Increiblemente Cierto

La autocracia rusa

2007-12-04

 Ha habido momentos de ilusión y otros de decepción. El desarrollo del proceso...

Por Florentino Portero
Diario de América


 
El autoritarismo creciente de Putin tiene un fundamento social. Los dirigentes de la oposición son perseguidos y maltratados sin que percibamos signos de indignación ciudadana significativa.
  
 


Desde la caída del Muro de Berlín y la descomposición de la Unión Soviética hasta nuestros días, los europeos hemos tratado de establecer un entendimiento con Rusia para asegurar la paz y la prosperidad en la región. Tanto desde la Unión Europea como desde la Alianza Atlántica se han creado mecanismos diplomáticos para mejorar la relación con la antigua superpotencia comunista, mantener una comunicación fluida y generar la mutua confianza necesaria para guardar en el armario de la historia los duros recuerdos del pasado.

 Ha habido momentos de ilusión y otros de decepción. El desarrollo del proceso electoral en Rusia confirma el pesimismo que se ha ido imponiendo poco a poco.

 Desde hace siglos, la sociedad rusa está más preocupada por la seguridad y la autoridad que por la libertad. No hay una demanda real de democracia. El autoritarismo creciente de Putin tiene un fundamento social. Los dirigentes de la oposición son perseguidos y maltratados sin que percibamos signos de indignación ciudadana significativa.

 Rusia abandona el camino hacia la democracia parlamentaria en pos de reconstituirse como gran potencia, apoyándose en los altos precios de la energía. En política exterior el talante autoritario del actual régimen de Vladimir Putin se hace evidente en sus tensas relaciones con buen número de sus vecinos, lo que no deja de alimentar el tradicional sentimiento antirruso en Europa Oriental y en la región del Cáucaso. Moscú no acepta el giro prooccidental de algunos de estos países y, muy especialmente, su acercamiento a la Alianza Atlántica.

 Europa ha hecho lo que debía. Ha intentado consolidar una relación estable basada en los principios y valores de la democracia liberal. Una vez más Rusia escoge el camino equivocado y busca en el autoritarismo la solución a sus problemas.

No la va a encontrar, pero va a echar por tierra una oportunidad para incorporarse plenamente a Occidente. Atrás quedan los sueños de una alianza estratégica entre la Unión Europea y Rusia.

 

 



LLG

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