Italia superó este viernes las 4,000 muertes por coronavirus, al tiempo que Nueva York y otros estados siguieron los pasos de California al declarar la cuarentena obligatoria para intentar controlar la pandemia.
Durante los últimos días, la inquietud y la paranoia han seguido a Ann Ostburg como una nube negra, mientras el coronavirus se propaga por Estados Unidos alcanzando los 50 estados esta semana.
El programa estatal de prestaciones por desempleo de Estados Unidos, una pieza clave de la red de seguridad del mercado laboral, está a punto de enfrentarse a su mayor desafío en más de una década.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, que emitió un discurso por televisión por el Año Nuevo Persa, elogió a los iraníes por sus “deslumbrantes” sacrificios para combatir la epidemia de coronavirus en la nación más golpeada por el patógeno en Oriente Medio.
Los países más ricos del mundo vertieron recursos sin precedentes para apoyar la economía mundial en momentos en que los casos de coronavirus se disparan en Europa y el número de muertes en Italia supera a las de China continental, donde se originó el virus.
Los supermercados, incluido Walmart de México, empezaron a doblegarse el viernes para retirar de las tiendas a decenas de miles de trabajadores de edad avanzada que empacan las compras, a medida que aumenta la preocupación por su vulnerabilidad al coronavirus.
Durante los últimos cinco meses, la Plaza Italia se convirtió cada viernes en el bastión capitalino de las protestas sociales que estallaron en Chile pidiendo mejores pensiones, salud, educación, entre otro reclamos.
Por segundo día consecutivo, China no detectó ningún caso originado dentro del país de transmisión del virus, el cual se cree que surgió en la provincia central de Hubei a finales del año pasado, según las nuevas cifras diarias sobre la enfermedad registradas el jueves.
La cifra de muertos por el brote de coronavirus en Italia subió en 627 a 4.032, dijeron el viernes funcionarios, el mayor salto diario en términos absolutos desde que surgió el contagio hace un mes.
Nueva York y California impusieron nuevas restricciones, limitando la actividad de 60 millones de personas en los dos estados para frenar la propagación del coronavirus y ordenando a todos los trabajadores no esenciales que se queden en sus hogares.
Antes de que Donald Trump ingresase al salón de conferencias de prensa de la Casa Blanca para informar las últimas novedades acerca del coronavirus, todas las cadenas estaban transmitiendo la conferencia de otro gobernante que ofrecía calmadamente estadísticas y recomendaciones.
La Organización Mundial de la Salud y otras agencias dicen que no hay evidencia que respalde la afirmación de que el ibuprofeno podría empeorar los síntomas de COVID-19.
El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció el viernes que todos los trabajadores de negocios no esenciales deberán quedarse en casa y que todas las reuniones en el estado quedan prohibidas.
Al iniciar el primer día de la cuarentena nacional obligatoria, Argentina lucía el viernes con menos movimiento en las calles pero con largas filas en supermercados y farmacias.
Italia reportó el viernes 627 nuevas muertes, su mayor incremento en un día en el número de decesos por coronavirus. El jefe de Protección Civil Angelo Borrelli anunció que el número de nuevos casos de contagio también subió drásticamente: 5.986.
Las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los hospitales de zonas muy golpeadas por el coronavirus, como Madrid, se aproximan a su límite de capacidad mientras la curva de contagios sigue creciendo.
Cada vez más negocios e individuos en todo el mundo se están negando a usar billetes por temor a que, después de pasar por innumerables manos, sean portadores del coronavirus.
El cura bendijo el féretro. No hubo flores ni abrazos. Francesca Steffanoni y su madre se fueron lo más rápido posible del principal cementerio de Bérgamo, tras una despedida que no duró más de cinco minutos.
Sin suficiente material de protección y tests del coronavirus, los médicos y otros trabajadores de la sanidad pública británica temen contraer la enfermedad cuando más se los necesita y poner en peligro a los pacientes vulnerables.
Teorías de la conspiración, tratamientos inapropiados o consejos falsos de prevención, la propagación relámpago de informaciones falsas de todo tipo sobre el nuevo coronavirus perjudica la lucha de las autoridades para frenar la pandemia.
