Internacional - Seguridad y Justicia

Una economía informal de primera línea: las unidades ucranianas comercian tanques y artillería

2022-09-01

“Estamos peleando con lo que capturamos del enemigo”, comentó Bogdan, quien...

Thomas Gibbons-Neff y Natalia Yermak, The New York Times

Esto ha forzado a los soldados ucranianos a buscar lo esencial en el campo de batalla, pues sus propias líneas de suministro están saturadas. Y la relativamente pequeña cantidad de armas costosas del extranjero, como el obús M777 hecho en Estados Unidos, están poco desplegadas en el extenso frente de 2414 kilómetros.

“Tenemos puesta la esperanza en Kiev”, comentó Fedir, uno de los sargentos de provisiones de la brigada y un remplazo de Zmei, para referirse a los comandantes del Ejército en la capital. “Pero dependemos de nosotros mismos. No estamos solo esperando como idiotas hasta que Kiev nos envíe algo”.

Para protegerse contra las represalias, Zmei, Fedir y otros entrevistados para este artículo solicitaron que tan solo se usaran sus nombres de pila o sobrenombres.

El Ejército ucraniano no respondió de inmediato a una solicitud para ofrecer comentarios sobre el intercambio de equipo.

Capturar artículos rusos se ha vuelto cada vez más difícil a medida que la guerra se acerca hacia una fase más estática, en la que la agobiante guerra de Rusia con artillería obliga a los ucranianos a retirarse poco a poco al este, mientras intentan recuperar territorio en el sur. Esto ha creado una demanda incluso más alta de artículos que se comercian en el truque clandestino de los soldados.

Ese fue el caso a inicios de mayo, cuando la nonagésima tercera —una unidad famosa que había peleado en casi todas las principales batallas de la guerra— estaba operando alrededor de la ciudad de Izium, la cual habían ocupado los rusos. Zmei, quien antes de la guerra era dueño de una pequeña editorial especializada en novelas fantásticas oscuras, recibió un mensaje de texto inocuo de un comandante ucraniano en la cercanía.

“Hola”, decía el mensaje. “Oye, pasa lo siguiente, tenemos un tanque que no necesitamos, un T-72 un poco dañado”.

“Y nos gustaría cambiarlo por algo bueno”, agregó el comandante.

La serie de mensajes de texto, enviados por medio de la aplicación de mensajes Telegram y los cuales revisó The New York Times, es tan solo un ejemplo del tipo de equipo que está cambiando de manos de manera extraoficial.

Las solicitudes del comandante eran modestas: un camión de transporte y un par de rifles para francotirador a cambio del tanque trofeo de los rusos. Sin embargo, Zmei le respondió a su cliente: “Son muy pocas cosas por un tanque, escribe qué más necesitas”. El comandante respondió que tenía bastantes tanques y tan solo quería los artículos solicitados.

Cuando el comandante mencionó todos los tanques en posesión de su unidad, Zmei percibió una oportunidad para expandir el trueque. Quería más tanques e hizo notar que la nonagésima tercera tenía misiles antitanques que les suministraron los extranjeros y sistemas portátiles de misiles superficie-aire de Estados Unidos que estaban disponibles para un intercambio.

“Puedo conseguir los lanzadores para un Stinger, unos NLAW [arma ligera antitanque de última generación] y varias cosas grandes para intercambiar… muchas de ellas”, comentó Zmei, para referirse a algunas de las armas de Occidente, cada una de las cuales cuesta decenas de miles de dólares.

De más de la media docena de los soldados entrevistados para este artículo, la mayoría dijo que esta economía clandestina era impulsada por la necesidad de sobrevivir. Señalaron que a veces esto implicaba eludir una burocracia torpe.

Aunque los soldados comentaron que se suponía que debían enviar el equipo capturado a la cadena de suministro en Kiev, hicieron notar que casi no se investigaban los intercambios clandestinos, mucho menos se castigaba a alguien por participar en ellos.

Los gobiernos de Occidente, tras haber proporcionado equipo militar valuado en miles de millones de dólares, han presionado a Ucrania para que se proteja de una posible corrupción en el proceso de distribución, pero hasta ahora no ha habido casos documentados de armas que terminen en manos que no sean las de otras unidades ucranianas.

No obstante, incluso mantener en la clandestinidad la transferencia de armas puede provocar problemas.

Matt Schroederanalista de Small Arms Survey, una organización de investigación, comentó que las transferencias informales de equipo militar entre unidades “podían socavar los procedimientos administrativos de almacenamiento”, pero que, “por sí solas, esas transferencias no son indicadores de contrabando ni filtración”.

Sentado cerca de la torreta de un tanque T-80 capturado de los rusos, un soldado ucraniano de nombre Alex explicó que enviar equipo capturado a Kiev para un conteo oficial era problemático.

“No hay ninguna garantía de que lo tengamos de regreso pronto”, mencionó. “Más que nada, intentamos hacerlo nosotros mismos”.

Alex, un exingeniero de software de la segunda ciudad más grande de Ucrania, Járkov, es una celebridad en la nonagésima tercera. Al inicio de la guerra, su tanque capturado, con el sobrenombre de “Conejito” y con él a cargo, destruyó varios vehículos blindados rusos alrededor de Izium y la ciudad de Sumy, al noreste del país, mencionaron comandantes ucranianos.

Sin embargo, ahora, el tanque está lejos del frente y espera a que se le repare la torreta. Una parte importante de esa reparación se adquirió hace poco después de un intercambio con otra unidad por un mortero de 120 milimetros y una metralleta pesada, comentó Alex.

Cerca de su cuartel general subterráneo no lejos de la vanguardia, el comandante del batallón de Alex, Bogdan, describió la gravedad de la situación de su unidad. El sonido del impacto y el disparo de artillería hacía eco en los campos lejanos.

“Estamos peleando con lo que capturamos del enemigo”, comentó Bogdan, quien destacó que el 80 por ciento de sus provisiones actuales eran equipo ruso capturado.

“Los demás batallones no están en una mejor situación”, agregó.



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