¡Basta ya!

Crisis de Capacidades

2008-02-05

Cada sexenio sucede lo mismo, un nuevo presidente, un nuevo equipo de trabajo y nuevos planes y...

José Manuel Rodríguez Solar

Hablando de nuestros problemas y carencias tenemos que reconocer, si realmente queremos alcanzar el bienestar social que todos buscamos, que el mayor problema de nuestro país es la falta de un gobierno capaz y honesto en su conjunto. Si esto no fuera cierto entonces el país estaría disfrutando del cuerno de la abundancia y la situación sería otra muy distinta: No estaríamos en el fondo de la crisis. Finalmente no tendríamos los problemas que nos agobian ni tendrían razón las críticas hacia el gobierno. Tampoco habría marchas, manifestaciones, protestas ni rechiflas de repudio al gobierno.

Gobernar este país no es un asunto fácil, mucho menos en las actuales circunstancias. Al presidente no sólo se le confiere el más alto honor y confianza cuando llega a la presidencia. Al mismo tiempo se le otorga también la más alta responsabilidad para conducir el país, se le exige fidelidad a la patria, honestidad en sus actos y toda su capacidad para gobernar acertadamente. Este es el tipo de presidente de la República que quisiéramos encontrar los mexicanos y no uno que ignore los problemas nacionales y que sea incapaz de resolverlos. En eso deberían pensar todos los aspirantes antes de postularse o destaparse. Debería darles vergüenza hacer el ridículo y luego ser repudiados como lo son todos los ex presidentes que aún viven y que pasaron sin pena ni gloria.

Cada sexenio sucede lo mismo, un nuevo presidente, un nuevo equipo de trabajo y nuevos planes y programas de gobierno. El presidente en turno aprende su tarea de gobernar durante el transcurso de su mandato y termina de aprender cuando llega el final. La historia se repite cada seis años y el país cada vez se empobrece más debido a la deuda pública que crece y se multiplica con la suma de toda la corrupción. Desde hace 70 años estamos resolviendo los mismos problemas sin ningún éxito y agregando más calamidades debido a la ineptitud e incompetencia de quienes nos gobiernan.

Es inconcebible que el presidente, con el gran poder que le da su investidura, no pueda solucionar ninguno de los problemas que heredó y más lamentable que no tenga ningún soporte valioso de asesoría en las materias que no domina. Más lamentable que delegue el mando en personas ineptas, incompetentes e ineficientes como las que llegan a ocupar las secretarias del Estado. Los hechos hablan por sí solos. Si no fuera así, entonces tal vez se lo agradeceríamos y seguramente el país sería el de las maravillas que todos anhelamos, y no el de las fregaderas y transas que cotidianamente vivimos.

Para muestra bastan tres botones, los tres secretarios que causaron baja recientemente porque simple y llanamente no pudieron con el cargo: Francisco Ramírez Acuña, Beatriz Zavala y Germán Martínez. Así pues seguimos en las mismas circunstancias de siempre mientras el país sigue a la deriva, en el abatimiento y desviado del verdadero rumbo que la nación desearía: la prosperidad y el bienestar social.

El oficio en la administración pública no debería verse como una prebenda de amistad, compadrazgo o de camarería política y partidista, sino de la más alta responsabilidad y compromiso de servicio eficiente con la población. Lastima que no sea así, sino todo lo contrario.



JMRS
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