Entre la Espada y la Pared
10 años después, Ucrania reflexiona sobre el evento que inició su choque con Rusia
HANNA ARHIROVA
KIEV, Ucrania (AP) — Sucede cada noviembre, cuando cae el frío sobre Kiev. El cambio en el clima siempre le trae recuerdos a Dmytro Riznychenko y se siente abrumado por sus emociones.
“Ahora es cuando realmente comenzó”, dijo Riznychenko, mientras caminaba recientemente por la céntrica Plaza de la Independencia de Kiev, reflexionando sobre el levantamiento que desató una década de cambios trascendentales para Ucrania y que, con el tiempo, llevó a la actual guerra con Rusia.
“Diez años de guerra y batalla”, continuó el psicólogo de 41 años, cansado y reacio. “Y realmente parece que la sangre recién empezó a fluir. No lamento nada. Pero, Dios, es muy cansado”.
El 21 de noviembre de 2013, entonces presidente ucraniano, Viktor Yanukovych, un aliado de Moscú, anunció que archivaría un acuerdo para acercar al país con la Unión Europea y en su lugar profundizaría la relación con Rusia, gobernada por Vladímir Putin.
Al poco tiempo, multitudes indignadas llenaron la Plaza de la Independencia en protestas contra el gobierno. Después, cuando la policía usó porras y gas lacrimógeno para dispersar a los reunidos, los manifestantes montaron tiendas de campaña con barricadas, unidades de autodefensa y pancartas con frases revolucionarias. En respuesta a la violencia policial, cientos de miles de personas se unieron a las manifestaciones a principios de diciembre.
El punto muerto llegó a su clímax en febrero de 2014, cuando la policía desató una brutal represión contra las protestas y decenas de personas fueron asesinadas entre el 18 y 21 de febrero, muchos por francotiradores de la policía. Un acuerdo de paz mediado por Europa entre el gobierno y los líderes de las protestas preveía la formación de un gobierno de transición y la celebración de elecciones anticipadas, pero después los manifestantes tomaron control de edificios gubernamentales y Yanukovych huyó a Rusia.
El Instituto Ucraniano de Memoria Nacional dijo que 107 personas murieron en el levantamiento.
Kateryna Gladka era una estudiante de 23 años cuando en ese momento se unió a las movilizaciones, vistas como la “revolución de su generación”.
“Para mí, la principal prioridad era el valor de la libertad, la libertad básica, y dignidad”, comentó.
“Tuvimos que prevenir un régimen totalitario y el regreso de las cosas soviéticas”, dijo Gladka en entrevista telefónica.
Ella recuerda la violencia policial y la sangre manchando la calle cerca de la Plaza de la Independencia y “entendí muy claramente que habíamos entrado a otra fase”.
Después de la expulsión de Yanukovych, Rusia respondió en marzo de 2014 al anexarse de forma ilegal la península ucraniana de Crimea. Luego, las fuerzas separatistas respaldadas por Moscú iniciaron un levantamiento en la región oriental de Ucrania conocida como Donbás, que se convirtió en un largo conflicto que dejó miles de muertos.
Finalmente, en febrero de 2022 Putin lanzó la guerra que continúa hasta el día de hoy, con decenas de miles de muertes en ambos bandos en el conflicto más grande de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
“Yanukovych fue un títere, una figura para Moscú, que esperaba usarlo como una persona para mantener a Ucrania en la correa rusa”, dijo Kateryna Zarembo, una analista en el centro de investigación basado en Kiev, El Nuevo Centro Europeo. “Cuando huyó, se volvió claro para el Kremlin que estaban perdiendo a Ucrania”.
Al preguntarle el martes sobre el décimo aniversario del inicio del levantamiento en Kiev, el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, reiteró la opinión de Rusia de que fue “un golpe, un golpe forzoso financiado por el extranjero”.
En 2013, los ucranianos querían que el país llegara a un acuerdo con la UE, pero Putin presionó a Yanukovych a retirarse en el último minuto. Los mandatarios ucranianos que le siguieron estaban más ansiosos que nunca por incorporar a Kiev al redil occidental.
“Así que lo que vimos en 2022, que Ucrania tenía que ser o parte de Rusia o destruida, esas intenciones surgieron desde antes”, dijo Zarembo. “Cuando no sucedió, Rusia intervino militarmente”.
A pesar de las desgracias, Ucrania se ha vuelto más unida que en sus 32 años de independencia y se ha acercado más a la UE, a Estados Unidos y al Occidente en general, un resultado que Putin intentó evitar. Hoy en día, bajo el presidente Volodymyr Zelenskyy, el país ha ganado mucho apoyo y admiración durante la invasión rusa.
“Todo esto llegó a un costo muy alto”, dijo Riznychenko.
Parado en el Callejón de los Cien Celestiales, llamado así para honrar a quienes murieron en el levantamiento, él recordó el fuego de francotiradores de una unidad policial especial conocida como Berkut, que fue desintegrada en 2014.
“Era una sensación de que la muerte había abierto sus brazos”, dijo Riznychenko.
“Hacía frío, recuerdo cómo yacían los muertos. Los recuerdo bajo cobijas cerca de la Oficina Postal principal. Eso recuerdo”, comentó.
Ahora, sus retratos están exhibidos permanentemente en la calle que honra a los asesinados en lo que Ucrania califica como su Revolución de Dignidad y Riznychenko contó que después memorizó esos nombres. En 2014, se presentó como voluntario para luchar en el este de Ucrania contra los separatistas respaldados por Moscú y fue lesionado en Ilovaisk.
Las investigaciones sobre los tiroteos continúan y la fiscalía general recientemente imputó a cinco miembros de la unidad policial Berkut, todos actualmente viven en Rusia. Otras 35 personas están siendo investigadas.
Hoy la Plaza de la Independencia también tiene varias pequeñas banderas azules y amarillas, cada una simbolizando a un soldado caído en guerra. La cantidad aumenta todos los días.
Todos los años, Gladka se reúne con amigos en un restaurante cercano, acordemente llamado La última barricada, para recordar el levantamiento. Pero tras 21 meses de guerra con Rusia, la fecha provoca sentimientos encontrados.
“Siendo honesta, personalmente estoy muy cansada del hecho de que cada generación tiene que morir por Ucrania”, dijo y señaló que 10 años de su juventud han sido manchados por la violencia y ahora quiere una “vida normal y ordinaria”.
“Esta lucha interminable es como un círculo cerrado que dura siglos”, comentó.
Jamileth
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