ECOLOGÍA
El precio ecológico de la moda
Según Oxfam, solo en agosto en Reino Unido se compraron más de dos toneladas de ropa cada minuto. No es un caso aislado. En todo el mundo se consume y desecha más ropa que nunca.
Según Oxfam, solo en agosto en Reino Unido se compraron más de dos toneladas de ropa cada minuto. No es un caso aislado. En todo el mundo se consume y desecha más ropa que nunca.
La imagen que apareció no fue nada alentadora: la Agencia Espacial Brasileña (AEB) informó que en un año habían sido arrasadas más de 958,000 hectáreas de la Amazonía, una extensión de selva casi del tamaño de Líbano que se ha extirpado del bosque tropical más grande del mundo.
El fuego no es natural en la Amazonía. La selva tropical virgen está demasiado húmeda como para encenderse, no importa cuán fuerte sea la luz solar. Si el bosque arde, casi siempre se debe a los humanos.
Los movimientos sociales de la región se unieron a los indígenas, ribereños y quilombolas para declarar que, en época de emergencia climática, la Amazonia es el centro del mundo.
El Amazonas es el pulmón del mundo y no podemos permitir que se destruya. Los incendios que arrasaron la selva este año conmocionaron al mundo. Fueron un ejemplo terrible y elocuente de los peligros que plantea la deforestación y que pueden agravar los riesgos del cambio climático.
Desde su publicación en Estados Unidos, El planeta inhóspito. La vida después del calentamiento (Debate), libro del periodista David Wallace-Wells (Nueva York, 1982) que acaba de salir en España, causó una honda impresión por la forma en que enfoca el cambio climático.
La destrucción de los bosques puede ser muy rápida y la regeneración mucho, mucho más lenta. Pero alrededor del mundo, la gente está metiendo las palas en la tierra para ayudar.
El discurso del presidente, Jair Bolsonaro, que minusvalora el cambio climático, odia a las ONG y quiere autorizar explotaciones mineras en tierras indígenas, han colocado la destrucción de los bosques en el centro del debate político local e internacional.
Los incendios y la deforestación en la Amazonia han reabierto el debate sobre los límites de la soberanía nacional y la protección global del medioambiente. La región es el mayor bosque tropical del planeta; actúa como sumidero de CO2 y regulador de temperatura.
Los ojos del mundo voltearon de pronto al sur de América Latina, donde extensos territorios de la región amazónica comenzaron a quemarse de forma descontrolada, pero expertos consultados por Sputnik coincidieron en que, una vez la selva deje de arder, se mantendrán las actividades...
La Amazonia está en llamas. A juzgar por la alarma mediática y social, lo está sobre todo en Brasil y este mes. Sin embargo, la realidad es algo más compleja.
Necesitamos encontrar una opción económica que beneficie a los habitantes de la selva y al resto del mundo. La ayuda es bienvenida, siempre y cuando se respete la soberanía brasileña.
El fuego devasta la Amazonia. No es nada nuevo, por desgracia, pues cada año llegan de manera puntual las noticias de incendios que arrasan miles y miles de hectáreas.
São Paulo siempre ha visto mal tiempo. Pero el pasado lunes las nubes oscurecieron el cielo y se hizo de noche a las tres de la tarde. Poco después, los paulistas se enteraron de que, además de la lluvia, había humo. Lo suficiente para generar un efecto óptico que dejaba el cielo casi negro.
La activista Greta Thunberg suele afirmar, al intentar que los adultos despierten ante la emergencia climática: “Nuestra casa está en llamas”. La sueca de 16 años atraviesa ahora el océano en velero rumbo a la cumbre de la ONU.
La Amazonia brasileña arde como nunca. En los casi ocho primeros meses del año se han producido casi un 84% más de incendios que en el mismo periodo —entre enero y el pasado lunes— de 2018, el ritmo más alto desde que el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales comenzó la medición en 2013.
El asistente de laboratorio abrió el congelador y sacó un objeto del tamaño de un balón de fútbol que estaba metido en una bolsa de plástico hecha jirones, le quitó su cubierta lodosa y lo colocó sobre una mesa de madera. Se trataba de la cabeza de un lobo.
Servicio de Cambio Climático de la agencia europea Copernicus ha confirmado este lunes que julio fue el mes con la temperatura media mundial más alta jamás registrada. Ha superado por 0,04 grados centígrados a julio de 2016, hasta ahora el mes más cálido.
La mujer salió antes del amanecer. Sus cuatro hijos todavía estaban dormidos en su casa de bloques de hormigón en Abobo, un laberinto de tiendas y viviendas lleno de trabajadores portuarios, conductores de taxi, obreros de fábricas y vendedores callejeros.
Varios incendios forestales han arrasado este año las menguantes áreas de naturaleza que aún bordean partes de la Ciudad de México y Guadalajara, las dos mayores urbes del país. Esto no sucede por casualidad o mala fortuna.