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Hielos, osos y emisiones

2006-11-13

La Antártica, ese gran laboratorio natural, corre riesgos reales de derretirse. Los islotes...

Por: Teresa Gurza "Notimex"

Como si quisiera impresionar a los más de seis mil delegados que en Nairobi discutían el cambio climático, la Antártica desprendió de sus hielos eternos alrededor de cien gigantescos pedazos que ahora andan a la deriva por los mares de Australia.

Estos desprendimientos constituyen otra llamada más sobre el calentamiento global del planeta y las terribles consecuencias que está trayendo a la humanidad.

Y no es broma, porque entre otras cosas, de eso hablan los siguientes hechos: Los científicos han observado durante los últimos meses el serio peligro de desaparecer que acosa a los osos polares, y se debe a que los trozos de hielo que les sirven como lanchas para trasladarse de un lado a otro en busca de comida, se han vuelto tan delgados que no resisten su peso.

La Antártica, ese gran laboratorio natural, corre riesgos reales de derretirse. Los islotes de coral del archipiélago Kiribati apenas sobresalen poco más de metro y medio sobre el nivel del mar, a consecuencia del deshielo de esos enormes bloques de más de 120 metros de altura. Varias islas del Pacífico Sur podrían hundirse por la misma causa.

Y tan seria es la situación, que Australia y Nueva Zelanda están ya preparándose para recibir a miles de "refugiados ambientales".

En lugares como Tarawa, una playa del Pacífico Sur, la tierra se han erosionado de tal forma que sus autoridades están teniendo que importa arena de Australia y cientos de sus habitantes viven ahora apretujados en una franja de tierra entre la laguna y el Pacífico.

Y por si eso fuera poco, investigadores de la universidad chilena de Magallanes, ubicada en Punta Arenas, han advertido que el "agujero" en la capa de ozono que protege al planeta, y que se atribuye al uso masivo de gases y aerosoles, alcanzará este año un diámetro superior a los 25 millones de kilómetros, cifra equivalente a la superficie de Estados Unidos, México y Canadá juntos. Lo que constituye un grave riesgo para la salud, porque incrementa la radiación ultravioleta.

Ante todos estos hechos el secretario de la Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan, informó en Nairobi que la comunidad científica está cada vez más convencida de que la situación es alarmante.

Y explicó que si queda alguna duda sobre la urgente necesidad de combatir el cambio climático, dos investigaciones publicadas la semana pasada deberían alertar a los gobiernos del mundo.

Esas investigaciones indican que las emisiones de gases de efecto invernadero que lanzan a la atmósfera los principales países industrializados siguen aumentando, lo que afectará seriamente a sus propias economías.

Además, un estudio realizado por Sir Nicholas Stern, ex economista en jefe del Banco Mundial, define el cambio climático como el fracaso más serio y amplio que el mercado jamás haya conocido, porque podría disminuir la economía mundial un 20 por ciento y causar perturbaciones económicas y sociales sólo comparables a las provocadas por las dos guerras mundiales y la Gran Depresión.

"Muchos científicos están advirtiendo -especificó el secretario de la ONU- que el calentamiento de la Tierra ha alcanzado niveles tan extremos, que hay peligro de provocar una reacción en cadena que podría arrastrarnos hasta un punto sin retorno".

Añadió, que frente al número cada vez mayor de líderes empresariales e industriales que han expresado preocupación por el cambio climático, los pocos escépticos deben ser vistos finalmente como personas que se han quedado sin seguidores, sin argumentos y, prácticamente, sin tiempo.

Lo que hoy está ya claro, es que el problema no es aceptar o rechazar el hecho de que está dándose un cambio climático que podría hacernos desaparecer como especie, sino el saber como actuar ante esta emergencia.

De ahí la urgencia de hacer que países como Estados Unidos, China y la India firmen, y sobre todo cumplan, los postulados del Protocolo de Kioto, que obliga a sus socios a reducir los gases que provocan el calentamiento global del planeta, y que ellos se han negado a suscribir.

Que lo hagan es de máxima justicia, porque no puede ser que se sigan hundiendo bajo las olas los países pobres y poco industrializados que poco contribuyen al calentamiento global, mientras esos países persisten en negar que son precisamente sus altísimas emisiones de bióxido de carbono las que nos pueden matar a todos.

Y porque el calentamiento global es un problema real con evidencia científica que ha sido corroborada por las Naciones Unidas y por la Organización Meteorológica Mundial, y que se traduce en sequías, inundaciones y aumento de la temperatura.

Notimex
La autora es periodista mexicana radicada en Chile.



AAG

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