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No a la presa El Zapotillo

2010-11-13

La lucha prendió de inmediato. Al día siguiente se presentó un visitador de la...

Francisco López Bárcenas, La Jornada

El frío que domina el ambiente no es suficientemente fuerte para como para enfriar los ánimos de los habitantes de Temacapulín, en el estado de Jalisco, ni el de las organizaciones solidarias con su lucha. Andan enojados porque ni las resoluciones del tribunal administrativo, ni sus quejas ante las comisiones nacional y estatal de derechos humanos, ni las visitas a diputados y senadores para pedir su intervención, ni las protestas internacionales y nacionales han sido suficientes para que el gobierno cancele la presa El zapotillo, que además de afectarlos directamente, lo haría con los habitantes de las comunidades de Palmarejo y Acasico, sin contar los daños ambientales, históricas y culturales que estas obras arrastran y desarticulan a los pueblos.

El frío no los inmoviliza. En la víspera decidieron clausurar las obras del nuevo centro de población ubicado en el predio Talicoyunque, donde el gobierno piensa reubicar a los afectados, contra su voluntad, porque ellos quieren seguir en sus pueblos. Dicen que no es una actitud fuera de la ley, sino justamente para respetarla. Sucede que desde el 15 de diciembre del año pasado, el tribunal administrativo del estado les concedió una suspensión provisional contra el plan de reubicación, que incluye suspender las obras del nuevo centro de población, pero los responsables ha hecho caso omiso de ella. Todavía el día 21 del pasado mes de septiembre, la actuaria del tribunal intentó notificar la resolución, pero ninguna autoridad se ha hecho responsable de la obra, que continúa como si no sucediera nada que lo impida.

Por eso, el pasado lunes 8 de noviembre, los afectados decidieron clausurar ellos mismos la obra. Fueron alrededor de 100 personas en representación de los tres pueblos directamente afectados. Parecen pocos, pero cuentan con el apoyo de otros de Oaxaca, Veracruz y el Distrito Federal que en ese mismo día realizon actos de solidaridad en sus lugares de origen, lo mismo que de otros países, como Argentina, Colombia y Costa Rica, que en la primera semana del mes pasado visitaron la región y participaron en el tercer Encuentro Internacional por las Presas y sus Aliados, junto con representantes de Australia, Noruega, India, China, Congo y otros de Sudamérica. Ellos saben que si el capital que los afecta es trasnacional, su lucha también debe trascender las fronteras.

Antes de clausurar las obras acudieron con el presidente municipal de Cañadas de Obregón, al cual pertenecen los afectados, para que los acompañara y diera fe de los hechos. Al principio el funcionario no se negó, pero les preguntó si contaban con orden para actuar, y cuando le mostraron la determinación judicial dijo que tenía una reunión con su homóloga de Tepatitlán, porque le habían asesinado a su director de Seguridad Pública. Ante ese hecho, no tuvieron más alternativa que actuar solos. Llegaron a Talicoyunque como a las 10 de la mañana y pidieron a los trabajadores que dejaran de trabajar, lo cual tensó el ambiente. El gobierno reaccionó enviando a la policía preventiva del estado a la comunidad Temacapulín para hostigar a sus habitantes, mientras al lugar de los hechos subió un agente del Ministerio Público a levantar constancia de lo sucedido. Con él llegaron también funcionarios de la Secretaría de Asuntos Internos del Gobierno.

Si esperaban una respuesta violenta, se decepcionaron. La gente de Temacapulín reaccionó pacíficamente y en Talicoyunque el agente del Ministerio Público encontró las puertas del predio donde se ubican las obras con los candados abiertos, mientras los inconformes permanecían afuera de ellas, en terrenos de propiedad pública. Por la tarde, la policía subió al lugar donde se encontraba el plantón; también lo hicieron el sacerdote de Temacapulín y hasta un diputado federal. Fue entonces cuando los afectados decidieron clausurar simbólicamente las obras. La noticia corrió rápido y la gente se movilizó, muchos acudieron a reforzar a sus compañeros, mientras otros se dedicaban a preparar alimentos o conseguir cobijas para que se cubrieran del frío.

La lucha prendió de inmediato. Al día siguiente se presentó un visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, a quien los manifestantes informaron que mantendrán el plantón hasta que se cancelen las obras. Dos días después, diversos sectores sociales reaccionaron y se solidarizaron con ellos. El pasado día 10, miles de universitarios y trabajadores marcharon por las principales calles de Guadalajara en solidaridad con los afectados por la presa El Zapotillo. Ahí el gobierno decidió usar la fuerza para sofocar la protesta. Durante la concentración hubo un zafarrancho frente al palacio municipal, que no pasó a mayores por la prudencia de la gente. Pero al día siguiente la policía intentó desalojar el plantón en Talicoyunque. El frío sigue calando en la región. Pese a ello, el ambiente social se sigue calentando. Y la lucha contra la presa El Zapotillo continúa.



EEM

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