Diagnóstico Político

Rebasados por la izquierda

2008-01-17

Jesús Ortega, candidato de Los Chuchos, acusa a López Obrador de derechista y asume...

Editorial EL UNIVERSAL

Alguna maldición impide que la izquierda mexicana logre una consistencia duradera que le permita concentrarse en la conquista del poder político supremo, no digamos alcanzarlo.

Sólo cuando estuvo marginada la izquierda se mantuvo unificada, aun con el lastre de liderazgos perpetuos, a semejanza de las democracias populares que eran su modelo.

Hoy, la estrategia para llegar a la Presidencia de la República pasa por la toma del poder del Partido de la Revolución Democrática, pugna que enfrenta a dos grupos de militantes: los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, que forman el Frente Amplio Progresista (FAP), y Nueva Izquierda, de Jesús Ortega, Carlos Navarrete, Jesús Zambrano y Guadalupe Acosta Naranjo.

López Obrador, de indudable capacidad de liderazgo, ya anunció su intención de buscar nuevamente la Presidencia de la República, en 2012, por segunda y última vez, "pues yo tengo dignidad" (Cuauhtémoc Cárdenas ha sido en tres ocasiones candidato presidencial). Su carta para dirigir al PRD es Alejandro Encinas, su sucesor en la jefatura de Gobierno del DF.

Jesús Ortega, candidato de Los Chuchos, acusa a López Obrador de derechista y asume la verdadera encarnación de la izquierda, entendida como la actitud política que antepone el interés de los trabajadores, no el del capital.

Lo cierto es que los electores mexicanos necesitan una verdadera opción de izquierda a la hora de votar, y el PRD pretende serlo.

Las elecciones internas del partido van a servir el próximo mes de marzo para mostrar de qué manera los perredistas son capaces de servirse de instrumentos democráticos para dirimir sus diferencias y acceder a los mandos con clara aceptación de la voluntad de los votantes.

Enturbia esa posibilidad la existencia de planes alternativos para desalentar la victoria de los adversarios con la amenaza de una escisión profunda y la formación de un nuevo partido, como hoy lo revela una información exclusiva de EL UNIVERSAL.

Es tramposo participar en un proceso democrático básico con la idea preconcebida de abandonar el partido si el resultado no es favorable, en una inversión de la vieja sentencia: el que pierde se enoja.

Ya Dante Delgado Rannauro, viejo político que ha probado las mieles y las hieles del poder, fundador de Convergencia, declaró que la versión es producto de "mentes calenturientas y enfermas". Salvo que esas mentes hayan instalado locales, elaborado documentos e impreso propaganda en una colosal maniobra de engaño, los planes para fraguar la agrupación política Evolución existen y hasta anoche no habían sido desmentidos.

Parecería pues que no le faltan razón a los ciudadanos que resienten el derroche de 20 mil millones de pesos que los partidos han hecho en 11 años y desconfían de los políticos que sólo parecen estar obsesionados por tomar el poder para disfrutarlo con sus allegados e incondicionales, no para dedicar su trabajo al mejoramiento de las condiciones de vida de una sociedad abrumada por problemas que se complican, en lugar de aliviarse.



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