REFLEXIONES
En la vida y en la muerte somos de Dios
Desde el día que nacemos a la muerte caminamos. No hay cosa que más se olvide, ni que más cerca tengamos.
Desde el día que nacemos a la muerte caminamos. No hay cosa que más se olvide, ni que más cerca tengamos.
La fortaleza de un ser humano se mide especialmente en el infortunio. Constanza Cerioli lo demostró con creces. Su particular tragedia, neutralizada por su incondicional entrega a Dios, se trocó en bálsamo para los desfavorecidos. Fue conducida a la vida religiosa tras dramáticas experiencias.
Hoy, en esta Navidad, creyentes y no creyentes, sentimos algo especial que invade todo nuestro ser, impregna nuestro espíritu e inclusive nuestro humor. Hoy más que nunca se corre el riesgo de reducir esta fiesta a un mero hecho social, olvidando sus raíces de auténtica significación cristiana.
Hacer memoria de esos dramas es una tarea difícil. Primero, porque no siempre resulta fácil alcanzar una adecuada comprensión de los hechos y de las responsabilidades. Segundo, porque hay dramas todavía poco conocidos, si es que no son sistemáticamente ocultados o manipulados.
Y esto que propongo no es con el fin de amargar a nadie, es, simplemente, desarrollar en nuestro interior el pensamiento de que estamos como en la rueda de la fortuna, algunas veces nos encontramos en la cima, nos sentimos tan felices y plenos que pareciera que nada cambiará.
Se dedicó a la enseñanza durante muchos años en la Academia de Cracovia, después recibió el encargo pastoral de la parroquia de Olkusia, en donde, añadiendo a la recta fe un cúmulo de virtudes, se convirtió para los cooperadores y discípulos en ejemplo de piedad y caridad hacia el prójimo.
La realidad es, sin embargo, que esas palabras dichas públicamente, ante testigos, ante multitud de amigos, se convierten en asunto puramente privado. Incluso las promesas pronunciadas ante Dios, con el tiempo se vuelven frágiles; a veces con una escandalosa celeridad.
Y junto con eso, llegó una sensación siempre creciente de que estamos a salvo, protegidos, seguros, diferentes que en anteriores generaciones, capaces de cuidar de nosotros mismos, ya no tan vulnerables como estaban las generaciones anteriores a nosotros.
De ahí la importancia de fomentar, en quienes trabajan por el bien público, esa virtud de la prudencia con la que se analizan, del mejor modo posible, todos los aspectos que entran en juego a la hora de hacer leyes, decretos y normativas, y a la hora de aplicarlos en concreto.
Adviento nos debe llevar a identificar esa luz, que ilumina nuestro camino. Esa luz es Cristo que viene a vencer la oscuridad de nuestra cotidianidad y traernos un mensaje salvador. Esa luz que sólo brilla por el poder de Dios, y no puede ser apagada jamás por ninguna oscuridad.
En la primera de sus 24 travesias oceánicas, compartió las incomodidades y las incertidumbres de sus compatriotas; se destacó por su extraordinaria valentía con la que afrontó las necesidades que se le presentaron y supo desenvolverse para establecer un punto de encuentro con los emigrantes
Dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre...»
Otro signo aún más alarmante es la caída de la natalidad en los países consumistas. Y ya han empezado a comparecer pandemias temibles, la más obvia de las cuales es el hambre que mata a millones de personas cada año, ante la notoria indiferencia de los poderosos.
. Una familia de luteranos que compartió un campamento con la familia Strauss decidió convertirse al catolicismo antes de la muerte de la niña. Gloria supo de esta conversión y manifestó su alegría. Con la ayuda de un empresario local, la familia Strauss inició una organización.
Nació en Nimega, Holanda, en 1521, y puede ser definido como un hierrro colocado entre el yunque y el martillo, es decir, blanco de la irritación que su clara predicación suscitaba en los ambientes protestantes, y de la malevolencia que la envidia entre los mismos compañeros de religión.
Nace en el siglo XI en Cañas, cerca de Nájera, en el reino de Navarra; no se sabe si de cuna noble o del pueblo llano, ni si rico o pobre. Sí se le conoce pastoreando cuando niño y dado a compartir comida y leche de oveja con los viandantes. Es apacible de carácter y muestra inclinación al estudio
En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Era un esteta, amante de la belleza del arte y de la liturgia; fue un gran impulsor de los creadores en amplio espectro. Promotor de la cultura, fundó universidades, puso en marcha centros de estudio con acceso para todos, aunque no tuvieran recursos, disponiendo becas para estos casos.
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor.
Como en cada informe, las historias de las religiosas, los diáconos, los presbíteros y los obispos reflejan un templo sin ministro, un Evangelio sin ser predicado, una casa hogar sin un par de manos y una feligresía sin un servidor que les inspire esperanza y consuelo: