Reportajes

Tiroteo en Tucson, lado oscuro de la afición del Oeste de EU por las armas

2011-01-11

Por Shaun Tandon, AFP

TUCSON - Meses antes de recibir un disparo en la cabeza, la congresista estadounidense Gabrielle Giffords ganó por un estrecho margen la reelección y prometió ser "moderada", lo que incluye su apoyo incondicional al derecho de la posesión de armas.

Mientras Giffords lucha por su vida en un hospital, algunos empiezan a cuestionar la cultura del oeste estadounidense que hace que las armas en los restaurantes no provoquen una segunda mirada y que la oposición a las armas se considere un suicidio político.

Jared Loughner, de 22 años, que disparó contra Giffords y mató a otras seis personas frente a un supermercado en Tucson, Arizona, compró su pistola Glock semiautomática dos meses después que ser expulsado de un colegio público por colgar anuncios amenazantes en Internet, dijeron las autoridades.

Arizona tiene una de las legislaciones más flexibles para el porte de armas en Estados Unidos. Al interior de Sportsman's Warehouse, la cadena de tiendas donde los fiscales dijeron que Loughner compró el arma, solo hay un letrero que dice simplemente que hay que tener 18 años para comprar fusiles y 21 para comprar pistolas.

Clarence Dupnik, el sheriff del condado de Pima donde ocurrió la matanza, lamentó el "estado ridículo" de Arizona, donde los legisladores han estado considerando permitir a los estudiantes y profesores portar armas en las escuelas y universidades.

"Somos la lápida de Estados Unidos", dijo Dupnik que, como Giffords, es miembro del partido demócrata del presidente Barack Obama.

"Nunca he sido partidario de dejar que todo el mundo en este estado porte armas, bajo ninguna de las circunstancia que ellos quieren", dijo a la prensa el sheriff, un cargo de elección popular.

Un senador demócrata de Nueva Jersey, propuso el lunes prohibir la venta de las municiones de alta capacidad que usó Loughner y también el estudiante de Virginia Tech que en 2007 mató a 32 compañeros y se suicidó.

Estos llamados provocaron burlas en la tienda de provisiones de armas Black Weapons Armory en Tucson, donde un cartel dice: "Para la seguridad del público en general, esta es una zona de armas libre de Obama."

"Cada vez que el gobierno mete la nariz, reacciona de forma exagerada y es la gente buena la que acaba resultando perjudicada", dijo el dueño de la tienda, Tom Rompel.

Rompel dijo que sus clientes se arman para cazar o defenderse del crimen, que, según explicó, aumentó por la cercanía con la frontera con México, a una hora al sur de Tucson.

"Este hombre era un loco. Lo que hizo fue de enfermo y diabólico", dijo sobre Loughner. "Pero la congresista a la que disparó tiene la misma pistola", agregó.

Rompel dijo que Arizona tiene un espíritu "pionero" que hace que sus residentes defiendan con orgullo su derecho a portar armas.

"Esto es Estados Unidos. A la gente le encanta disparar", dijo.

La Segunda Enmienda de la Constitución protege el derecho a portar armas en el contexto de una "milicia bien regulada". En los últimos años, la Corte Suprema ha citado esa enmienda para anular las restricciones a la propiedad de armas en Chicago y Washington.

Pocos esperan algún cambio pronto en las leyes de armas en Arizona, que el año pasado acaparó la atención por proponer una dura ley contra la inmigración ilegal.

Sin embargo, algunos residentes esperan un nuevo enfoque. Susan Shobe, de 38 años, llevó a sus dos niños al santuario improvisado ante el hospital en que está internada la congresista herida.

Shobe contó que creció en una familia de cazadores donde las armas eran comunes.

"No le tengo miedo a las armas. Pero las armas no tienen lugar en un lugar altamente urbanizado", señaló.

"Pensar que alguien con un historial conocido de pensamientos violentos pudo comprar un arma de fuego sin justificación alguna, es absolutamente mortificante".



EEM

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