Diagnóstico Político

Rescate político

2008-03-27

El Presidente tiene ante sí una difícil opción con motivo del cuestionamiento...

Diego Valadés, El Universal

 

Un viejo dogma político, que hunde sus raíces en el siglo XIX, establecía que todas las decisiones adoptadas por los presidentes debían regirse por "el principio de autoridad". En este caso se entendía por "autoridad" todo aquello que contribuyera a preservar la imagen intocable del presidente y el carácter irrefutable de sus determinaciones. A la sombra de ese supuesto principio cobró cuerpo el presidencialismo mexicano, si bien esta proclividad autoritaria la compartimos con todas las naciones de nuestro hemisferio y se sintetiza en el título de una novela de Augusto Roa Bastos: Yo, el supremo.

En los sistemas democráticos los gobernantes sensibles procuran el equilibrio, para que rectificar no parezca debilidad, o perseverar no devenga en intransigencia. Este es un dilema que suele presentarse cuando está involucrado un asunto crítico.

Hay muchos casos resbaladizos donde es posible pasar de la prudencia a la cobardía, del valor a la temeridad, de la franqueza al cinismo, de la discreción a la hipocresía, de la firmeza a la tozudez, o del entendimiento a la complicidad, por ejemplo. Quien tiene por oficio decidir se enfrenta a esas disyuntivas de continuo. Para resolverlas no hay una regla de tres; las variables son muchas y la capacidad de mantenerse dentro del umbral de lo conveniente y de lo debido es parte del arte de gobernar. Quien domina ese arte es un maestro; quien lo ignora, un aprendiz.

El Presidente tiene ante sí una difícil opción con motivo del cuestionamiento al que están sujetos algunos de sus colaboradores, el más importante: el secretario de Gobernación. Nuestra Constitución no exige, como en buena parte de los sistemas presidenciales, incluido el estadounidense, que los miembros del gabinete sea ratificados por el Congreso; tampoco permite, como sucede en varios de esos mismos sistemas, que el Congreso censure a los ministros, así sea sin consecuencias vinculantes a su remoción. El nuestro es un sistema arcaico, donde la voluntad presidencial es omnímoda.

Una situación así es disfuncional sobre todo cuando coexisten, pero no conviven, un gobierno minoritario y un congreso plural. Para superar esas circunstancias lo habitual es que, incluso sin regulación constitucional, se establezcan mecanismos de cooperación entre el gobierno y el Congreso que auspicien compromisos gubernamentales y legislativos recíprocos.

Donde se adoptan, estos acuerdos contribuyen a la gobernabilidad porque son públicos y corresponden a objetivos nacionales. Es así como se construyen los equilibrios políticos y se sientan las bases para programas eficaces de gobierno en una democracia. Cuando el arreglo se busca mediante procesos ambiguos y sus propósitos son de índole personal, se desvirtúan las funciones de cooperación política y se desvanece la frontera entre el acuerdo y el contubernio.

Se perfila un rescate político, al parecer sin calcular el costo institucional. Para redimir a un funcionario que confunde los límites entre lo público y lo privado, y entre lo legal y lo ético, parece haber un arreglo confidencial. Si así fuera, porque desde la perspectiva del poder se salvaría el supuesto principio de autoridad, y desde la de la oposición se tendría la hipotética ventaja de mantener en el cargo a un secretario devaluado, se estarían desvirtuando los objetivos de una democracia constitucional.

Tal vez el funcionario impugnado logre su permanencia y el incidente sea borrado de la memoria por otros episodios. Siempre habrá nuevos acontecimientos que hagan olvidar los anteriores. Lo que sí quedará en la conciencia colectiva es que la degradación moral ha calado muy hondo en nuestro amado país. Lleva mucho tiempo acreditar a las instituciones, pero alcanza con un día para descalificarlas.

[email protected]

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM



LLG

Notas Relacionadas

No hay notas relacionadas ...



Ver publicaciones anteriores de esta Columna

Utilidades Para Usted de El Periódico de México