Testimonios

La historia humana es el lugar de las intervenciones de Dios

2023-01-20

El Antiguo Testamento es una selección desde la fe y para la fe. Al recoger los escritos que...

Por: Pbro. José Manuel Suazo Reyes

La historia se convirtió en lugar teológico de la revelación.

Cuando echamos una mirada a los libros del Antiguo Testamento, una de las cosas que más nos impresionan es la cantidad de libros dedicados a contar el pasado, desde los orígenes de la humanidad hasta la rebelión de los Macabeos en el s. II a. C. El Antiguo Testamento se presenta como un conjunto de 46 escritos de carácter diverso (narrativo, didáctico, profético, poético) que proceden de épocas distintas y que han sido redactados a lo largo de 10 siglos aproximadamente.

El Antiguo Testamento es una selección desde la fe y para la fe. Al recoger los escritos que encontramos en la Biblia, los judíos actuaron con un criterio selectivo principalmente de tipo teológico. Los redactores bíblicos, movidos por un espíritu de fe, recogieron del pasado todas aquellas obras que exponían su identidad como pueblo elegido por Dios y llamado a cumplir una misión religiosa en el mundo; al mismo tiempo pretendieron que esas páginas animaran la fidelidad a Dios en el presente y alentaran la esperanza en el futuro.

Tal identidad religiosa se ha encarnado en seres concretos, personas de carne y hueso. Fueron personas que dieron sus primeros pasos por valles o colinas, entre las viñas y olivares o en el desierto; personas que descubrieron el odio y el amor, el miedo a la sequía y a los ejércitos enemigos, la amenaza de la muerte. Personas que cantaron, danzaron y sufrieron. En estas situaciones concretas, en un espacio conocido, en un tiempo perfectamente delimitable, fueron descubriendo como individuos y como pueblo, la llamada de Dios.

De esta manera el Antiguo Testamento se presenta como una historia, la historia de las intervenciones salvíficas que Dios ha hecho a favor de Israel. El Dios de la Biblia es alguien que acompaña al hombre en su historia y en su vida; alguien que interviene. En este sentido la revelación es esencialmente histórica. Dios se da a conocer por medio de Palabras y obras intrínsecamente ligadas entre sí.

El plan de Dios se lleva a cabo en la historia del hombre, solicitando la respuesta adecuada de éste. La religión bíblica es una religión histórica. El Dios de la Biblia no se alcanza por vía de especulaciones; Yahvé es el Dios que se hace presente y salva al hombre desde dentro; desde su misma historia. De ahí que los libros históricos sean los más numerosos dentro del Antiguo Testamento.

El género histórico tiene amplia cabida, por ejemplo en el Pentateuco, donde existen varias historias sobre los antepasados de Israel; algo se ve también en los profetas, donde algunos de ellos introducen algunos fragmentos de historias; la historia de Israel y la de los pueblos vecinos es tema que ilumina las predicaciones proféticas; la profecía aparece como la lectura profética de la historia. La historia está presente también en los libros sapienciales Eclo 44-50 y Sab 10-19. La historia inspira además muchos poemas de la lírica sagrada; es el caso de los himnos históricos, los cánticos de Sión; los salmos de Yahvé rey. La historia se convirtió en lugar teológico de la revelación.
 



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