Internacional - Finanzas

Detrás de la crisis de la deuda griega: la corrupción

2010-04-16

Fakelaki es un término griego que quiere decir

Por Marcus Walker/ Dow Jones Newswires

ATENAS— Detrás de la crisis fiscal que agobia a Grecia hay algo que pocos entienden: ¿por qué el Estado gasta tanto pero recauda tan pocos impuestos? Muchos griegos afirman que la respuesta se resume en dos palabras: fakelaki y rousfeti.

Fakelaki es un término griego que quiere decir "pequeños sobres", los sobornos que afectan a todos, desde pacientes de hospitales hasta los comerciantes de pescado.

Rousfeti quiere decir costosos favores políticos, que se extienden a toda clase de cosas, desde la contratación de maestros a acuerdos de propiedad con monjes ortodoxos griegos. Juntas, estas tradiciones de corrupción y clientelismo crearon un Estado inflado y desnutrido, y una crisis de confianza que ahora sacude a toda Europa.

Un estudio que será publicado en las próximas semanas por Brookings Institution, un centro de estudios de Washington, señala que los sobornos, el patrocinio indebido y otros tipos de corrupción pública son grandes contribuyentes a la creciente deuda del país, y cada año le quita al Estado griego el equivalente de por lo menos 8% de su Producto Interno Bruto, o más de 20.000 millones de euros (unos US$27.000 millones).

"Nuestro problema básico es la corrupción sistémica", afirmó el primer ministro griego, George Papandreou, poco después de asumir el cargo el año pasado, con la promesa de cambiar una mentalidad que considera al erario público como un recurso para saquear. Luego reprendió al encargado de las investigaciones oficiales, al decir que los griegos creen que "hay impunidad en este país". El investigador jefe insistió en que no era así.

La posibilidad de que Grecia reciba un paquete de rescate aumentó ayer luego de que el gobierno solicitara hablar con el FMI y la Unión Europea. Muchos inversionistas y economistas dicen que los préstamos de emergencia le comprarán tiempo a Grecia, pero que no solucionarán los problemas subyacentes.

El estudio de Brookings, que examina la correlación entre indicadores de corrupción y déficits fiscales en 40 economías desarrolladas o casi desarrolladas, pone de manifiesto la forma en que la corrupción perjudicó las finanzas públicas en partes de Europa, en especial en Grecia e Italia, y en menor medida en España y Portugal.

Durante los últimos cinco años, el déficit fiscal de Grecia promedió alrededor de 6,5% del PIB, aunque el año pasado llegó a 13% del PIB. Si el sector público de Grecia fuera tan sano y transparente como el de Suecia u Holanda, el país quizás hubiera registrado superávits presupuestarios durante la última década.

"Si Grecia controlara mejor la corrupción —no con los estándares suecos, sino incluso al nivel de España— hubiera registrado un déficit fiscal más pequeño, de alrededor de 4% del PIB", en promedio durante los últimos cinco años, afirma Daniel Kaufmann, investigador senior sobre la economía global en Brookings y autor del estudio.

Grecia se ubica en el último lugar entre los 16 países de la zona euro en un ránking compilado por investigadores del Banco Mundial sobre el nivel de control de la corrupción y último entre los 27 países de la Unión Europea, empatado con Bulgaria y Rumania, en el sondeo de corrupción realizado por Transparencia Internacional.

El año pasado, 13,5% de las familias griegas pagaron un soborno de 1.355 euros en promedio, según la encuesta de Transparencia Internacional publicada el mes pasado. Los ciudadanos comunes entregan sobres con dinero para obtener una licencia de conducir, citas al médico y permisos de construcción, o para reducir sus impuestos, según la filial griega de la organización.

Sólo en los últimos tres años, políticos de alto nivel han renunciado o sido investigados por acusaciones que incluyen aceptar sobornos a cambio de contratos, emplear a trabajadores ilegales y vender a precios inflados bonos a fondos públicos de pensiones.

En 2008, altos funcionarios del gobierno fueron acusados de ayudar a un monasterio ortodoxo griego con conexiones políticas a reclamar la propiedad de un lago y luego cambiarlo por un portafolio de terrenos públicos con una valoración muy a favorable a los monjes. Con dichas transacciones, el Estado perdió más de 100 millones de euros en pagos de impuestos. El escándalo contribuyó a la derrota electoral de los conservadores a fines del año pasado.

La corrupción socava las finanzas públicas de innumerables formas. Engañar al gobierno, en especial con los impuestos, es una práctica extendida. Los sobornos y el clientelismo disparan el gasto gubernamental.

"El corazón del problema es que no tenemos una cultura de sociedad civil", afirma Stavros Katsios, profesor de la Universidad Ionio de Grecia que se especializa en delitos económicos. "En Grecia, cumplir con las reglas es motivo de deshonor. Al que sigue las reglas lo llaman estúpido".

Las medidas de Papandreou para combatir la corrupción incluyen la centralización de datos sobre la recaudación de impuestos, la aceleración de las investigaciones, el límite de las contrataciones en el sector público, la simplificación de la burocracia y la publicación en línea de todas las decisiones relacionadas al gasto. Analistas políticos afirman que las medidas son sensatas, pero que no van lo suficientemente lejos. Algunos advierten que los recortes salariales en el sector público incluso podrían llevar a la aceptación de más sobornos.

Un sistema ineficaz de inspectores fiscales, ayudado por un opaco código tributario, les permite a individuos y empresas sobornar a inspectores y evadir impuestos.

Asimismo, un enorme exceso de personal en la administración pública, resultado de décadas en las que los dos partidos políticos más importantes crearon puestos innecesarios para sus seguidores, agobia al Estado con una pesada carga salarial.

La percepción pública de que nadie está libre de culpa ha hecho que muchos griegos crean que es moralmente aceptable estafar al Estado.



EEM

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