahora resultados exitosos. Pero estas tácticas podrían ser imposibles de replicar en Estados Unidos y Europa.
La crisis está ayudando a sacar lo mejor de muchas personas, desde sacrificar tu boda hasta una parroquia chateando con sus fieles son algunos ejemplos de como le sonreímos a la adversidad.
La crisis se va expandiendo de este a oeste, igual que el amanecer, y cada meridiano va incurriendo en los mismos errores que el anterior, como si fuéramos personajes de una tragedia griega de dimensión planetaria.
Los terremotos generan destrucción y también nueva información sobre las capas más profundas del planeta. Las pandemias también generan destrucción e información, y no solo biológica, epidemiológica o médica. También revelan quiénes somos como personas y como sociedad.
